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Miradas que se inspiran en Borges

La Nación
A 20 años de su muerte

Obras de Huadi, Sanz y Dinatale rinden homenaje al gran escritor universal
  • La exposición abrió en el Centro Cultural Borges
  • Son más de 30 pinturas y collages que recrean el pensamiento del autor
  • Aparecen el laberinto, el tango y los espejos

«Borges en el tiempo» es el nombre de la muestra que abrió anoche en el Centro Cultural Borges (Viamonte esquina San Martín), y que hasta el 13 de agosto rendirá un homenaje al escritor, a 20 años de su muerte.

Los artistas Huadi, Justo Antonio Sanz y Martín Dinatale (ilustrador, diseñador y editor de la sección Política de LA NACION, respectivamente) se juntaron para disfrutar, pensar y sentir la obra del autor de «El Aleph» y, a partir de ella, recrear con el lenguaje de la plástica esos universos y temas que Borges abordó con maestría literaria tanto en sus relatos como poemas.

Anoche se acercaron a saludar a los artistas y disfrutar de la muestra el presidente de la Asociación Borgesiana, Alejandro Vaccaro; el historiador Fernando Córdoba; compañeros de trabajo de los artistas de la Redacción de LA NACION, además de sus familiares y amigos.

La muestra, que puede ser visitada de 10 a 21, se estructura a partir de temas clásicos en la obra de Borges: el tango, los laberintos, los espejos. Y cada una de las obras está acompañada por el fragmento de un texto, ya sea un relato o poema borgiano, o un comentario del escritor.

En el catálogo de la muestra, Diego F. Barros, gerente de Edición y Arte de la Editorial Longseller, sostiene que «la muestra puede inscribirse en aquella preocupación borgiana por la lectura. Cada una de las imágenes que integran «Borges en el tiempo » constituye una de esas infinitas lecturas que puede suscitar una obra».

Tres expresiones

Los cuadros reunidos remiten a la figuración. Ponen en juego la subjetividad de cada uno de los artistas y, así, el trabajo en conjunto potencia la expresión individual.

Las obras de Dinatale se destacan por los rasgos expresionistas en las figuras humanas, que presentan formas angulosas y suelen apoyarse sobre fondos que recuerdan el #expresionismo abstracto. De esta forma, sus imágenes generan cierta inquietud existencial y atmósferas enigmáticas. Algo de ese movimiento parece aquietarse en la obra «Crepúsculo borgiano».

«El Aleph», Walt Whitman, los laberintos, «El hacedor», el paso del tiempo, los espejos son algunos de los temas y relatos que desarrolla Dinatale. «La idea fue sentir a Borges y a partir de ahí expresar ideas sobre sus cuentos o poemas. Trabajé mucho en la búsqueda de los colores y las texturas», comentó el periodista y artista.

En el caso de Huadi, el rostro de un Borges envejecido está presente en todos los cuadros, como leitmotiv. «Se trata del Borges que yo tengo asumido y que amo; lo conocí a Borges ya de mayor y, entonces, no me reconozco tanto en el Borges de joven», dijo, al respecto, el reconocido dibujante. Y auguró: «Es probable que hagamos más muestras con Borges porque me inspira».

Huadi recurre con frecuencia a la técnica del collage y en algunas obras, incluso, juega con el marco, que ingresa en éstas como un elemento más. Como buen caricaturista, define las figuras con aquellos rasgos que hacen a su expresión única. Y así se reconocen los rostros de Kafka, Facundo Quiroga, Sarmiento. También sus obras remiten a otros temas caros al universo borgiano, como los tigres (en los cuadros «Búsqueda» y «Belleza»), la amistad, el tiempo.

Sanz es el único que no se sirve del rostro del escritor de «Ficciones», aunque en todas sus obras prevalece el cuerpo humano, inspirándose en relatos de Borges, como en los cuadros «Intrusa» e «Intrusa II», donde se desarrollan sendos desnudos femeninos.

El dibujo y, por lo tanto, la línea, se destacan en sus trabajos, así como también los tonos cálidos. «Siempre busco que haya una figura humana para que la obra no sea fría», expresó Sanz. El artista toma como ejes centrales los temas del tango, la mujer, los cuchillos. Y así se completa esta tríada que potencia sus posibilidades para agradecer a Borges tanta imaginación y talento.

Laura Casanovas

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Hitler trató de convertir a Rembrandt en un ícono

Exposición en Amsterdam

El régimen intentaba ganar la simpatía de los holandeses durante la ocupación
 
 

 
 AMSTERDAM (Reuters).- Su cara es una de las más conocidas en el mundo del arte, y cuando Holanda celebraba los 400 años del nacimiento de Rembrandt, su vida y obra ya retenían pocos secretos. Pero ¿sabía usted que alguna vez Rembrandt fue un icono nazi? Una exposición en el Museo de la Resistencia Holandesa de Amsterdam recuerda la muy olvidada misión de los nazis de incorporar al pintor holandés a la ideología fascista para ganarse la simpatía de su pueblo, al que invadieron en 1940.

