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Cris Morena: la señora TV

La Nación Revista

Es el máximo exponente femenino de la producción en la pantalla chica. Entrevista con una mujer de bajo perfil que logró triunfar en «un mundo de tiburones»

Nos encontramos en una confitería de la avenida Figueroa Alcorta, en la mañana de un día feriado. Llegué media hora antes para repasar las preguntas y poner a punto los grabadores. Pero a los dos minutos la vi entrar: lo más sorprendente era el equilibrio que hacía para sostener en sus brazos la cartera, las carpetas y un cuaderno. «Vengo a repasar libretos», aclaró, como para decir algo.

Así es Cris Morena, una especie de estudiante, de alumna que nunca deja de hacer deberes, más allá de ocupar un espacio de poder importante entre los productores argentinos de televisión. Es la única mujer que está a la altura de Mario Pergolini, Marcelo Tinelli o Adrián Suar. «Me muevo entre tiburones –ironiza–. Es lindísimo nadar en aguas profundas y azules. Es bárbara la elegancia con que se mueven. Pero ojo con que no te salga ni una gota de sangre, porque te comen.»

En ese mundo se mueve. Un mundo implacable, masculino, competitivo, neurótico, al borde de un ataque minuto a minuto, igual que como se mide el rating. Sin embargo, este día feriado no parece tan involucrada con la locura. Se ríe encantadoramente, entre cómplice y traviesa, y su voz suena como si tuviera veinte años.

–En este mundo de tiburones de la televisión –como usted dice– no parece irle mal.

–Yo tengo éxitos mucho más «grosos» en mi vida personal. Por eso puedo lograr los éxitos de trabajo.

–Infiero que quiere que hablemos de su vida privada. De acuerdo: esta mujer que está hoy frente a mí, ¿es el resultado de qué historia?

–¡Upa! Qué buena pregunta. Es el resultado de una historia anterior a mí, que se vincula con mi propia familia y mis genes. Una historia en la que ha habido mucho sufrimiento, mucha locura, de la linda y de la fea, de la que hace daño. Tengo una historia en la que las mujeres de mi familia –desde mi bisabuela–, cuando luchaban, eran anuladas. Mi caso es distinto porque tuve un temperamento diferente y otro apoyo. Mi ex marido fue importantísimo para mí. Y otro apoyo fue mi creatividad.

–¿A qué colegio fue?

–A la Asunción (de la Virgen). Un colegio «rebelde way«.

–Creo recordar que en los 70 en ese colegio había monjas francesas muy revolucionarias.

–No cuando yo empecé; eso fue en la mitad de mi camino. Y yo me plegué a las monjas revolucionarias. Hubo otro grupo que se quedó en el miedo. Yo, por el contrario, empecé a ir a villas, estudié asistencia social. Lo conocí mucho al padre Mujica. Esa es la parte de mi historia que mucha gente no conoce. A mí me salvó siempre «la estupidez» (se ríe de su chiste): estudiaba asistencia social y a la vez hacía tapas de revistas como modelo. La pavada fue lo que me sacó de «lo otro», en un momento en que a mis amigas se las llevaban detenidas.

–Me pregunto por qué con esta historia Gustavo Yankelevich era el creativo y usted «la señora de…»

Sí, seguro; se veía eso (contesta sin titubear). Y fue justamente al revés; no en el sentido de que él no fuera creativo, sino que a mí me costó mucho lograr un espacio. Fue durísimo. El fue la persona que más piedras me puso en el camino. En nuestra pareja, yo era la arriesgada, la que lo empujaba a él… Yo estudiaba teatro y Gustavo no quería. Yo tenía a mis hijos, escribía canciones… Rendí el examen en Sadaic y empecé a trabajar. Jamás en la vida dependí económicamente de un hombre. Gustavo siempre dice que yo estoy diez años delante de él. Y suele preguntarme: «A ver, ¿qué pensás? Decime, porque yo sé que lo que vos decís va a pasar dentro de diez años; entonces, yo me subo a tu barco».

–De todas maneras, convengamos que la separación hizo más visible su trabajo.

–Sí, claro que sí. No por la separación en sí, sino porque sufrí muchísimo. Tenía la idea del matrimonio para toda la vida.

–Más allá del sufrimiento personal, en estos años se entendió que la mujer productora no necesitaba un marido gerente de programación para sobrevivir con éxito.

