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Salud y bienestar

El cerebro crece distinto en niños muy inteligentes

La Nación
 
Según investigadores de EE.UU.

Es la conclusión de un trabajo que se hizo durante 17 años
 
 
NUEVA YORK.– Después de analizar una serie de imágenes cerebrales reunidas durante 17 años, científicos han encontrado que el cerebro de los niños más inteligentes se desarrolla según patrones diferentes de aquellos con habilidades cognitivas promedio.

El descubrimiento, esperan algunos expertos, ayudará a los científicos a comprender la inteligencia y a determinar cuáles son los genes que la fomentan y cuáles son las experiencias infantiles que pueden estimularla.

“Esta es la primera vez que alguien ha demostrado que el cerebro crece de modo diferente en los niños extremadamente inteligentes”, aseguró el doctor Paul M. Thompson, experto en imágenes cerebrales de la Universidad de California en Los Angeles, Estados Unidos.

El descubrimiento está basado en el estudio de 307 niños de Bethesda, un poblado suburbio de Washington. Todo comenzó en 1989, cuando se les tomaron imágenes del cerebro regularmente utilizando resonancia magnética y el proyecto fue iniciado por la doctora Judith Rapoport del Instituto Nacional de Salud Mental.

Este conjunto de imágenes fue analizado por Philip Shaw, Jay Giedd y sus colegas del instituto y en la Universidad McGill en Montreal. Se observaron los cambios de grosor en la corteza cerebral, que es la fina capa de neuronas que revisten a la superficie externa del cerebro donde se localizan muchos de los más altos procesos mentales.

El patrón general de maduración, informaron en la revista Nature, es que la corteza se vuelve más gruesa a medida que el niño crece y que luego se afina. La causa de estos cambios es desconocida, porque las imágenes no llegan al nivel de las neuronas individuales. Pero, básicamente, el cerebro parece renovarse a sí mismo a medida que madura con un afinamiento de la corteza que refleja la supresión de las conexiones que no son necesarias.

El estudio fue ideado para controlar un descubrimiento del doctor Thompson: las partes del lóbulo frontal de la corteza son más grandes en personas con coeficiente intelectual alto.

Al observar a niños de 7 años muy inteligentes, los investigadores se sorprendieron al encontrar que la corteza era más fina en comparación con la de niños de inteligencia promedio.

Sólo al seguir las imágenes a medida que los niños crecían se hizo evidente el dinamismo del cerebro en desarrollo. Los investigadores encontraron que los niños promedio (coeficiente intelectual entre 83 y 108) alcanzaban el pico de grosor cortical a la edad de 7 u 8 años. Mientras que los niños altamente inteligentes (121 a 149) lo alcanzaban mucho más tarde, a los 13 años, seguido por un proceso más dinámico de descarte de conexiones.

Una interpretación, según la doctora Rapoport, es que el cerebro de los niños altamente inteligentes sea más plástico y maleable, pasando por una mayor trayectoria de engrosamiento y afinamiento cortical que los niños promedio. Las imágenes muestran "una más fina sintonización de las partes de la corteza que se ocupan del pensamiento más complejo y puede ser que esto esté pasando de manera más eficiente en los niños más inteligentes", aseguró Shaw.

El doctor Thompson dijo que el nuevo estudio abría amplias posibilidades porque los investigadores iban a poder identificar los factores que influencian al cerebro al estudiar los patrones escaneados por los investigadores.

A los niños de Bethesda se les tomaron muestras genéticas de sus células de manera que genes con poca influencia en el cerebro pudieran ser detectados, dijo Thompson. Los patrones de desarrollo también pueden estar influidos por la dieta, las horas pasadas en la escuela o el número de hermanos y esto puede aparecer al interrogar a los padres sobre cómo criaron a sus hijos. "Hay muchos enigmas de la inteligencia que ahora se pueden resolver", agregó.

Los estudios con imágenes del cerebro efectuados por Thompson y el grupo de estudio han dado un gran avance a este campo al identificar características físicas del cerebro correlativas con el coeficiente intelectual.

En 2001, Thompson informó que basado en imágenes del cerebro de mellizos el volumen de materia gris en los lóbulos frontales y otras áreas se correlacionaban con el coeficiente intelectual y estaban muy influidas por la genética. A pesar de la gran importancia de los genes en la función cerebral, Thompson aseguró que la experiencia podía también cambiar el cerebro.

"A menos que uno tenga un potencial natural, uno no se convierte en un maratonista -dijo-. Pero esa noción se reemplaza por la idea que uno puede mejorar su propia actuación."

El equipo del instituto tiene muchos estudios genéticos en proceso. El análisis dado a conocer hoy no tiene la intención de estudiar la relación entre los genes y la inteligencia.

Por Nicholas Wade
De The New York Times

Traducción: María Elena Rey

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

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