El artista apareció en estampillas holandesas emitidas durante la ocupación; se entregó un premio Rembrandt a la contribución artística a la cultura nacional socialista, y se escribieron una ópera y una película sobre el pintor. Los nazis incluso trataron de instituir un feriado nacional el día del nacimiento de Rembrandt, el 15 de julio, para reemplazar las festividades del cumpleaños de la reina.

Pero los holandeses no quedaron tan entusiasmados. El Día de Rembrandt en 1944 fue un fracaso y los holandeses ayudaron a preservar el prestigio del artista del siglo XVII, que pintó casi 100 autorretratos.

De la estampilla al film

La exposición de Amsterdam, que se inauguró a fines de junio, incluye las estampillas, un film sobre Rembrandt de 1941 y viejos afiches que anunciaban el Día de Rembrandt.

Cuando los propagandistas nazis vieron las obras de Rembrandt, admiradas por su asombroso uso de las luces y sombras, encontraron en ellas imágenes capaces de alimentar su mito de "sangre y tierra", la idea de que aquellos con sangre alemana tenían un vínculo mayor con su tierra y un carácter superior.

Adolf Hitler y otros altos jerarcas nazis coleccionaban obras de Rembrandt, si bien poco en el pensamiento o en la historia personal del pintor hubiese permitido inferir naturalmente que el artista simpatizaba con las ideas del nazismo.

Cuando Hitler vio el "Hombre con un casco dorado", en ese momento atribuido a Rembrandt, destacó las cualidades heroicas del soldado. "Esto prueba que Rembrandt era un verdadero ario y alemán", dijo Hitler, según el museo de Amsterdam.

Los alemanes, después de invadir Holanda, necesitaban levantar su imagen en pocos días y Rembrandt, nacido en Leiden en 1606 y considerado típicamente holandés por su fe protestante y su orgulloso individualismo, les pareció la figura ideal para hacerlo.

Un libro de 1890 del alemán Julius Langbehn ya había pregonado que Rembrandt era un arquetipo hombre "germánico", que se había esforzado por producir un retrato auténtico de su tierra y de su gente. Langbehn dijo que la obra de Rembrandt reflejaba el espíritu alemán, libre de intelectualismo estéril y decadencia, y que su magistral representación de la luz mostraba que él podía superar las fuerzas del caos y de las tinieblas.

Algunos nazis no quedaron convencidos. Señalaron que Rembrandt había vivido entre judíos, que pintaba escenas del Antiguo Testamento y personajes como la rubicunda "Novia judía". Pero esas preocupaciones fueron hechas a un lado, ya que Rembrandt era simplemente demasiado importante para los intentos por forjar una nueva identidad germano-holandesa. "La nación de Rembrandt celebra a su más célebre hijo, no como una posesión para sí misma, sino como una de las mayores y más nobles creaciones del espíritu germánico", dijo en 1941 Tobie Goedewaagen, figura destacada en el movimiento nacional socialista holandés que apoyó a los nazis.

Problemas financieros

Un film de 1941, realizado en Amsterdam, sostenía que los judíos eran la causa de los problemas financieros de Rembrandt; alegaban que ellos habían comprado sus pinturas a un precio bajo y que las vendían para obtener una enorme ganancia. Rembrandt fue declarado en bancarrota en 1656 y forzado a dejar su casa del distrito más de moda de Amsterdam a cambio de un hogar más modesto. Pero la verdadera fuente de sus constantes problemas económicos se encontraba en sus gastos erráticos y en sus gustos costosos.

El biógrafo de Rembrandt Gary Schwartz cree que, si bien el artista no era filosemita, tampoco era antisemita. "Rembrandt pertenecía a la corriente principal de pensamiento cristiano de su tiempo en cuanto al judaísmo, acerca de que los judíos estaban fuera de la redención de Dios", dijo. "Estaba preparado para vivir entre ellos, pero no pasaba mucho tiempo discutiendo con ellos", agregó.

Seguro es que los nazis no fueron los primeros en tratar de usar al pintor. "[Los holandeses] lo blanquearon en el siglo XIX", observó Schwartz, y dijo que ellos habían vinculado a Rembrandt con su edad de oro como gran poder marítimo y Estado adinerado.

Durante las celebraciones -habrá todo el año desde tours a pie por los rincones favoritos de Rembrandt hasta un musical sobre su colorida vida amorosa- los holandeses esperan finalmente presentar una imagen lo más completa posible de su amado pintor nacional.