–Nunca lo necesité a Gustavo como gerente de programación; sí lo necesité como persona. En realidad, trabajar juntos nos sirvió a ambos y al canal. A partir de Jugate conmigo, de Amigos son los amigos, de Chiquititas y de Verano del 98, todos fueron éxitos imparables. No hubo nada que al canal le resultara una pérdida, desde ningún punto de vista. Al contrario: generó hasta cierto punto lo que ahora es el merchandising de esos éxitos.

–De alguna forma, el matrimonio de ustedes ha dejado huellas en la televisión argentina.

–Sí (responde con toda soltura). Incluso hasta en la técnica, porque nosotros trajimos al canal luces móviles, que en ese momento en los canales no existían. Gustavo puso musicalizadores, que tampoco existían; puso diseño de vestuario, diseño de arte, secciones que antes existían sólo en publicidad, no en la televisión. Todo eso fue lo que logró darle a Telefé una identidad que nadie movió hasta ahora.

–Sin embargo, hay diferencias enorme entre la mujer estilo adolescente que conducía Jugate conmigo y las obras posteriores, en los que usted no es el personaje en escena.

–Con Jugate conmigo nació la mujer productora. Me di cuenta de que siempre lo había sido, pero allí lo aproveché a nivel empresarial. Toda mi vida fui de las que solucionan las cosas sin darse cuenta. A mí no me sale nunca esa mujer que dice, ante una situación difícil (actúa un tono frívolo, burlesco): «Ay, ¿y ahora cómo hago?, ¿nadie me ayuda?».

–¿Por qué se dedicó al mundo de los adolescentes, de los jóvenes?

–Porque me fascina todo lo que todavía tiene posibilidades de modificarse, de crecer, de transformarse.

–¿Ese diría usted que es su talento?

–Tuve la capacidad de entrar en un hueco del que nadie se estaba ocupando, o bien los que se ocupaban lo hacían con mucha falta de respeto, con poca prolijidad. Trabajar con chicos y con jóvenes implica un esfuerzo doble, porque hay que ayudarlos a crecer. En realidad, contestando a tu pregunta, haberme dedicado a los chicos y a los adolescentes debe de tener relación con cosas mías, con situaciones mías no resueltas en mi infancia y mi adolescencia.

–Bueno, Woody Allen hizo de sus fobias el tema de casi todas sus películas. De usted dicen que es una gran descubridora de talentos.

–La mayoría de la gente que está protagonizando en este momento pasó por nuestras manos. Agustina Cherri, Marcela Klosterboer, Dolores Fonzi, Tomás Fonzi, Romina Gaetani. Estoy nombrando a los que han sido formados por nosotros, porque Mariano Martínez, por ejemplo, empezó con nosotros pero después siguió por otro lado. Luciano Castro, que en este momento está trabajando muy bien. Michel Brown, el famoso «Gavilán» de la novela Los gavilanes. Puedo seguir nombrando: Florencia Bertotti, mi propia hija. Facundo Arana empezó fuerte con Chiquititas. Isabel Macedo, que parecía invisible, es una gran actriz. Soy de las personas que hacen que la gente que está a su lado tenga todo en sus manos para poder crecer. Por supuesto que esto en el medio no lo reconoce nadie. Mientras trabajan conmigo nadie hace comentarios, y cuando pasan a otra producción dicen: «¡Opa, qué buenos actores!».

–Es cierto, la mirada de la crítica era descalificadora hasta Floricienta. ¿De quién fue la idea de que se fuera al 13?

–De Adrián Suar. Fue una oportunidad grande poder hacer ficción en un canal donde sólo había ficción de Pol-ka. Fue muy bueno, pero es una estructura que me resulta compleja. Es muy cool el 13. Pero es un canalazo. Todo en el 13 da esa imagen «correcta». Todo pasó a ser increíble, cuando ya hacía diez años que yo venía haciendo sucesos. Pero ojo que hay muchos productos en el 13 que no funcionan, aunque llevan mensajes similares.

–Hablemos de Telefé.

–Es un canal con mucha cintura y muy interesante. Defiende mucho todo lo que tiene adentro, aun al programa de menos rating.

–¿En qué momento de su carrera sintió que jugaba en primera?

