El Gobierno anudó anoche con los ganaderos, los frigoríficos, las carnicerías y los supermercados un acuerdo para bajar un 20% el precio de once cortes de consumo popular.
A la vez deja abierta la puerta para retomar rápidamente las exportaciones del alimento. El pacto —que tendrá vigencia hasta fin de año—, se firmó ante la mirada atenta de Néstor Kirchner. El Presidente, de ese modo, quiso dar por cerrado su fuerte enfrentamiento con el sector.
"Estamos garantizando el objetivo que nos habíamos propuesto: cortes más bajos para beneficio de todos", resumió la ministra de Economía, Felisa Miceli, tras una larga reunión que la cadena de la carne mantuvo con Kirchner y un ejercito de funcionarios. Allí, según algunos empresarios, el Presidente se mostró sumamente distendido y conciliador. "Ninguno de nosotros tiene la verdad absoluta", les dijo a los dirigentes, dando por superado aquel episodio de dos meses atrás, en el que varias entidades tacharon su firma de un acuerdo.
Incluso bromeó: "Me voy a poner a estudiar veterinaria, para negociar mejor con ustedes".
El nuevo convenio determina como referencias globales un valor de 2,40 pesos para el kilo de novillo en Liniers (su nivel actual) y un precio de 4,40 pesos para el kilo de carne en gancho (media res). Estos valores marco permitirían que —al reabrirse paulatinamente los embarques al exterior— se puedan ofrecer al público cortes con algunas rebajas. Para el asado, por caso, se recomendaron 6,50 pesos por kilo, cuando en la última medición del INDEC ese mismo corte promedió 8,73 pesos. Los otros cortes que tendrán precios de referencia al público son la carnaza común, la carne picada, el roast beef, el vacío, la falda con hueso, la nalga, la entraña, la paleta, el matambre y el hueso con carne.
En todos los casos estos valores de referencia se establecieron para la carne proveniente de novillos, una categoría bovina más barata que la que venden muchos comercios, en especial de Capital Federal, especializados en vaquillona o novillito.
Logrado su objetivo de establecer un marco para estabilizar los precios de la carne, que desde principios de 2005 treparon 40% y presionaron fuerte sobre la inflación, el Gobierno también cedió lo suyo: prometió reabrir paulatinamente las exportaciones de carne, suspendidas desde el 8 de marzo. Eso sí, para hacerlo Economía se tomará unos días.
Primero velará porque los precios minoristas de los bifes se acomoden a la baja que ya registró el Mercado de Liniers, para después ir abriendo la canilla. En el convenio se dan algunas pistas de cómo será ese proceso. Sobre los futuros embarques, dice que quedarán limitados a los cortes de alto valor (cuarto trasero) y la carne procesada, mientras que para los cortes de menor valor (cuarto delantero) se fijaría un cupo del 30% de lo exportado en 2005. Así se estima que finalmente saldrá al exterior la mitad de la carne que salía antes.
Los ganaderos —que ya amagaban con adoptar medidas de fuerza—, lograron por su parte incluir en el texto un viejo reclamo: que haya incentivos para incrementar la producción de ganado, y en consecuencia evitar en el futuro este tipo de sofocones. La letra fina de esas medidas y otras reformas de fondo (como una suspensión del peso mínimo de faena), serán analizadas en el marco de una comisión de seguimiento.
Del lado privado, firmaron el pacto trece entidades de la cadena ganadera, la federación de carniceros y los supermercados Coto, Jumbo, Disco y Carrefour.
Del lado oficial, el Presidente ordenó que todos salieran juntos en la foto. Esta decisión apuntó a mostrar unidad donde no la hubo: la negociación con los privados fue capitaneada por el secretario de Coordinación Económica, Lisandro Salas, y el subsecretario de Agricultura, Javier de Urquiza, y excluyó a Miguel Campos, el titular de ese área.
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