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Rel. Internacionales

Son 17.000 los niños muertos por el pasado terremoto en Pakistán

( Fuente: Reuters)
Terremoto mató a 17.000 niños en escuelas paquistaníes: ONU
ISLAMABAD (Reuters) – Al menos 17.000 niños murieron en escuelas derribadas por el devastador terremoto que azotó Pakistán y podrían registrarse más muertes si la ONU no obtiene los fondos necesarios para asegurar el cuidado de los sobrevivientes, dijo el lunes UNICEF.

Los niños que sobrevivieron al terremoto probablemente sufrieron traumas más severos que aquellos que escaparon al tsunami asiático, según Ann Veneman, directora ejecutiva de UNICEF, fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

«Ellos estaban en la escuela en el momento en que tantos otros edificios escolares se vinieron abajo,» dijo Veneman en una conferencia de prensa que brindó en Islamabad, capital de Pakistán, después de visitar el área del desastre.

«Muchos de los que sobrevivieron están heridos. Muchos de los que sobrevivieron también perdieron amigos. Perdieron maestros, perdieron a personas importantes en sus vidas,» agregó.

Según el gobierno, más de 55.000 personas murieron en el terremoto de Pakistán del 8 de octubre, mientras que otras 78.000 resultaron heridas.

«Sabemos que los menores de 18 años son alrededor de la mitad de la población de las áreas afectadas,» sostuvo Veneman. «Y por lo tanto pensamos que cerca de la mitad de las víctimas, tanto heridos como muertos, han sido niños,» añadió.

Veneman dijo que UNICEF estimó que al menos 17.000 niños fallecieron en escuelas destruidas por el sismo, que ocurrió durante una mañana de clases de sábado. «Ese es un número sobre el que tenemos estimaciones,» dijo.

Un masivo esfuerzo de rescate liderado por la ONU ha estado luchando para asegurarse de que los sobrevivientes de los remotos asentamientos ubicados en las montañas cuenten con refugio y alimentos para enfrentar el duro invierno himalayo.

Los niños que sobrevivieron al terremoto están todavía bajo amenaza, según Veneman. «Estamos preocupados por la posibilidad de una segunda ola de pérdidas de vidas si los niños no reciben las intervenciones correctas,» agregó.

«Las intervenciones correctas son cuidados de salud si están heridos, inmunización para que no hayan brotes de enfermedades a gran escala (…) agua potable para que no haya un tremendo número de niños muriendo de diarrea,» detalló Veneman.

La mayor parte de los hospitales del área afectada quedaron dañados o destruidos tras el sismo y gran parte de los médicos murieron o resultaron heridos, dijo Veneman. Sin embargo, los pedidos de la ONU para recibir fondos de emergencia todavía no recibieron la respuesta apropiada.

«Los pedidos efectuados por la ONU no han sido completamente satisfechos y, en verdad, ni siquiera una parte,» sostuvo Veneman. «Entonces pensamos que es necesario que la comunidad internacional haga esfuerzos para brindar ayuda.»

Hasta el domingo, se habían recibido 120 millones de dólares en donaciones, pero esa cifra está muy lejos de los 550 millones de dólares que la ONU dice que necesita.

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POLÍTICA

¿ Por qué ir a las marchas de Cromañón ?

¿Por qué ir a las marchas de la tragedia de  Cromanón?

 

Porque el dolor es cada vez peor…

Porque los necesito…

Porque unidos hacemos más fuerza…

Porque necesitamos tomar conciencia que la avaricia y el descontrol mató a mi hija…

Porque no podemos permitir que los responsables caminen impunemente por las calles…

Porque ayer fui yo, mañana pueden ser ustedes, sus hijos ó sus padres…

Porque necesitamos que haya una justicia responsable…

Porque necesitamos recuperar la dignidad desde todos los ámbitos…

Porque quien sea culpable de esta masacre debe hacerse cargo de sus culpas…

Porque no podemos permitir que nos engañen con el plebiscito

Porque sin saber bien cómo, yo estoy de pie…

 … los convoco a que marchemos juntos.

 

 Liliana Garófalo.  Madre de Florencia Diez, masacrada en Cromañón por un Gobierno corrupto.                                                                                                                                                             

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Defensa y Seguridad

Casi lo matan

Clarín.com

10:45 | EN VILLA LUGANO

Salvó su vida al trabar el percutor de la pistola de un delincuente

Un empleado de una empresa de vigilancia privada se resistió esta mañana al robo de su auto. Tres hombres armados lo golpearon e intentaron matarlo. Sufrió heridas en la mano y en la cabeza.  

Salvó su vida de milagro. Un jefe de seguridad de una empresa de vigilancia privada resultó herido esta mañana al ser golpeado por tres delincuentes que intentaron robarle el auto en Villa Lugano.