Alexandra Hudson

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El Archivo General de la Nación, entre el olvido y la desidia

La Nación
 
Valiosos documentos en peligro: grave deterioro

Faltan insumos, recursos y personal
 

  • Hay más de un millón y medio de fotos históricas sin catalogar
  • El subdirector Bevilacqua advirtió que entre diciembre y marzo últimos el organismo funcionó con apenas $3000

 
 
 
 

"Mire, esto es como estar sentado sobre una montaña de oro. Y para cubrirla nos dieron un paraguas."

La elocuente descripción del Archivo General de la Nación (AGN) por parte del subdirector a cargo de la dirección, Pedro Bevilacqua, da cuenta del grave riesgo en que se encuentra el mayor repositorio documental de la Argentina.

Mientras respira dificultosamente con la ayuda de un broncodilatador -justo en un organismo donde el polvo, el papel, los ácaros y las pulgas suelen hacer estragos, además, en las vías respiratorias-, Bevilacqua se aferra a una esperanza frente al riesgo de depredación y deterioro que sufre el AGN, situado en Alem 246. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, de quien depende el organismo, dio luz verde a la licitación para digitalizar los fondos documentales hasta 1937, con una inversión de $ 20 millones.

Este es un primer paso, imprescindible para la posterior microfilmación, cuyo proceso evitaría en el futuro la manipulación de legajos y documentos históricos por parte de los investigadores. Y, además, desalentaría la depredación y el hurto, que ya ha llevado a más de un visitante a la comisaría con papeles valiosos ocultos entre sus ropas, los dos últimos años. Por haber sido el país parte de un virreinato que se extendió más allá de la actual geografía argentina, el AGN también alberga fondos documentales de la historia de Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay. Y hasta de Brasil, cuyos requerimientos de información histórica también satisface.

En la sede central del AGN hay, en muy precario estado de conservación, fondos documentales y bibliográficos que van desde la época del virreinato hasta la primera presidencia de Perón. En otros dos archivos anexos se clasifican en bultos sin inventariar, por ejemplo, todos los documentos de las empresas privatizadas durante el menemismo. Más de un millón y medio de fotografías históricas esperan turno para su catalogación y registro. Además, el Archivo tiene un millón de fotos, cuyas copias pueden solicitarse a un costo de dos pesos. Según el funcionario, unos 10 kilómetros lineales -la avenida Rivadavia empapelada de punta a punta- de documentación se encuentra sin clasificar y a la espera de su inventario y digitalización.

Lo primero que dice Bevilacqua -a raíz de la carta abierta que los empleados enviaron el sábado último a LA NACION, en la que exponían las condiciones deplorables de trabajo y la falta de escaleras para cumplir su labor- es que la dirección del organismo expuso antes que nadie "las necesidades que tenemos. Lo de las escaleras es verdad. Pero ya tenemos tres metálicas y nos faltan otras cuatro que llegarán en breve", subraya. Las de madera utilizadas hasta hoy tienen una antigüedad de cuatro décadas. Los empleados se niegan, desde la semana pasada, a usar esas viejas escaleras atadas, a la usanza telúrica, con cuerdas plásticas.

Burocracia y desidia

El pedido de este elemento, necesario para acceder a los legajos archivados en la parte superior de los anaqueles, fue hecho el año último. Lo mismo ocurrió con otros insumos que el Archivo usa para la restauración de documentos o, por ejemplo, para resolver la rotura de cañerías que obligó en 2005 a retirar de la consulta las colecciones del diario Crítica, de Noticias Gráficas y parte de la Biblioteca Celesia. El AGN no maneja presupuesto propio, según explicó el subdirector. "Nosotros hacemos el pedido de insumos y el ministerio se ocupa de licitarlos, comprarlos y enviarlos".

Bevilacqua admite que la burocracia es enorme y que cada pedido consume como mínimo seis u ocho meses. Los intentos de LA NACION de conocer los fondos de que dispone el AGN fueron vanos. Bevilacqua dijo desconocer la partida asignada en el presupuesto. Sólo suministró el dato de la caja chica: $ 3000, que tampoco se renuevan mensualmente. "Por ejemplo, entre diciembre de 2005 y marzo de este año estuvimos con esos $ 3000", dijo.

En el momento en que LA NACION recorría en compañía de Bevilacqua la sala del período colonial y la de consulta de legajos, un investigador le comentó a esta cronista: "Diga que los legajos se deshacen cuando uno los toca. Mire, mire estos papelitos". Al costado del preciado fondo documental que el hombre consultaba, se acumulaban pequeños trocitos de hojas amarillentas.

