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Cristina Kirchner en el país de las maravillas.

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Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

En su discurso de reasunción, el pasado 10 de diciembre, la presidenta desarrolló un balance de su gestión y anticipó los trazos gruesos de su orientación para el 2012. El núcleo duro de su alocución reveló la naturaleza del relato K, entendido obviamente como una construcción política interesada de la realidad.

Como socialistas y revolucionarios, uno de nuestros objetivos es tratar de aportar claridad política a los luchadores del movimiento obrero, popular y estudiantil. En ese sentido, frente al discurso de Cristina Kirchner, tenemos que intentar despejar la espuma de la superficie para desnudar el verdadero carácter de sus planes.

Antes del Argentinazo de 2001, los dirigentes patronales podían declarar impunemente, como Menem, que “si en la campaña electoral decía lo que iba hacer, no me votaba nadie”. Hoy el pueblo trabajador no resistiría semejante provocación. Por eso Cristina tuvo que envolver bajo un celofán progresista su paquete de medidas que no son más que un verdadero volantazo hacia la derecha. Con casi nula presencia sindical ni de la estructura peronista, la aplauden funcionarios obsecuentes y jóvenes “camporistas” rentados, que protagonizan un escándalo con la Bonaerense.

Con cifras y estadísticas, pretendió demostrar los avances del gobierno “nacional y popular”. Pero aparte de la distorsión de sus números, la presidenta no se refirió a los tarifazos habilitados por la quita de subsidios ni tampoco a la inflación que crece a todo ritmo o al techo salarial que pretende imponer. De lo que sí habló, y cómo, es de dos cuestiones clave: la deuda externa y el derecho de huelga.

En cuanto a la deuda externa, lo primero a constatar es que el gobierno de los Kirchner es el que más pagó al contado después de la dictadura genocida. A pesar de los cuantiosos pagos esa deuda ilegítima siguió creciendo y hoy es de 180 mil millones de dólares. Semejante transferencia de riqueza a los usureros de la banca mundial fue presentado… ¡como una política de independencia nacional! Un malabarismo verbal para esconder un entreguismo bochornoso. Obama, sabedor de que por encima de esa retórica mentirosa el gobierno nacional K es obediente y buen pagador, exige más y más.

El segundo parámetro que identifica la naturaleza real de este gobierno es su posición frente a los trabajadores, los jóvenes y los sectores populares, sus luchas y sus derechos democráticos. En su discurso, Cristina hizo gala de gorilismo. Sin disimulo, torpedeó violentamente el derecho de huelga. Los grandes empresarios y su dirigencia política, chochos. El imperialismo, satisfecho. Se trata de una política de intimidación preventiva hacia la clase obrera, porque ella sabe bien que la crisis internacional la empuja a tomar medidas de ajuste que más temprano que tarde fogonearán la bronca y la resistencia obrera y popular. Como si ya no bastara el nivel de criminalización de la protesta social, prepara más.

En el contexto de esta coyuntura política y previendo una perspectiva de mayor conflictividad y cambios bruscos, los socialistas del MST les proponemos a todos los luchadores del país tres tareas fundamentales. Primero, la necesidad de apoyar e impulsar con toda fuerza cada lucha obrera, popular o estudiantil que se presente. Segundo, la de difundir y explicar nuestras propuestas alternativas para que la crisis económica y sus consecuencias cotidianas no las pague el pueblo sino sus responsables: los capitalistas. Y tercero, los invitamos a sumarse a nuestro partido, el MST, porque la militancia social es insuficiente si no la acompañamos de la construcción de una alternativa política para ir por cambios de fondo y anticapitalistas.

El problema es que vivimos en este mundo en crisis, en esta Argentina que no está blindada, y no en el país de las maravillas que nos quiere vender Cristina.

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