Cerca de las 8, en el cruce de las avenidas Cruz y Lacarra, tres hombres armados interceptaron al vigilador y lo amenazaron para robarle un Renault Clio.

Como el hombre se resistió al robo, los delincuentes le pegaron un culatazo en la cabeza e intentaron dispararle. Pero el vigilador puso su mano entre el gatillo y el percutor de la pistola, por lo que sufrió un corte entre dos dedos, aunque evitó que lo balearan.

Luego escapó en el auto por la avenida Cruz, rumbo a provincia, donde detuvo su marcha y fue auxiliado. El hombre estaba armado aunque no llegó a sacar la pistola que llevaba cuando fue asaltado en jurisdicción de la Seccional 36ª.

Tras ser asistido, fue trasladado al Hospital Piñero, donde los médicos debieron realizarle curaciones por un corte en el cuero cabelludo y otro en la mano.

(Fuentes: DyN y Télam)

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POLÍTICA

Ahora es el turno del huracán Beta

Clarín.com 30/10/05
El huracán Beta llegó a Nicaragua con fuertes lluvias

Tocó tierra a la altura de Karawala pero bajó su intensidad a la categoría dos. Esto disminuyó la amenaza para la localidad de Puerto Cabezas, que había implementado un fuerte operativo de prevención.

El huracán Beta, que bajó su intensidad a la categoría 2, tocó tierra esta mañana en Nicaragua, a la altura de la comunidad de Karawala, 100 km al sur de Puerto Cabezas, según informaron fuentes del ejército de ese país.

«El huracán impactó la comunidad de Karawala -habitada por unas 3.000 personas- hacia las cinco de la madrugada. Ignoramos cuál es la situación en el lugar y sus alrededores», dijo el mayor del ejército Gustavo Ramos. No obstante, el Ejército ya había evacuado a unas 2.000 personas del lugar.

Durante la madrugada, el huracán giró otra vez su rumbo hacia al oeste-suroeste en la costa caribeña de Nicaragua, disminuyendo la amenaza para la localidad de Puerto Cabezas, donde se encuentran unas 60 mil personas. La situación allí es normal, tras una noche de intensas lluvias.

Beta aumentó la velocidad de sus vientos a 175 km por hora y su movimiento de traslación de 7 a 13 km por hora, con un radio de acción a más de 100 km por hora. Pero su trayectoria es una incógnita para los meteorólogos, que calificaron de «impredecible» su comportamiento.

No obstante, Puerto Cabezas, se mantiene en alerta roja desde la tarde del sábado y cientos de personas buscan refugios en edificios de construcción de concreto, más resistentes que las casas de madera características en la zona.

En Honduras, por su parte, siguen con preocupación el avance de Beta y el presidente Ricardo Maduro advirtió que es importante estar preparado para algo similar a lo sucedido con el huracán Mitch, que en 1998 se estacionó sobre Honduras con vientos de 205 kph, barrió puentes, inundó barrios y mató miles de personas. Mientras que #El Salvador fue declarada la alerta preventiva, aunque la tormenta no alcanzará, por ahora, ese país.

Antes de dirigirse a #América Central, Beta barrió la isla colombiana de Providencia con lluvias torrenciales y fuertes vientos. Varias personas resultaron heridas a causa del huracán, dijo el sábado el presidente colombiano Alvaro Uribe, aunque no dio cifras precisas.

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POLÍTICA

Las manos del Che, historia secreta de cómo se confirmó su muerte en Bolivia

clarín.com 30/10/05

Tres policías argentinos viajaron a ese país para comprobar que el guerrillero asesinado el 9 de octubre de 1967 era Guevara. Por primera vez, cuentan la historia de cómo tomaron las huellas de las manos del Che, amputadas por orden de la CIA. El misterio que aún envuelve a esas manos.

María Seoane.

mseoane@clarin.com

A las tres y media de la mañana del 12 de octubre de 1967, el teléfono sonó en la casa del subinspector y perito dactiloscópico de la Policía Federal Argentina (PFA), Nicolás Pellicari.

—Pellicari, tiene que estar en el comando de jefatura, inmediatamente —escuchó de su jefe, el inspector Federico Vattuone.

Pellicari saltó de su cama como un soldado que es convocado a una batalla desconocida: no sin angustia, no sin curiosidad.