Tampoco resulta segura la forma de resguardo actual. La visita a la sala del período colonial permitió observar gruesos legajos de documentos valiosísimos sostenidos entre dos tapas de cartón y atados con "hilo chanchero", como dijo la historiadora Hilda Sabato en diálogo con LA NACION. "Esta desidia viene de lejos -dice Sabato-. Durante la gestión de Enrique Tandeter [fallecido] , cuando Nilda Garré era secretaria de Asuntos Políticos en el gobierno de Fernando de la Rúa, hubo un gesto importante de normalizar el Archivo. El cargo de director tiene que concursarse para asegurar una gestión eficiente y moderna. El actual modelo de gestión es antediluviano." Agregó que al AGN le falta, además, "una política de archivos, que el país tampoco tiene respecto de su memoria histórica".

La historiadora señaló que la conservación de los fondos documentales coloniales es un asunto grave. Otro de los problemas del organismo es la falta de personal. El organismo tiene 50 empleados para el cumplimiento de lo que se supone es la misión del AGN: inventariar, catalogar, digitalizar, microfilmar, archivar, restaurar y conservar los fondos documentales.

Consultado el ministro Fernández sobre la situación del AGN, a través de su vocero, dijo: "Se está trabajando en una solución integral edilicia y documental. A la brevedad la daremos a conocer públicamente".

Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION

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POLÍTICA

El parque olvidado

Por Daniel Della Costa para LA NACION.
Circo criollo

A algunos puede haberles resultado escandaloso que, como informó LA NACION, el Parque de la Ciudad, que no funciona desde hace tres años, mantenga una planta de 419 trabajadores. Y que, además, su presupuesto haya sido incrementado de 5 a 11,5 millones de pesos (el 80% destinado a sueldos, o sea unos 1850 pesos por testa). Datos más que suficientes como para que se diga que ningún particular hubiera soportado semejante situación, que es lo mismo que afirmar que quienes sí lo hacen es porque la plata no sale de sus bolsillos.Pero qué se va a hacer: así es de mala la gente. Sin embargo, acá caben dos reflexiones para poner el tema en caja. Una sobre su pequeñez y otra sobre su costado humano. Porque frente a los casi 140.000 empleados que asisten a la ciudad y a sus ciudadanos, para que brille como debe hacerlo y éstos se sientan atendidos como reyes de baraja, los 419 de esa frustrada Disneyland son, por decir lo menos, un grano de arena en Mardel. Especialmente si se toma en cuenta que en estos últimos 30 años mientras el número de empleados no cesó de crecer, el de porteños se mantuvo tercamente debajo de los tres millones, por lo que cada vez están mejor servidos. Y lo mismo puede decirse del costo de mantener esta curiosidad urbana, ya que los 11,5 millones son menos que una gota dentro del presupuesto de 7500 millones de pesos.

Y, en segundo término, si esto puede haber dado lugar a algún quebranto menor, no estaría nada mal en fijarse en el quebranto moral y psicológico causado a quienes, víctimas también ellos de la indiferencia oficial, debieron seguir concurriendo al Parque cada día a cumplir sus ocho horas, para estar cruzados de brazos, mirándose unos a otros, viendo pasar la vida, estresados y hasta sin ánimo de cumplir con la patrona. Si bajo estas condiciones se les concedió algún aumento en sus asignaciones o se incorporó a alguien más para hacerles compañía, quién sabe si así se logró compensar el dolor causado por la tremenda frustración de verse de golpe sin tarea, condenados a larguísimas mateadas y últimamente también, a esclarecer por qué José Pekerman no puso al pibe Messi en el partido contra los tudescos.

Pero lo más grave es que esto no ha ocurrido porque faltaran oportunidades en la Ciudad. Podría habérselos sumado a la legión de los 800 guardias urbanos y contribuir, también ellos, a la importante tarea de enseñar a la gente que para cruzar la calle debe aguardar la luz verde. O incorporarlos a los siempre flacos cuerpos de inspectores, con lo que no sólo hubieran tenido la oportunidad de rendir un buen servicio, sino también de experimentar un favorable cambio de fortuna. O tenerlos en cuenta para cuando la ciudad se divida en 15 comunas, cada una con hasta 20 millones de presupuesto y la consiguiente administración para servir cumplidamente al vecino.

“Mire, maestro –dijo el reo de la cortada de San Ignacio– yo, qué quiere que le diga, dudo de que los 400 empleados del Parque vayan todos los días a laburar. Porque si fuera cierto, los gritos de los truco y retruco, de las falta envido y de los contraflor al resto se oirían hasta en Plaza de Mayo”.

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Hallaron restos de un mastodonte en profundidades del océano Atlántico

Los encontró un buque que realizaba pesca de arrastre

Pertenece a una especie que hasta ahora se creía que no había vivido tan al sur del continente
 

Entre los integrantes de la fauna de mamíferos gigantes que poblaron América del Sur hasta hace algo menos de 10.000 años estaban los mastodontes, unos animales emparentados y muy parecidos a los elefantes actuales.