–¿Entre los tiburones? Supongo que cuando llegué a Canal 13. No, en realidad sentí que jugaba en primera cuando logré, sola con mi alma, poner una producción en un canal, que incluso la negocié yo. También cuando logré asociarme con un israelí, que estaba a 20 mil kilómetros de distancia y que confió en mí. Ahí empecé a sentir que estaba jugando en primera. Pero en el sentido de considerarme como par, fue cuando entré en el 13. Me doy cuenta de que para todos sigo «dando» algo adolescente, pero de adolescente no tengo nada. Por ejemplo, una historia como Alma pirata está a años luz de toda la ficción argentina; no es nada adolescente. Acá confunden adolescencia con #aventuras.

–¿Cómo es su método de trabajo? ¿Se despierta a la mañana y tiene una rutina? ¿Está horas frente a la computadora?

–No trabajo con computadora. Me encantaría, pero los botones no son mi fuerte. No es que no pueda aprender, pero soy una persona que, cuando no le interesa algo, le cuesta ponerle atención.

Cris Morena se para y hace su «demostración»: abre el bolso y saca cuadernos.

–Mis cosas las escribo yo. En un rato me junto con el equipo de teatro de Chiquititas. Sigo siendo infantil en un punto. ¿Ves? . La tira de Floricienta ahora está toda escrita a mano (muestra y va dando vuelta las páginas). Acá hay una canción (sigue recorriendo, cada vez más rápido). Acá empieza Chiquititas 2006. Es a mano, ¿ves? (sigue dando vuelta las páginas, como una nena que quiere mostrar todo). Soy así: todo escrito; es una cosa rara, no sé cómo explicarlo. Es estúpido, porque debería usar la computadora. Pero no sólo no la uso, sino que tengo biromes especiales, sin las cuales no puedo escribir. Soy un poco de antes en esto.

–¿Cuál es su momento más creativo?

–El momento creativo es cuando salgo con mis nietos, por ejemplo. Me ponen creativa cosas mucho más vitales que el trabajo, el negocio, el rating, el salir al aire…

–¿Es buena para los números?

–Pésima. Pero me estoy dando cuenta de que sí soy buena para vender las cosas en las que creo. Me pongo a hablar de algún proyecto, con cualquiera –por ejemplo, el otro día tuve una reunión con unos chinos–, y me encuentro de pronto envuelta en lo que estoy contando; cuando termino, me doy cuenta de que me creen. Hacen empatía con mi enamoramiento, y se enamoran del proyecto.

–Quiero insistir en este tema del poder. Porque cuando hay una reunión de «capos» de la tele a usted no la nombran, siendo, como es, la única productora mujer, y más poderosa que muchos.

–Sí. Y, además, trabajo a un nivel muy competitivo. Ahora bien, me estoy preguntando si me interesa de verdad…

–¡Qué reflexión tan femenina! De alguna forma, todas las mujeres con poder en algún momento se lo cuestionan. ¿Se imagina a los «popes» haciéndose esta misma pregunta?

–Es cierto, pero no me importa, porque a la hora de trabajar para afuera me junto con Pergolini para hacer ficción, por ejemplo, y me junto con la gente de #Televisa, que me quiere contratar también para hacer ficción. Los canales están en un momento en el que son más importantes las personas que los contenidos.

–¿Cuánto control tiene sobre sus productos?

–Todo. Y me hago cargo totalmente, tanto de lo bueno como de lo malo que suceda en el producto. Tengo la última palabra, soy el «okey» del producto.

–¿Le preocupan las críticas que le han hecho a Chiquititas?

–No, para nada, porque eran críticas desde el prejuicio. Decían que el orfanato era demasiado lindo, y que todos los chicos se querían ir de su casa para vivir ahí. Pero era un orfanato de ficción. Si yo tuviera que narrar la verdad de los niños que sufren, tendría que hacerlo a las once de la noche. Si tuviera que mostrar lo que de verdad sucede en un orfanato en la Argentina de hoy, creo que no lo podría hacer en televisión.

–En el mundo de la tele, ¿cómo juega el aspecto físico? ¿Es mejor ser un poquito asexuado?

–A lo mejor atienden más a tu intelecto. Pero hay que saber también que ninguna persona del nivel al que nos estamos refiriendo es tonta. Pero, por otro lado, entiendo cómo muchas mujeres han llegado a muchas cosas sin haber hecho nada: apelan a la parte más ingenua, más mediocre y más tonta del varón.

–¿Cómo le cayó ser abuela?