A las cuatro de la mañana estaba reportándose en el Departamento Central de Policía. Junto a él estaba el subinspector Juan Carlos Delgado, ambos integrantes de la Policía Científica que dependía de la Dirección de Investigaciones. Allí, se les sumó el perito escopométrico inspector Esteban Rolzhauzer. Allí se enteraron de que el jefe de la PFA, general Mario Fonseca, les ordenaba trasladarse a Bolivia para certificar que el guerrillero asesinado por los Rangers —un cuerpo de elite— y la CIA en La Higuera era Ernesto Guevara Lynch de la Serna, alias Che. Las instrucciones eran precisas: debían viajar a Santa Cruz de la Sierra donde los estaría esperando el cónsul argentino en La Paz, Miguel Angel Stoppello. Pellicari tenía entonces 32 años, Delgado, 33 y Rolzhauzer, 37. Debían identificar al Che no sólo por sus huellas dactilares; también por la letra que describía —»con el trazo confuso de un médico» (diría más tarde Rolzhauzer)— su lucha, su utopía y su derrota en la selva boliviana. Los policías tomaron cuatro horas para preparar todos los elementos técnicos para su trabajo, y buscaron la única ficha dactiloscópica que existía de Guevara en la Argentina, en su legajo de identificación personal 3.524.272: eran impresiones tomadas el 29 de octubre de 1947, veinte años antes, con una coincidencia de fechas por lo menos misteriosa en momentos en que también eran argentinos quienes debían certificar su muerte. A las 8 de la mañana del 12 de octubre, en la base aérea de El Palomar Pellicari, Delgado y Rolzhauzer subieron a un avión Guaraní que los llevó a Santa Cruz de la Sierra.

¿Sabían acaso que la noche del 9 de octubre, el dictador boliviano general René Barrientos le había pedido al dictador argentino, general Juan Carlos Onganía, que los enviara para identificar al Che? ¿Sabían acaso que deberían identificar unas manos sin el cuerpo del Che? No. Porque los hechos que rodearon la decisión de hacer desaparecer el cadáver del Che y amputarle las manos entonces fueron ocultados con la obsesión de un secreto militar extremo por los protagonistas de su asesinato en la escuelita de La Higuera, un lugar perdido en la selva boliviana cerca de la Quebrada del Yuro, el 9 de octubre de 1967.

El Che había sido capturado por una patrulla militar de rangers a cargo del general boliviano Joaquín Zenteno Anaya y el coronel Andrés Selich, con la activa colaboración de los agentes cubananos Félix Rodríguez y Julio Gabriel García, ambos de la CIA. Antes de morir, el Che había insultado a su interrogador de la CIA, Rodríguez. Y le había ordenado a su verdugo, el sargento boliviano Mario Terán:

—¡Póngase sereno, y apunte bien! ¡Usted va a matar a un hombre!

La muerte había sido ordenada por Barrientos, quien había consultado con su par estadounidense, el entonces presidente Lyndon B. Johnson, si dejar vivo a ese enemigo tan temido, a ese médico argentino, revolucionario por convicción, cubano por decisión, que había nacido en Rosario el 14 de junio de 1924. Que sufría de un asma terminal pero de una decisión igualmente terminal de combatir «al imperialismo donde quiera que esté»; que se había enrollado en la batalla del Movimiento 26 de Julio liderada por su amigo, Fidel Castro, para terminar con la dictadura de #Fulgencio Batista en Cuba y levantar las banderas de la Cuba socialista. Que había sido ministro de la revolución, que había combatido en el Congo, que se había transformado en el principal enemigo comunista de la Guerra Fría encarada por los EE.UU. y la URSS. Que nunca había abandonado el deseo de volver a pelear por el socialismo en la Argentina y que, en ese camino, con su asma a cuestas, decidirá internarse en la selva boliviana para trazar focos de retaguardia al ingreso de él con una vanguardia guerrillera en el norte argentino.

De esa convicción y de los movimientos del Che en Bolivia estaba enterado el gobierno de Onganía. Lo sabía su canciller, Nicanor Costa Méndez, lo sabía el embajador argentino en Washington, Alvaro Alsogaray. Lo sabía el jefe de la SIDE, el entonces coronel Marcelo Levingston; el jefe del Batallón 601, coronel Hugo Miatello y el entonces jefe de la Central Nacional de Inteligencia, mayor Alberto Alfredo Valín, quien tenía contactos con el jefe de la estación de la CIA en el Sur, John Tilton. Fue Tilton quien le había solicitado a Valín, el 15 de noviembre de 1966, el mismo día que se supo que el Che había entrado a Bolivia, que le enviara las huellas dactilares de Guevara.

¿Los peritos policiales argentinos vieron acaso el prontuario de Seguridad Federal (guardado en la caja fuerte 336) y regenteado por Valín —según informará años después Clarín en su edición del 24 de octubre de 2004— donde se dejaba constancia de las huellas tomadas por el Ejército a Ernesto Guevara en su empadronamiento militar en Córdoba en 1944 bajo el número 6.460.503, servicio del que luego fue exento por el asma? No. Valín no era ni sería cualquier militar. Espiaba entonces los movimientos de los argentinos, integrados a los comandos de apoyo al Che en Tarija, Bolivia, y en Salta. Su historia está ligada a la lucha anticomunista más fiera. Sería el jefe del temible Batallón 601 entre 1974-1977, en la dictadura de Videla, y el encargado de descabezar a las cúpulas de la guerrilla guevarista argentina del ERP y la peronista Montoneros. Y fue él quien, en 1967, le informó a Miatello, su jefe, y luego a Onganía, la comunicación de la CIA: el Che había sido muerto en Bolivia y había que identificarlo.