Ahora, en un artículo aparecido en la revista científica alemana Neues Jahrbuch für Geologie und Paläontologie, los doctores Alberto Luis Cione y Eduardo Pedro Tonni, paleontólogos de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata, junto con Alejandro Dondas, del Museo Municipal Lorenzo Scaglia de Mar del Plata, anuncian el inusual descubrimiento de una rama mandibular de un mastodonte perteneciente a una especie que se creía exclusiva del centro y el norte de América del Sur.

Lo más sorprendente es que este fósil fue hallado por un buque que realizaba pesca de profundidad con una red de arrastre en el océano Atlántico, a poco más de cien kilómetros de la costa bonaerense, dentro de la plataforma submarina argentina y a más de 45 metros de profundidad.

¿Cómo llegó el mastodonte a internarse en lo que hoy es un lecho oceánico? Cione y Tonni, dos estudiosos de los climas del pasado, explican que durante la época en que vivió ese mastodonte -conocida por los especialistas como Edad Lujanense- el nivel del mar llegó a ser unos 130 metros inferior al actual y los continentes ocupaban tierras que actualmente forman parte del lecho del Río de la Plata y del océano Atlántico.

«Este descenso -agregan los paleontólogos- se debió a un enfriamiento del planeta que alcanzó su máximo hace unos 18.000 años, la época más fría de la última glaciación.»

Los restos de mastodontes hallados en América del Sur pertenecen a dos tipos diferentes, que los paleontólogos incluyen en los géneros Cuvieronius (dedicado al naturalista francés George Cuvier, el primero en describir un mastodonte) y Stegomastodon (mastodonte con defensas). Hasta ahora, el género Stegomastodon era conocido en la Argentina por una única especie: Stegomastodon platensis .

La otra especie, que se había descubierto en Brasil, Venezuela, Ecuador, Perú y, posiblemente, Colombia, es Stegomastodon waringi , en homenaje a un investigador de apellido Waring, que descubrió restos de este mastodonte en Brasil. A esta última especie pertenece la rama mandibular hallada en el lecho oceánico.

Buena conservación

El fragmento de rama mandibular descripta por Cione, Tonni y Dondas, que mide 43 centímetros de largo, se encuentra en un buen estado de conservación. Este fragmento fósil incluye los dos molares que poseían estos animales en cada rama mandibular, el mayor de los cuales mide 20,5 centímetros de largo y 8,6 centímetros de ancho.

En los ejemplares juveniles, las muelas de los mastodontes presentan dos series longitudinales de cúspides cónicas con forma de pezón -mastodonte significa diente con forma de mama-. En los ejemplares adultos, algunas de las cúspides poseen una superficie de desgaste con forma de trébol. Es justamente la forma de estas superficies lo que permitió a los paleontólogos asignar el fósil a la especie Stegomastodon waringi .

En cuanto a la antigüedad, si bien no se pudo datar por el método del carbono 14 debido a que no contenía colágeno (la proteína que se extrae de los huesos fosilizados para su fechado), para Cione y Tonni tendría entre 8000 y 18.000 años. Esto se infiere a partir del hecho de que durante el máximo de la última glaciación (hace aproximadamente 18.000 años) el nivel del mar descendió más de 100 metros, mientras que el fósil fue recuperado a algo más de 45 metros de profundidad, lo cual indica un momento posterior al último máximo glacial y anterior al de la extinción de los grandes mamíferos del Pleistoceno, que ocurrió hace unos 8000 años.

Antes del hallazgo de la rama mandibular se habían descubierto molares de mastodontes en el área pampeana con características propias de la especie Stegomastodon waringi que, para Cione y Tonni, se asignaron incorrectamente a Stegomastodon platensis .

La dispersión de los mastodontes de la especie Stegomastodon waringi hacia el Sur podría haberse debido a cambios climáticos. Algo similar habría ocurrido con un armadillo gigante de Brasil, Holmesina paulacoutoi , que también se registra en el norte de la provincia de Buenos Aires y en el sur de Entre Ríos en tiempos correspondientes a un período interglacial, con condiciones climáticas similares a las actuales.

Por Ricardo Pasquali
Para LA NACION

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Representante de Puerto Rico se corona Miss Universo

 

Por Bernie Woodall

LOS ANGELES (Reuters) – Miss Puerto Rico, Zuleyka Rivera Mendoza, la más joven de las cinco finalistas, fue coronada Miss Universo el domingo por la noche, y sólo cuarenta minutos después se desmayó durante una conferencia de prensa, aunque los organizadores confirmaron que estaba bien.

"Ella está bien, está bien," dijo un representante de la organización, Lark Anton, a Reuters. "Tuvo un mareo. Hace mucho calor aquí. Su vestido es ajustado y está bordado, lo que lo hace pesado. Se desmayó," explicó.

