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Afirman que hay 400 escuelas en malas condiciones

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La Nación
En la provincia de Buenos Aires
El dato surge de un trabajo del Suteba

LA PLATA.- La pulcritud de los 700 alumnos con su delantal blanco en el primer día de clases en la EGB Nº 58 de Moreno contrastó con el edificio que los albergaba: pastos de más de un metro de alto en uno de los patios; aulas sin puertas, porque algunas las robaron y otras se rompieron; pupitres improvisados y averiados, y el servicio de comedor suspendido por la presencia de ratas.

No sólo eso: los baños de los más grandes fueron saqueados a principios de febrero, y los tres inodoros con sus respectivos depósitos de agua y los caños fueron reemplazados el jueves previo al comienzo de clases. En consecuencia, sólo fueron habilitados el miércoles último. Los sanitarios destinados a los chicos de primero a tercer grado no sufrieron las consecuencias de la delincuencia, pero no tienen mingitorios.

Las escuelas de Moreno están entre las que tienen mayores problemas de infraestructura. Pero las dificultades se extienden al resto de la provincia de Buenos Aires: de acuerdo con un relevamiento del Sindicato Unico de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), 170 edificios presentaban inconvenientes -varios de larga data- antes del inicio de clases. El trabajo se actualizó la semana última y la cifra ascendió a 400, según la entidad gremial. En la provincia de Buenos Aires hay 10.500 escuelas públicas que funcionan en 17.000 edificios.

A los problemas edilicios se suma la necesidad de ubicar más cantidad de alumnos y autoridades en el mismo espacio por la instrumentación de la Escuela Secundaria Básica (ESB).

Carmen Druille, directora de la EGB Nº 58, asaltada tres veces en el último mes, tiene pilas de papeles guardados en carpetas. Son las notas presentadas al Consejo Escolar para pedir soluciones a los problemas edilicios; tal es el trámite que las autoridades deben efectuar. Para la docente es frustrante: «Recibimos la presión y el reclamo de los chicos, los maestros y los padres. Y está bien, porque si no a quién se lo van a hacer. Pero es difícil explicarles la cantidad de notas presentadas», dijo.

Falta de aulas y mobiliario

Carlos Alvarez, director de la EGB Nº 3 de Moreno, a la que concurren 1160 alumnos en los dos turnos, está en la misma situación y la semana pasada pensó en forrar las puertas de ingreso con las notas para informar a la comunidad sobre los reclamos realizados.

En un ala del edificio, hay tres aulas que parecen haber sufrido un bombardeo. Fueron improvisadas hace seis años con estructuras de aluminio y paneles y todo este tiempo albergaron a 120 estudiantes de 8º y 9º año. El desgaste fue inevitable. Los inspectores de Infraestructura resolvieron que era inútil reparar salones tan precarios, lógicamente. Pero hasta lograr la solución definitiva la situación es caótica.

«La semana previa al comienzo de clases comunicaron que había lugar en una escuela que está a tres cuadras. Pero el lunes los lugares no estaban. Entonces, hubo que reubicar a los chicos. Los padres se movilizaron. El miércoles, pudieron empezar cuatro séptimos grados y dos octavos acá. La semana que viene empezarán los otros dos octavos y los cuatro novenos en otro lugar», explicó Alvarez. Esas secciones corresponden a la ESB. Así que la directora de ese nivel, que aún no cuenta con un espacio en el edificio, tendrá la mitad de la escuela en un sitio y la otra mitad, en otro.

El Consejo Escolar aún no respondió otro de los tantos reclamos que hizo Alvarez. Desde julio último permanecen en el patio los materiales para aulas modulares que nunca se armaron. El resultado: kilos de chapas oxidadas y vidrios rotos en el lugar donde juegan cientos de niños. Tampoco hubo solución para la canilla de una pileta situada en el patio, que no cierra y que desde hace meses deja correr el agua durante las 24 horas.

En la EGB Nº 28 del barrio La Perlita, de Moreno, padres y docentes tienen paciencia: hace seis años que esperan que les solucionen la falla por la cual la cámara séptica, que está en el interior de la cocina, se comunica con el pozo. Para evitar rebalses, en las piletas del lugar donde se elabora la comida para 250 chicos colocan baldes y, así, evitan que el agua corra. «Los arquitectos decían que no había lugar para hacer otra cámara. Ahora lo encontraron, pero no hay presupuesto», explicó Sandra Solerno, integrante de la cooperadora desde hace 14 años.

Solerno, Laura Leites, Graciela Pérez y Elisa Ríos -madres de alumnos- están comprometidas con la escuela: venden cartones y botellas para obtener dinero que les permita hacer mejoras en el edificio, pintan las paredes y reciclan mobiliario.

La falta de muebles afecta a una importante cantidad de escuelas de Moreno, donde el Suteba estima que se necesitan 1800 sillas y 900 mesas. En la EGB Nº 2 y en la ESB Nº 17, por ejemplo, hubo que pedir asientos a la sociedad de fomento del barrio. Aun así, hay chicos que estudian con las carpetas sobre el regazo. Otra cuestión preocupante es la seguridad: en muchos establecimientos las puertas de los patios internos fueron soldadas debido a los continuos robos; existen paredes que están electrificadas, como en la Escuela Media Nº 10; aulas modulares con paredes y techos inflamables, como en la Escuela Especial Nº 501, y pérdidas de gas, como en el salón de usos múltiples de la EGB Nº 39.

El miércoles, docentes, representantes del Suteba y padres marcharán hasta el Consejo Escolar para exigir soluciones.

Ximena Linares Calvo

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