Nada de esto sabían ni siquiera sospechaban los policías dactiloscópicos argentinos Pellicari y Delgado cuando aterrizaron, en la tarde del 12 de octubre de 1967, llevados por un avión de la Fuerza Aérea boliviana, en La Higuera. No sabían —según contará años más tarde el general Arnaldo Saucedo, jefe de la inteligencia militar boliviana—, que Barrientos y la CIA (según consta en documentos desclasificados del Departamento de Estado de los EE.UU. a cargo entonces de Walt Rostow) habían decidido hacer desaparecer el cuerpo del Che. Que, según contará el cubano de la CIA Félix Rodríguez (que los peritos policiales argentinos conocerán), Barrientos habría propuesto cortarle la cabeza al Che y enviarla a Cuba para que Fidel Castro aceptara la muerte de su colaborador y amigo más entrañable. Sabía que alguna prueba debía enviar, que con las huellas digitales no sería suficiente para que Fidel anunciara al mundo la muerte del Che. La CIA estuvo de acuerdo en que fueran las manos amputadas y los diarios secuestrados la prueba final.

La prueba se hacía indispensable para certificar la muerte del Che. En esos días, además, el hermano del Che, Roberto Guevara, que había intentado reconocer el cadáver de su hermano, no había podido hacerlo y, por lo tanto, la familia no iba a certificar que el muerto en La Higuera era el Che. El testimonio del entonces jefe de la inteligencia militar boliviana, el general Arnaldo Saucedo, fue distinto: en la mañana del 9 de octubre de 1967, el mayor de carabineros Roberto Quintanilla, cuyo jefe era el ministro del Interior de Bolivia, Antonio Arguedas, le tomó la misma mañana del asesinato del Che en Vallegrande las huellas digitales y realizó dos mascarillas donde quedó estampado el rostro del guerrillero (ver La vida y la muerte en…). Que luego, esa tarde, los médicos Moisés Abrahan Baptista y José Martínez del Hospital Señor de Malta de Vallegrande certificaron la muerte de Guevara por nueve balazos e hicieron un protocolo de autopsia pero nunca se extendió una partida de defunción. Que en la mañana del 11 de octubre, porque el cadáver apestaba, Barrientos ordenó a Arguedas y a Quintanilla cortarle las manos, misión que cumplió el médico Baptista con la precisión de un cirujano. Quintanilla, entonces, guardó las mascarillas, y a las manos del Che las colocó en una lata con formaldeído (formol). El cuerpo fue enterrado por el ranger Andrés Selich junto con otros 3 cuerpos cerca de la pista de Vallegrande y el silencio sobre el destino de esos cadáveres lo cubriría todo por décadas. Pero la orden general sería decir al mundo que el cadáver había sido incinerado.

Tras las huellas finales

Así que, cuando Pellicari, Delgado y Rolzhauzer llegaron a La Higuera, el 12 de octubre de 1967, el cadáver del Che había desaparecido. Ellos contaron a Clarín que entonces los recibió el jefe del estado mayor del ejército boliviano, general Juan José Torres, y les dio la versión oficial:

—El Che fue incinerado.

Torres sería presidente de Bolivia en 1971, con una impronta izquierdista que haría que el periodista Rodolfo Walsh lo llamara «el general proletario». Fue asesinado por un grupo de tareas en 1976, en Buenos Aires, como un favor de Videla al dictador de Bolivia, general Hugo Banzer.

Pellicari y Delgado recuerdan que esa noche vuelven a Santa Cruz de la Sierra y que en la mañana del 13 de octubre vuelan a La Paz. Que inmediatamente «nos presentamos en la Embajada argentina. Allí nos recibió el secretario Jorge Cremona. Estaba el cónsul Stoppello con nosotros, y se nos pone en manos del capitán de navío, agregado naval en la delegación, Carlos Mayer, encargado de los enlaces militares». Recién en la mañana del 14 de octubre, Mayer lleva a los peritos al cuartel general de Miraflores en La Paz, por orden del comandante Ovando Candia y del ministro Arguedas. Entran— recuerda Delgado— a una «gran sala que era la del comando de operaciones. Allí llegó Quintanilla, con un paquete envuelto en diarios. Era una lata de pintura que cuando la abrimos el olor del formol nos volteó. Eran las manos del Che, amputadas quirúrgicamente. Y nos dimos cuenta de visu, porque habíamos visto sus marcas, que eran las manos del Che. Luego, estuvimos trabajando durante ocho horas. Porque debíamos probar lo que sabíamos.»