El 55to. concurso de Miss Universo se celebró en el Shrine Auditorium, cerca del centro de la ciudad de Los Angeles.

La canadiense nacida en Rusia Natalie Glebova entregó sus atributos a la nueva Miss Universo tras un año de reinado.

Mendoza asistió al Baile de Coronación tras reponerse de su desmayo, de acuerda a algunos invitados a la celebración, entre quienes figuraba el millonario Donald Trump, copropietario de Miss Universe Organization, que organiza el concurso.

La bella portorriqueña fue elegida Miss Universo 2006 entre cinco finalistas. Detrás suyo se ubicaron Miss Japón, Kurara Chibana, de 24 años, y Miss Suiza, Lauriane Gillieron, de 21.

El quinteto finalista lo completaron Miss Paraguay, Lourdes Arevalos, de 22, y Miss Estados Unidos, Tara Conner, de 20.

Durante la conferencia de prensa, Mendoza dijo que llevaría adelante el trabajo de la Miss Universe Organization, que consiste en asistir a enfermos de sida.

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Puertasaurio: ¿el dinosaurio más grande del mundo?

La Nación
 
Sus restos fueron hallados cerca del lago Viedma, en Santa Cruz

Estiman que midió entre 35 y 40 metros
 
 
 
 

"Adentro del tórax de este dinosaurio cabía un elefante", asegura el doctor Fernando Novas, paleontólogo del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, que ayer presentó en sociedad al Puertasaurus reuili , como una nueva especie que podría pelearle al Argentinosaurus huinculensis el título de dinosaurio más grande del mundo.

"El puertasaurio es al menos tan grande como el argentinosaurio. Es un rival", sugiere este investigador del Conicet que mide cuidadosamente sus palabras para no ir más allá de lo que las evidencias fósiles le permiten.

El minucioso estudio de cuatro vértebras (una del cuello, otra de la espalda y dos de la cola) desenterradas en 2001 cerca del lago Viedma, en la provincia de Santa Cruz, es lo que le ha permitido estimar que este dinosaurio herbívoro midió entre 35 y 40 metros de largo. El argentinosaurio medía aproximadamente 38 metros.

"Una de las cuatro vértebras, correspondiente al sector delantero de la espalda, nos da un dato concreto sobre el tamaño de la bestia -comenta Novas-. Mide 1,7 metros de ancho, mientras que la del argentinosaurio mide alrededor de 1,3 metros; una vértebra tan gigantesca no ha sido documentada en ningún otro dinosaurio."

Pero no todos sus colegas están de acuerdo con las conclusiones que extrae de esa comparación. Para el doctor Rodolfo Coria, también paleontólogo del Conicet, "las comparaciones de tamaño entre distintos ejemplares deben realizarse utilizando huesos análogos, y la vértebra de puertasaurio corresponde a una parte del argentinosaurio que es desconocida".

Es que el rival a destronar fue descripto a partir de un sacro, parte de un pubis, un íleon, una tibia y siete vértebras del lomo. Pero ninguna de éstas cercana al cuello, dice Coria, que en 1993 participó junto al paleontólogo José Bonaparte de la descripción del argentinosaurio.

"Esta vértebra es la primera de la espalda, ubicada inmediatamente detrás de las del cuello, mientras que las del argentinosaurio están tres o cuatro vértebras más atrás -admite Novas-. Y sabemos que hacia atrás las vértebras se van haciendo más angostas. Por eso no podemos decir que porque la vértebra del puertasaurio sea más ancha que la del argentinosaurio se trata de un animal más grande. Sí podemos decir que fue al menos tan grande."

Coria, por su parte, plantea una duda: "¿No podría ser que la vértebra del puertasaurio en realidad haya pertenecido a un argentinosaurio? Después de todo no sabemos cómo eran".

"Esa es una pregunta que nos formulamos al comienzo del estudio -cuenta Novas-. En primer lugar, hay una diferencia de tiempo enorme entre estos dos animales: el argentinosaurio vivió hace 90 millones de años y el puertasaurio hace 70 millones, y eso es mucho tiempo."

Además, continúa, "existen diferencias notables entre la morfología de los huesos, que nos permiten estar seguros de que se trata de otra especie".

Para Coria, "no hay dudas de que las vértebras corresponden a un dinosaurio de un enorme porte, pero es muy arriesgado describir una nueva especie con tan pocos huesos".

Un testigo del final

El puertasaurio presenta muchos aspectos interesantes, afirma Novas, que van más allá de si fue o no el más grande de todos los dinosaurios.

Cuenta que esta especie pertenece a una familia de dinosaurios herbívoros llamados titanosaurios -"las vacas del período cretácico", ironiza-, que se extinguieron hace 65 millones de años, cuando desaparecieron todos los dinosaurios. Lo curioso es que, podría decirse, el puertasaurio era demasiado joven para ser tan grande.