–La sola idea fue impresionante, en cuanto a la emoción y al deseo de tener un nieto. Es más, no sé qué habría pasado si en todo este tiempo no hubiera tenido nietos. Mis nietos me abrieron un mundo nuevo; me permitieron volver a empezar la vida. Mis nietos me producen una sanación importante.

–Después de haber estado más de 20 años casada, ¿se acostumbra a circular sola?

–Me banco bien. Es un tema. Me preocupa un poco porque yo siempre pensé que el amor de una pareja era lo más importante. Pero creo que lo que sucede es que tengo pocos huecos en este momento. Me gusta mucho lo que hago, estoy muy enamorada de lo que hago, estoy enamorada de mi familia, de mis amigas, de mis amigos. Esto me está pasando de un año a esta parte, porque hace un año tuve un novio.

Levanta la vista, hace una pausa.

–¿Me traés otro café en jarrito?

Con el pedido a la camarera, María Cristina de Giacomi da por terminada la charla.

Por Any Ventura
Producción Lucía Uriburu
Fotos: Daniel Pessah y gentileza Cris Morena Group

Perfil

Puro trabajo

  • Su nombre es María Cristina de Giacomi. Durante 25 años compartió su vida con Gustavo Yanquelevich, uno de los hombres más influyentes de la televisión y el padre de sus dos hijos, Romina, actriz, y Tomás, director.
  • Desde 1991, con Jugate conmigo, encontró en el público púber a su mejor interlocutor. Pronto devino productora y creativa de ciclos exitosísimos, como Chiquititas, Verano del 98, Rebelde Way y Floricienta (con un rating promedio de 19 puntos).
  • En 2001 formó una productora, desde donde desarrolla contenidos para sus ciclos.
  • Escribió el libro Canciones de Cris para personas Chiquititas.
  • Edita las revistas de Floricienta (sobre la serie del mismo nombre), que vende alrededor de 50.000 ejemplares, y comercializa los discos de la serie. También, la revista de Rebelde Way, cuya tirada es de 50.000 ejemplares.
  • Es presidenta del Cris Morena Group, que comercializa sus productos y formatos a escala internacional|#Warner Bros| #Warner Bros. Records. Consumer Products, por su parte, comercializa la licencia de la marca Rebelde Way para ser utilizada en productos de gráfica, promoción y editorial. Además, con el CD de Erreway logró los discos de oro y de platino, por vender más de 120.000 placas. El de Floricienta, con 150.000, fue triple platino.
  • Hoy tiene en el aire Alma pirata y Chiquititas (Argentina). En México se está emitiendo Floricienta, en una coproducción con Televisa. En Brasil, va por la segunda temporada de Floribella. En Israel, se emite Amor mío.
  • Vendió licencias de estas marcas para álbumes de figuritas, indumentaria femenina, anteojos, tarjetas telefónicas y videoclips.

Algo personal

Bebida: una copa de vino tinto, a la noche, cuando sale.

Un lugar de vacaciones: para su cumpleaños, en agosto, se va con cinco amigas… a algún lugar.

Ropa: Anthropology. Casi todo lo que le gusta está en el Soho de Nueva York. Prefiere las prendas que no parecen de vidriera; las que dan la impresión de que alguien ya se las hubiera puesto antes.

Un lugar romántico: Roma. Nunca estuvo allí con una pareja.

Un regalo: libros, música. Orquídeas, jazmines y rosas blancas. ¿Joyas? No usa.

Dieta: no hace. Tiene una vida muy prolija. Duerme ocho horas. Come sano. No gasta demasiado dinero en nada.

Un tema musical: She, cantado por Elvis Costello. «Si alguien me lo canta, me enamoro».

Caracteristicas masculinas: «A mí me puede el sentido del humor, que Gustavo no tiene. La gente con mucho sentido del humor y muy inteligente. Pero con una inteligencia emocional, no la inteligencia del sabiondo o del estratega».

Agustín Cachete Sierra

Espiritismo

#Amor

Chiquititas. Una boludez, pero linda|Chiquititas: el regreso de un clásico|¡QUÉ VIEJOS ESTAMOS!#Pasado|Andrea del Boca

Por David Encina

Periodista

Ver perfil en LinkedIn / twitter.com/DavidEncina

Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

Más información ver en David Encina V. - PRENSA.
http://cualeslanoticia.com/prensa/

2 respuestas a «Cris Morena: la señora TV»

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