Mientras los peritos dactiloscópicos trabajaban en esa sala, Rolzhauzer analizaba en otra la letra del Che en su diario boliviano. «Tuvimos— recuerda Pellicari— que emparejar las papilas, los pulpejos o yemas de los dedos parecían pasas de uva, y tuvimos que extraer el formol. Además, tropezamos con la dificultad de que el Che, que había vivido y trepado en la montaña y en la selva, tenía las crestas papilares casi destruidas, es decir, la yema de los dedos no tenía ni depresiones ni surcos. Entonces decidimos usar un método indirecto: el Dorrego, que era un ayudante de la policía científica y había inventado en un caso llamado «Fontecovas»— el de una mujer muerta, de la que se descubrió sólo una pierna, porque los estudiantes de Medicina la habían tirado luego de analizar su cuerpo en la Morgue— y consistía en pegar a los dedos una película de polietileno entintada y luego pegarla en las fichas, y luego fotografiarlas. Así lo hicimos, con este método indirecto pero indubitable.» (Ver La vida y la muerte…)

Mientras trabajaban, un oficial de inteligencia de la armada argentina, adjunto de Mayor, cuyo nombre no recuerdan, tomó casi a escondidas de los militares bolivianos las fotos que aquí se reproducen. «Los bolivianos no querían que tomáramos fotos.

Pero nosotros sabíamos que se debía probar no sólo que eran las huellas, sino que nosotros estábamos identificándolas». A las 16 horas del sábado 14 de octubre de 1967 los peritos argentinos certifican indudablemente que las huellas de esas manos sin cuerpo y la letra del diario de Bolivia pertenecen a Ernesto Guevara, alias Che. Se deja constancia de todo lo actuado por ellos en un acta que ratificaron Mayer, Stoppello, Pellicari, Delgado y Cremona, por la parte argentina y Quintanilla y el teniente de navío Oscar Pamo Rodríguez, ayudante de Ovando Candia, por la parte boliviana. Hicieron tres copias: una para el gobierno boliviano, otra quedó en la embajada argentina en Bolivia y otra trajeron a Buenos Aires. (Ver Una prueba…)

Luego de firmar el acta, Quintanilla sorprendió a los policías argentinos.

— ¿Ustedes se llevarán las manos?— les dijo casi dando por hecho que sí las reclamarían.

— No, nuestra misión termina aquí— contestó Pellicari.

En la noche del 14, los peritos policiales debieron pernoctar en Tucumán por la tormenta que azotaba Buenos Aires y que derivó en una de las principales inundaciones del siglo. El 15 a las 18 horas, finalmente, se reportaron en al Departamento Central de Policía a su jefe. Pero no volvieron a su casa. El jefe de Policía Fonseca les dio la orden de ir a Casa de Gobierno a ver al Presidente. «Le informamos todo, le mostramos las fotos, el acta, el trabajo realizado, las huellas, todo…Y nos felicitó.», dijo Pellicari.

Onganía los hizo salir por una puerta trasera de la Casa Rosada para esquivar a los periodistas. Lo último que le escucharon decir fue:

— Guarden silencio. Que se ocupe el gobierno boliviano de informar. Yo no lo haré.

Hasta la tarde del miércoles 26 de octubre de 2005, en que llegaron a la redacción de Clarín con la orden de contar la historia, le hicieron caso. Aunque muchas veces sintieron la necesidad de contarla, de decir al mundo que ese hombre muerto en La Higuera «era un valiente, que luchó por sus ideas». De decir: «esta fue la tarea profesional más importante de nuestra vida». Aun lo fue para Pellicari, a quien le tocó identificar el cadáver de Pedro E. Aramburu, el general y ex presidente de la revolución que derrocó a Perón en 1955, asesinado en Timote por los Montoneros en 1970. Pellicari se integró en 1987, como comisario general, a la plana mayor del «mejor jefe de Policía que tuvo la institución, Juan Pirker». Y con Delgado, fueron profesores de Papiloscopía durante años.

La mayoría de los protagonistas del asesinato del Che están muertos. Sus manos amputadas tuvieron un destino misterioso.Las habría llevado el ministro del Interior boliviano Arguedas— ex comunista, ex nacionalista, sospechado de agente de la CIA o de agente de Fidel— a Cuba, como llevó el diario del Che. Las habría llevado el agente cubano de la CIA, Rodríguez, a EE.UU.. Se habrían enterrado con sus restos — encontrados en Vallegrande por un equipo de científicos argentino-cubanos en 1997— en Santa Clara, Cuba, donde fueron y son honrados. Alguien deberá contar hasta el final, y con precisión oficial, está historia, sea Estados Unidos o sea Cuba.