"Los grandes titanosaurios de la Patagonia, como el argentinosaurio, vivieron hasta hace 90 millones de años -explica Novas-. En períodos posteriores, sólo se habían hallado restos de dinosaurios pequeños, de alrededor de 6 metros de largo, como el saltasaurio."

Para Novas, las características del puertasaurio muestran que los titanosaurios gigantes extendieron su presencia en la Tierra hasta el fin de la era de los dinosaurios.

"Este descubrimiento nos dice que los saurópodos [familia que incluye a los titanosaurios] llegaron a fines del período Cretácico con una enorme diversidad y manteniendo un amplio rango de tamaño", concluye Novas.

Por Sebastián A. Ríos
De la Redacción de LA NACION

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Mañana sale Barcelona!!

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Fabián Polosecki: su biografía inédita

Revista Sudestada
Por: Ignacio Portela, Hugo Montero
La aparición del programa de Fabián Polosecki a principios de los 90 representó algo más que una bocanada de aire fresco, fue la definitiva imposición de un estilo inédito en la televisión argentina. La clave fue detenerse en aquellas historias que ya nadie se preocupaba por escuchar. Esa nueva mirada que se instaló a partir del impacto de El otro lado y El visitante, se basaba en la búsqueda de historias que estaban allí, casi ocultas en las calles de Buenos Aires. El programa de Polo se encargó de correr las luces y enfocar la mirada hacia esas miles de historias escondidas en las sombras de la vida diaria y protagonizadas por ladrones, por vecinos, por trabajadores. Una verdad poética recorrió desde el principio su trabajo y generó una mística propia: lo extraordinario respira en lo cotidiano. Polosecki terminó sus días arrojándose bajo las vías de un tren el 3 de diciembre de 1996, dejando tras de sí una brumosa estela de dolor e interrogantes, pero también un legado artístico que resuena hasta nuestros días. A través del libro «Polo: el buscador», de próxima aparición, dos periodistas de Sudestada (Hugo Montero e Ignacio Portela) intentan aportar una mirada hacia la vida y la obra del periodista que agrietó las paredes de la televisión y que marcó a toda una generación de jóvenes periodistas. A continuación, un fragmento de la biografía en la que se describe cómo afectaban al propio Polo todos aquellos testimonios cargados de anhelos, traumas y frustraciones.

“Esas historias con las que me había encontrado y que habían sido como un rumor que me ayudaba a escribir; ahora eran un estruendo que me impedía escuchar mi propia voz. En los últimos meses, había oído demasiado y había visto cosas que hubiera preferido no ver”

Polo en off, durante el capítulo «Día de Cierre», El otro lado, 1993.

Cuando todo termina, cuando la lucecita roja de la cámara pierde su color y los micrófonos corbateros abandonan las solapas, cuando llegan los saludos de ocasión y vuelven los apuros del horario, y ya es hora de levantar campamento y seguir adelante, algo sigue encendido. Algo continúa su marcha, su interna procesión. No todo terminaba cuando el entrevistado se alejaba por una calle oscura, dejando atrás un puñado de heridas abiertas de frente a un tipo, un tipo cualquiera, que se interesaba por su historia, que indagaba, que buscaba casi con desesperación romper la cáscara de las cosas. Nada terminaba allí, en realidad, para Polo. Programa tras programa, toda aquella decisión casi obsesiva de rastrear lo más íntimo, lo más doloroso, lo más apasionado de una persona acababa por transformarse en un viaje del que, indefectiblemente, había que volver en algún momento. Y ese momento, supuestamente, era cuando la entrevista terminaba, cuando el trabajo terminaba.

Polo sabía que no era así, supo siempre que no era nada fácil quitarse de encima los recuerdos, las vivencias, las miserias de cualquiera de sus personajes. Y sabedor de los gajes del oficio, aceptaba las consecuencias de su viaje que, a decir verdad, era justamente aquel material que le daba a su programa una textura única en televisión. Gajes del oficio, pensaba Polo, mientras se largaba a caminar solo y perdido en el silencio, tratando de reconstruirse por fuera de aquella historia terrible que había buscado y había encontrado. Gajes del oficio, decía, como tratando de explicarse a sí mismo de qué se trataba todo aquello que lo dejaba marcado por horas, por días. No era fácil salirse de aquellas historias, no era fácil cerrar todo, saludar y listo, chau, olvidarse, como en cualquier trabajo en el que el reloj marca la hora de salida. Polo se quedaba atado a esas historias, y los hilos invisibles de aquellas ataduras se le iban acumulando, se iban enredando en una madeja cada vez más compleja.

