Salteños por nacimiento o por adopción, los siete artistas relatan historias de identidad, trazos de la memoria compartida y colectiva. En el ejercicio de rescatar lo propio con un actitud universal, el mejor ejemplo está en la obra de «Pajita» García Bes (1914-1978), narrador visual de la simbología americana, capaz de lograr una personalísima expresión en tapices de glorioso colorido.
Mientras la provincia vive el drama de Tartagal, como otra cara de la realidad salteña la celebración de estos 30 años premia la continuidad de una iniciativa y pasa revista a un programa ambicioso y ecléctico: desde un concierto de Charly García, hasta la visita de Ernesto Sabato, Les Luthiers, los programas del Mozarteum, el ballet del Colón, Pía Sebastiani y las muestra de Berni para Niños, y Dalí y el surrealismo.
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Salta recibe por año una cantidad de turistas equivalente al numero de habitantes, cerca del millón de personas, en su mayoría europeos. El dato sirve para medir la fuerza de una tendencia que no se frena por la escasa frecuencia de los vuelos. Por el contrario, se ha visto alentada por el programa cultural estratégico lanzado con mucha visión por Pro Salta en 1976, y fortalecido en los últimos años con la creación del Museo de Arte Contemporáneo (MAC), del Museo de Alta Montaña (MAM), la Casa de la Cultura, la Orquesta Sinfónica de Salta y la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil. La estrategia se completa con un programa de becas, premios y un fondo editorial para la difusión de la cultura de los pueblos originales.
La decisión de privilegiar las inversiones en cultura con la ampliación de la infraestructura edilicia ha sido política de estado en ciudades como Madrid, Bilbao, Valencia, Londres y Nueva York.
Con un modelo propio, a tono con las limitaciones de un país que sale de la crisis, comienzan a consolidarse en el interior iniciativas que responden a un principio básico: en cultura no se habla de gasto sino de inversión. Botones de muestra: la exposición Argentina Pinta Bien (Repsol), que le dio visibilidad a los artistas del interior en otros escenarios; el Museo de Bellas Artes de Neuquén, capaz de montar una muestra de León Ferrari que tendrá destino internacional y los abriles salteños, con treinta años bien cumplidos y treinta días por delante de programación sin tregua. No todo termina en la General Paz.
Por Alicia de Arteaga
Una respuesta a «Abril cultural en Salta»
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