En tanto, tal vez alguien recuerde el poema del gran Pablo Neruda: «le cortaron las manos y aún golpea con ellas.»

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ENCUENTRO DE PRESIDENTES: LAS CONSECUENCIAS DEL CIAGATE

Clarín.com

El «CIAgate» que explotó esta semana en #Washington, puso un signo de interrogación en el futuro de la presidencia de George W. Bush y aumento aún más las dudas sobre su credibilidad y la falta de transparencia de su gobierno. En estas condiciones, ¿cuál será su papel en la Cumbre de Mar del Plata, donde, entre otras cosas, se discutirán los problemas de gobernabilidad y seguridad jurídica? ¿Cuál puede ser el impacto sobre la reunión que mantendrá con Kirchner?

Bush asumió la presidencia de EE.UU. prometiendo terminar con la falta de ética que, según él, había caracterizado la presidencia de su predecesor, Bill Clinton. Sin embargo, el procesamiento de Lewis «Scooter» Libby, el jefe de despacho del vicepresidente Dick Cheney, y uno de los mentores de la guerra de Irak, ha puesto sobre el tapete los problemas éticos de su gobierno. Todo indica que durante el juicio de Libby podría quedar expuesta la manera en que se manipuló la información sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak para justificar su invasión, una sospecha que ha alimentado la ola de antiamericanismo que se observa actualmente en la región.

«La aprobación de EE.UU. en América latina se ha debilitado en todos los sondeos en los últimos años en parte por la guerra en Irak», reconoció a esta corresponsal el ex número dos del Departamento de Estado para América latina, Peter Deshazo.

En la Casa Blanca dicen que pese a la crisis política, la agenda de Bush se desarrollará como si nada hubiera pasado. Pero, ¿será así? Si uno de los objetivos de su asistencia a la Cumbre era revertir el antiamericanismo y su imagen de falta interés en la región, eso ahora será difícil de lograr.

Bush es el único que llega con problemas internos a Mar del Plata. También enfrenta desafíos políticos el brasileño Lula Da Silva. En cambio, la coyuntura hace que Kirchner tenga un margen de maniobra mayor, del que tal vez no hubiera gozado sin un triunfo electoral. Esto no sólo le servirá en las reuniones multilaterales sino también en el encuentro con Bush.

Claramente, ni el presidente George Bush ni el presidente de Brasil estarán en condiciones de desempeñar un papel realmente muy protagónico. A juzgar por las declaraciones de Thomas Shannon a este diario, EE.UU. tampoco quiere ejercer un rol hegemónico.

«Es feo decirlo pero un Bush debilitado no sólo le viene bien a la Argentina sino que a toda la región», dijo a Clarín un diplomático argentino. Otro diplomático, pero latinoamericano, aseguró que a Bush también le viene muy bien la cumbre para escaparse de Washington y para mostrarse que no está aislado en su propia región en una foto que sin duda dará la vuelta al mundo.

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Fotos prohibidas de la dictadura, en la lente de una Madre de Plaza de Mayo

Clarín.com 30/10/05
 
 
Adelina de Alaye captó imágenes de su búsqueda con una pequeña Kodak. Son un documento preciso del país que se buscó mantener oculto en los 70.

Graciela Gioberchio.

ggioberchio@clarin.com

Con su cámara de fotos escondida entre la ropa, Adelina de Alaye fue una de las primeras madres que se atrevió a interpelar a la dictadura sobre el destino de sus hijos. Y la que se arriesgó a registrar, sistemáticamente, las reuniones y marchas de esos años de lucha contra la impunidad.

Sus fotos tienen la estética de una amateur pero guardan escenas prohibidas de la época. En su casa de La Plata, esta mujer de 78 años atesora imágenes de las primeras marchas, en 1977, en las que las Madres ni siquiera usaban los clásicos pañuelos blancos; de las colas para denunciar la desaparición de personas ante la Comisión de Derechos Humanos de la OEA; y de los primeros carteles que reclamaban por el destino de sus hijos. Ahora, este primer y personal archivo de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo —con más de mil fotos, documentos y recortes periodísticos— se abrirá al público.

El archivo de Adelina se formó a partir de la desesperación y de la urgencia de la búsqueda de su hijo Carlos Esteban Alaye: 21 años, estudiante de psicología y militante de la Juventud Universitaria Peronista. Fue secuestrado el 5 de mayo de 1977 en Ensenada, donde vivía con su esposa, Inés, embarazada de cuatro meses. En 1982, un testigo del hecho declaró que a Carlos lo pararon tres personas que simulaban arreglar un auto y le pegaron un tiro.

Para reconstruir ese pasado cercano, Adelina no dejó de sacar fotos y de recolectar información. "Creía que tenían que quedar registradas porque nadie lo iba a hacer. Muchas las saqué de atrás, con una Kodak debajo de la ropa, sin hacer ostentación. Ya me han dicho que mis fotos son de "trastes", comenta risueña.