“No entiendo, ¿por qué me cuentan estas cosas?”, le preguntaba Polo a su compañera Martina Miravelles, intentando buscar razones ante aquella confianza fugaz que permitía que cada uno de esos personajes se abriera ante aquel tipo de campera negra como si lo conociera de toda la vida. “¿Por qué me cuentan estas cosas?”, se preguntaba Polo, y sabía que no había respuestas, más allá de los argumentos que siempre intentaba improvisar para salir del paso ante alguna pregunta periodística, argumentos repletos de dudas y de nuevas preguntas. “El programa de los chorros o el de las putas fueron terribles. Me di cuenta que empezaba a escuchar. Una mina me dijo: ‘esto no se lo conté a nadie’, y me lo estaba diciendo a mí, sin conocerme. Me llevo un pedazo importante de esta gente, algo que es muy real y, al mismo tiempo, muy fuerte. Yo me siento muy involucrado. Después, no me puedo ir a dormir como si nada”, señalaba Polo en sus comienzos a la cabeza de El otro lado, antes que aquellas ataduras se convirtieran en la consecuencia cotidiana de cada entrevista. “Todos los que hacemos este programa vivimos algo fuerte que nos pega. Estoy aprendiendo muchas cosas. Una de ellas es estar preparado para escuchar cualquier cosa. Que hable con un ladrón no quiere decir que esté a favor del robo, ni que me solidarice con el tipo. Pero me interesa hablar con él, ver qué le pasa. Se puede hablar con cualquiera, sin juzgar. En definitiva, todos tenemos los mismos problemas, nadie es tan distinto. Me parece que es más importante lo que desconocemos del otro, que lo que sabemos de él. Todos guardamos secretos” (1), expresaba por entonces.

“Nadie es tan distinto”, afirmaba Polo. Y en esa sentencia reconocía una inevitable sensación de identificación con el otro, una suerte de viaje hacia el universo de ese otro que abría las puertas más oscuras de su existencia para relatar una anécdota que, para el protagonista, ya formaba parte de un pasado remoto y de muchos años de cargar con ese recuerdo, de ir asumiéndolo, de ir superándolo. Pero para el entrevistador, para un tipo como Polo, esos recuerdos eran ahora, eran presente, y eran uno atrás del otro, eran ese que tenía enfrente, sin tiempo para analizarlo fríamente (sin ganas también, incluso, porque hacerlo sería, de alguna manera, juzgarlo). Y cargar con decenas de historias por semana, historias terribles, dramáticas, divertidas, traumáticas, con ese presente inmediato de estar ahí, de escuchar y de meterse en el mundo del otro, era demasiado. Demasiado. Porque resulta que, en definitiva, uno no está tan alejado de la vida de un asesino, de una puta o de un carnicero: “Uno está inundado de eso mismo que la persona está contando. Por eso pega el relato, porque no creo que uno esté totalmente del otro lado de un linyera, un drogadicto o un ladrón” (2), reconocía Polo, ya en mayo de 1994.

Allí, en esa fusión invisible que tenía como protagonistas exclusivos a Polo y a sus criaturas, se encontraba con nitidez la esencia de sus programas. Pero también allí, en ese contacto casi inverosímil, en ese elemento tan poco usual en el mundo de los medios de comunicación, Polo se topaba diariamente con una pesada carga que debía soportar solo para seguir adelante. “No soy el mismo que empezó el ciclo. A mí me cambió la vida la gente que tuve oportunidad de entrevistar. Como la prostituta que me contó las cosas más fuertes que tuvo que hacer en su oficio. O como un chico que me explicó por qué robaba. Después de esas y otras notas, tuve que irme a caminar y tomarme una ginebra solo. Son cosas difíciles de digerir” (3), contaba.

En la vida cotidiana, esas ataduras mencionadas no se aparecían solamente en su mundo interior, a veces se hacían carne por fuera. “El tema de quedarse enganchado con la gente no tiene tanto que ver con su programa -reconoce Martina, quien convivió con Fabián durante los primeros meses del ciclo inaugural-. Nosotros nos íbamos de vacaciones, estábamos en las sierras y Polo se encontraba con un tipo de ahí y se ponía a hablar y a hablar; o en Brasil con el que nos alquilaba la casa. Se enganchaba con la gente del programa, pero para reportear a esa gente vos tenés que establecer algún vínculo. Y cierta gente, ciertos ambientes más densos, son peligrosos. Una vez vino a nuestra casa un taxista, que era el que llevaba a las prostitutas de una agencia y yo me rayé mucho. Era mi casa, ahí me asustó, pero por otro lado, era lógico. Es complicado, vos no podés decir ‘te entrevisto, te filmo, todo y después, te cierro la puerta en la cara’. Pero en ese momento eso me molestaba, hoy veo que es más complejo porque la gente no es descartable. Por ejemplo, conoció a unos basureros para un programa y, al tiempo, vinieron a casa a regalarle una campera de Manliba”…

La nota completa en la edición gráfica de Sudestada n°36.

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