Creadores que inscribieron hitos en el arte argentino, sus obras expuestas en el hall central de la feria recuerdan a los visitantes su rica herencia plástica cimentada, como dijo Minujin, "con 90% de transpiración y 10% de inspiración".
A pasos de donde se desarrollaba el tributo -en el bar Chandon, poblado de amigos, galeristas, artistas y personalidades de la cultura- el público podía apreciar el Fitotrón II, de Benedit (impactante habitáculo transparente diseñado para cultivos hidropónicos); las esculturas en bronce "Bailando en el paraíso", de Minujin; los óvalos de acrílico de Polesello junto a las instalaciones de "Mujer urbana" y "Hombre urbano", de Seguí.
En el bar, Mauro Herlitzka evocó la efervescencia del Instituto Di Tella, el ámbito que los cuatro artistas compartieron como una de sus plataformas de lanzamiento en los años 60. Los directores del Banco Galicia Guillermo Pando, Pablo Gutiérrez y Daniel Llambías entregaron a "esas cuatro leyendas vivientes" una placa y un regalo como testimonio de su contribución al arte nacional.
Música y palabras
La cantante Zelmira Peralta Ramos, sobrina del recordado artista de los años 60 Federico Manuel Peralta Ramos, acompañada por seis músicos del Teatro Colón, entonó los himnos de aquellos tiempos: "El Gusanito", célebre creación musical de Jorge de la Vega, "Diamantes en almíbar" y "Proximidad". Un momento para revivir la efervescencia de los 60.
"Es como recibir un certificado de viejo", se rió Seguí al referirse al homenaje. El artista, radicado desde hace años en París, ayer regresó de su Córdoba natal, tras una estada de una semana de descanso en la localidad mediterránea de Villa Allende, y hoy vuelve a Arcueil, su lugar de residencia en la Ciudad Luz. "Soy un bulímico de la creación y siempre me reservo unos días de tranquilidad, donde dejo de tirar obra y me dedico al dolce far niente", contó el maestro, bendecido por muy buenas ventas en la galería Rubbers.
Con la voz recuperada luego de una afonía, Minujin se jactaba de ser "la única mujer entre los homenajeados". Mientras, Polesello atinó a confesar: " Es muy bueno que se acuerden de uno, cuando uno ya dejó de pensar en sí mismo. Además -agregó- estos homenajes son muy buenos para el ego, que baja y sube según la ocasión".
"A mí estos tributos no me pueden tirar abajo, porque me siento y soy muy joven", dijo Benedit, y demostró que la prueba que impone el tiempo no es la edad, sino la vigencia: "Nuestras obras de 40 años atrás al ser expuestas hoy no han perdido actualidad". Muchos festejaron ese comentario.
Asistieron al acto la presidenta del Mozarteum, Jeannette Arata de Erize; los artistas Edgardo Giménez, Jacques Bedel y Carlos Trilnick; los galeristas Jorge Mara, Orly Benzacar y Natalio Povarché; la directora del Centro Cultural Recoleta, Liliana Piñeiro, junto a Laura Quesada y la curadora Alina Tortosa. Estuvieron presentes, además, Marcelo Argüelles (Laboratorio Biosidus), Jorge Aufiero (Medicus), Claudio Biquard (CEMP) y el empresario Julio Werthein, entre otras personalidades de la cultura.
Por Loreley Gaffoglio
De la Redacción de LA NACION