Su archivo tiene un material muy valioso que recupera gran parte de la historia inicial de Madres. Pero está en peligro y lleva mucho tiempo descuidado.

Para preservarlo, un grupo de profesionales comenzó en setiembre a clasificar los documentos y a digitalizar las fotos. La tarea está en manos de Memoria Abierta, que reúne a entidades de derechos humanos, y de Archiveros sin Fronteras, una ONG que busca proteger los patrimonios documentales en riesgo.

"Estamos reconstruyendo esta historia para que se conozca mejor. Y esperamos el efecto dominó: que aparezcan más archivos que puedan abrirse a la consulta de la comunidad", dice Graciela Karababikian, coordinadora de Memoria Abierta.

Ya casi se completó la primera clasificación del material, que previamente las archivistas Ana Amerio y Ana Frangi limpiaron con pinceletas, siguiendo las técnicas de conservación del papel. "Y se guardó en cajas especiales de preservación", explican. Ahora resta el trabajo más meticuloso en cada serie, las que reúne documentación del caso de Carlos hasta del juicio a las Juntas.

"Ya digitalizamos la mitad de las fotos. Pero necesitamos más recursos y tiempo", señala María Laura Guembe, que trabaja en el archivo fotográfico de Memoria Abierta. Por eso, están gestionando la participación de estudiantes de Informática de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). Y esperan que le otorguen un subsidio que ya pidieron a la Secretaría de Ciencia y Técnica.

Adelina decidió que donará el archivo a la UNLP. "No quiero que desaparezca cuando ya no esté. Quiero que esté disponible para la gente", dice a Clarín en su casa, donde vive rodeada de fotos de sus 4 nietos, que ella misma registró. La mayor es Florencia (28), la hija de Carlos, que vive con su madre en México.

Adelina es incansable. En La Plata es ciudadana ilustre. Y acaba de recibir una nueva mención: el Premio a la Trayectoria por Educación y Derechos Humanos. Se lo dio el Senado de la Nación el Día Internacio nal de las Personas de Edad.



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Hasta Maradona quiere organizar una marcha anti Bush

    Luego de entrevistarse con Fidel Castro en La Habana Cuba,  el ex astro futbolístico le prometió a  Fidel que organizaría una marcha en repudio a la visita de George Bush a la Argentina.
  A medida que se aceca la fecha en la que se realizará la Cumbre de las Américas son más las voces que se alzan en contra de la visita del genocida George Bush.
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Hoy, en Argentina te pueden matar por cualquier cosa: Tiroteo a comunidad peruana

 

Clarín.com 30/10/05

BALEADOS EN EL BAJO FLORES

Violento ataque a una procesión en una villa: 4 muertos; uno era un bebé

Nahuel tenía 8 meses: una bala le dio de lleno en el pecho y lo mató. Su madre, Gladys (29 años, boliviana) que lo llevaba alzado terminó herida en un brazo. Ellos fueron sólo dos de las víctimas de un violento ataque —presunto ajuste de cuentas— en una villa de Bajo Flores que terminó con cuatro muertos y nueve heridos, uno de ellos de extrema gravedad.

El episodio, ocurrió ayer, pasadas las 17, en una zona de confluencia de tres barrios calificados como "pesados" por la Policía: la villa 1-11-14, el barrio FONAVI y el barrio Rivadavia.

Los detalles del ataque son de un alto grado de violencia. Los muertos recibieron balazos en la cabeza y el pecho y una de las mujeres que quedó herida (ayer seguía en el Hospital Piñero), tenía 12 tiros en las piernas.

A esta mujer las balas la alcanzaron cuando bajaba de un remís. A uno de los muertos, cuando limpiaba los vidrios de los autos que pasaban por la calle. Habrían sido víctimas casuales igual que Nahuel y su mamá: "La señora estaba con el bebé haciendo compras en un almacén cuando comenzó el ataque", confiaron fuentes del caso a Clarín.

Anoche se informó que por el caso se detuvo a una persona de nacionalidad peruana que iba armado con una pistola Glock.

Aunque no estaba del todo claro el motivo del ataque, la principal hipótesis apuntaba a un enfrentamiento entre colectividades. Ayer, sobre la calle Castañares se estaba realizando una procesión religiosa organizada por los vecinos de nacionalidad peruana. Estos, en principio, habrían sido el objetivo de quienes dispararon.

Hasta donde pudo chequear Clarín, ayer la colectividad peruana de la zona honraba a El Señor del los Milagros, una imagen de Cristo venerada en Perú.

La versión más firme indicaba que un grupo de encapuchados se acercó al grupo y disparó directamente sobre ellos. Sin embargo los investigadores calificaban lo sucedido de confuso y no descartan un enfrentamiento entre bandas de la villa y que la procesión haya quedado en medio.

