Florencia Ruiz, Flopa, María Ezquiaga y parte de su banda Rosal, Pat Coria, Martina Vior, Liza Casullo de Doris, Mercedes Ianiello de Cautiva, entre algunas invitadas más, le pondrán música a la noche del día que decidieron celebrar de la mano de las chicas de la Dirección de Espacios Verdes del GCBA, que cedió el predio y apoyó la causa con entusiasmo.
A través de proyecciones previamente grabadas, Susana Rinaldi, Liliana Herrero, Hilda Lizarazu y Liliana Vitale, las más consagradas, adhieren a la causa con el mismo espíritu: la mujer al frente de su historia. Habrá diseño de indumentaria, en el vestuario de las chicas y para curiosear. Además, el sello Pop-Art editó y distribuirá ¡gratis! un compilado que reúne sus canciones (de varias de las estrellas de esta fecha y algunas más) a los asistentes al festival. Atención que sólo hay 500 copias. Ahora, las protagonistas…
Florencia Ruíz: “Lo femenino está en la música, no en ponerte la pollerita”.
Bajo perfil. La llamada Bjork argentina cuenta que va a llegar sola con su guitarra eléctrica a reversionar sus propias canciones (de la trilogía Centro, Cuerpo, Correr, los discos que compuso y grabó en su computadora). Profesora de música en escuelas del Gran Buenos Aires, alerta: “veo cosas que decís: no puede ser que esto esté pasando en el 2006, como mujeres golpeadas y otras que no pueden generarse un lugar”. Hablando de música, reconoce que “ser mujer tiene bastantes beneficios”, de una forma bastante particular, claro. “La gente tiene que notar que es una chica la que está tocando un instrumento”, describe y recomienda escuchar a Silvia Iriondo, una cantante de folclore que produjo el gran Egberto Gismonti y recorre “los colores de lo femenino”.
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Flopa: “Nunca me sentí fuera de algo por ser mujer”
Con Emoción homicida, su próximo disco en preparación, la cantautora llega al festival simplemente porque tiene ganas de tocar. Esta vez sola con su guitarra, y no con la banda (¡todos hombres!, entre ellos Fernando Kabusacki) que acaba de formar. Y con ella llegan sus canciones, quizá alguna de Ariel (Minimal) o de Manzana, con quienes compartió escenario en Flopa, Manza, Minimal, hace ya un tiempo. “No hay militancia”, dice respecto al leit motiv de este encuentro. “Es verdad que hay más hombres tocando, pero también hay más taxistas y colectiveros”. Actitud.
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Martina Vior: “Apoyamos la lucha contra la violencia desde nuestro lugar”
“Que sean mujeres, que escriban sus canciones, que lleven al frente su historia”. Esa fue la consigna para el festival que lleva el girl power en la sangre, “con mucha paciencia de amigos y parejas varones, con ganas y sin un centavo”, según cuenta la autora de los sonidos pop urbanos que plasma en las canciones que editó en Urgente (2001), su disco debut. Preocupada por la violencia feroz contra las mujeres en Ciudad Juárez, propone ponerse de manifiesto a través de la música. “Estamos reuniéndonos y hay una suerte de conmemoración del Día de la Mujer, pero lo más importante es la posibilidad de tocar”, agrega.
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María Ezquiaga: “En el rock, ni siquiera hubo recambio de varones, menos de mujeres”.
Bombón, esa canción hiperdulce que derretiría a cualquier chico sensible, dice la compositora de Rosal que podría estar dedicada a una chica también, pero no fue así. Por su cabeza pasaba esa sensación de complicidad de charla entre amigas. Por eso invitó a a las suyas: Marianela Pelzmajer y Noelia Murier (de la banda Luchi Camorra) para tocar sus propias canciones. Aunque es el Día de la Mujer, no dejó afuera a los chicos que la acompañan en la banda. “Mas allá de la música, noto que los puestos de poder en las empresas y en general no están ocupados por mujeres”, dice, y advierte –con esperanzas– que en el rock, ámbito libertario por definición, algo está cambiando: “antes las chicas hacían coros nomás”.
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Juana Chang: “En los festivales no tocan ni las chicas mainstream”.
Canciones freestyle, elige llamar ella misma a sus composiciones. Es la chica inquieta que abre el festival y ferviente a la hora de la organización de este día femenino (no feminista, aclara). En ese plan descubrió la mirada “mucho más auténtica, rica e interesante” de las chicas, lo que las diferencia de ellos: “La mitad de los hombres suena a Calamaro y la otra mitad a Spinetta”, sentencia divertida. Y se va a seguir haciendo empanadas, que van a costear los fletes y demás gastos de una producción indie. “Ah, está todo bien con los chicos del rock: nos dieron todo su apoyo”.
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Mercedes Ianiello: “Me divierte jugar en terrenos masculinos”
A cargo de la voz y la #guitarra acústica de su banda Cautiva, la chica que cuando no toca regentea un bar del Abasto, dice que aunque nunca sintió eso que llaman discriminación de género: “siempre pienso que soy afortunada. Canto en una banda de rock y en otras épocas hubiera sufrido horrores”. Con (casi) toda la banda presentará temas de su disco debut, en bateas a fin de mes. Se trata de álbum doble: el primero, Mambo de turista reúne composiciones propias y el segundo, Siguiendo la corriente del niño, puede hacer flashear a más de uno con las versiones eléctricas que mismísimo Raphael cantó en los ’60. Ambos por sello nuevo, el mismo que va a editar el próximo de Francisco Bochatón