"Lo que nos contaron fue que estaban caminando en la procesión, apareció un auto y desde adentro comenzaron a disparar", le dijo a Clarín un médico del Hospital Piñero, donde fueron trasladados los muertos y heridos: todos ellos recibieron balazos de gruesos calibres, que salieron de armas de guerra, dos en la cabeza y dos en el pecho.

Graciela Rivarola, jefa de Guardia detalló que "de los nueve heridos, uno fue trasladado al Hospital Durand para ser operado, a tres le dieron el alta y el resto quedó internado en el Piñero".

"En esa zona siempre hay lío entre los distintos grupos: peruanos, argentinos, chilenos, paraguayos, bolivianos. No hay fin de semana en que un partido de fútbol no termine con dos o tres heridos de arma blanca o con la cabeza rota a botellazos", agregaron las fuentes consultadas.

Ayer también las víctimas fueron de distintas nacionalidades. Dos de los muertos, Luis Hugo Rojas Baldrón (21) y Luz Mayorga (36) eran peruanos, Gabriel Magarzo (20) era argentino y la mamá del bebé de 8 meses (Nahuel) es boliviana.

Entre los heridos también hubo variedad de nacionalidades lo que hasta ayer hacía aun más confusa la investigación. Avisada por policías de la comisaría 38ª el SAME atendió a 4 argentinos, dos bolivianos y tres peruanos.



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El terrorismo sigue como si nada. La India otra vez azotada

Clarín.com 30/10/05
SOSPECHAN DE SEPARATISTAS DE CACHEMIRA O EXTREMISTAS OPUESTOS AL GOBIERNO

Tres atentados coordinados dejan en la India 65 muertos

Se produjeron contra dos mercados y un autobús. Acusan a grupos terroristas.

NUEVA DELHI . AFP, ANSA Y AP
En una serie de explosiones que el gobierno de la India atribuyó a «elementos terroristas», al menos 65 personas murieron ayer en Nueva Delhi y otro centenar y medio resultaron heridas. La capital india fue sacudida por bombas que explotaron en un autobús que quedó despedazado y dos mercados que al momento del estallido estaban abarrotados de gente que adquiría bienes para asistir a la Fiesta de Diwali o de las Luces, la más popular del país y que se inicia el martes.

Testigos refirieron con horror cómo volaron en segundos infinidad de pedazos de cristal, madera y todo tipo de objetos, lo que obligó a declarar el estado de emergencia y a cerrar todos los mercados de la ciudad y de otras localidades como Mumbai (ex Bombay).

La primera explosión ocurrió a las 17.40 hora local en el mercado de Paharganj, centro norte de Nueva Delhi. Pocos minutos después estalló la segunda bomba en Sarojini Nagar, sur de la ciudad, muy cerca del barrio de las embajadas. Y la tercera fue en un autobús que estaba estacionado cerca del mercado de Govindpuri, también al sur de la ciudad. El número de víctimas fue aumentando al paso de las horas y, por la noche, el Ministerio de Salud dijo que fallecieron 65 personas y que 152 quedaron heridas, entre ellas muchos extranjeros, según la agencia de noticias local Press Trust of India, PTI.

Para el ministro del Interior, Shivraj Patil, estas explosiones no fueron «accidentales». «Hubo muertes, hubo heridos y tres ataques separados ocurrieron; definitivamente no son un accidente. Alguien hizo esto e investigaremos quién», declaró.

Anoche, 10 hombres, de los cuales 3 fueron detenidos en la estación central de la capital, estaban siendo interrogados por la policía.

«Hemos visto cuerpos muy quemados por el suelo del mercado en Sarojini Nagar», dijo un fotógrafo, que precisó que la onda expansiva destruyó buena parte del lugar. «La mayoría (de las víctimas) son niños que habían instalado puestos de comida», agregó.

Al tiempo que instaba al pueblo a conservar la calma, el primer ministro Manmohan Singh denunció los ataques, al parecer coordinados, y dijo que se trataba de actos terroristas. «La India ganará la batalla contra el terrorismo», dijo Singh en una declaración, según uno de sus principales asesores, Sanjaya Baru.

Si bien el gobernante no indicó quiénes eran los presuntos responsables de los atentados, el gobierno indio tiene en la oposición al menos a una docena de organizaciones extremistas, entre ellos los separatistas de Cachemira (región del Himalaya dividida desde 1947 por la Línea de Control que constituye una frontera de facto) y grupos opuestos al diálogo de paz entre Pakistán y la India.

Justamente, ayer ambos gobiernos habían abierto provisoriamente sus fronteras para dar paso a ayuda humanitaria por el terremoto que este mes devastó el oriente paquistaní y mató a decenas de miles de personas.


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