El último día de Expochacra fue una fiesta para todos. Por el lado de los productores, colmaron los distintos stands en busca de novedades tecnológicas para el sector; hacían gestos de admiración cada vez que se topaban con algo que los sorprendía.
«Vine a mirar todo lo que hay de nuevo», dijo Antonio Martinich, contratista rural, actividad que en el campo es desarrollada por alguien que presta el servicio de siembra, pulverización o cosecha.
El público en general, en tanto, con familias enteras, se divirtió cada vez que un expositor ponía en marcha una máquina, como cuando en el stand de Tilo 2000 empezó a rugir el motor de una moderna pulverizadora que se parece a un auto de Fórmula 1 por su diseño.
Otro de los atractivos para la familia estuvo en un entretenimiento con caballos en un estadio montado en la muestra y en el stand del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que en el marco de sus 50 años de vida mostró una síntesis de lo que ocurrió en el sector.
«Estoy aquí con los chicos para que vean los cultivos y aprendan a diferenciar una planta de soja de una de maíz», comentó una madre, de nombre Fivia, de la localidad bonaerense de Quilmes, mientras recorría el stand de esta institución.
«Llegué con toda la familia; mientras yo veo las máquinas que compró mi patrón, que son una cosechadora Don Roque y una sembradora Pierobón, mis hijos se suben a los tractores porque esto también les gusta», agregó, por su parte, Eduardo Graiño, empleado rural de Villa Constitución.
Al colorido de la gente en la exposición se sumó ayer otra vez la presencia de dirigentes políticos, en esta oportunidad con la diputada del ARI Elisa Carrió y el intendente de Rosario, el socialista Miguel Lifschitz. También estuvo Juan Carlos Blumberg, (de lo que se informa en la página 31).
Balance
Con el cierre de la muestra, ayer se presentó un balance de lo que fue ésta, su 15» edición. Según los organizadores, la exposición, que contó con la participación de 419 expositores, fue visitada por 83.000 personas.
«Estamos profundamente satisfechos, tanto LA NACION como Exposium América Latina», subrayó José Claudio Escribano, presidente de Expochacra 2006.
Se calcula que en la zona el movimiento económico que generó la muestra se ubicó entre 5 y 6 millones de pesos, desde algo tan simple como el alquiler de un hotel, el consumo en bares y restaurantes, y gastos en estaciones de servicio y en accesorios para el armado de stands.
Entre otras cosas, se destacó la concreción de 178 encuentros en el centro de negocios montado en la muestra, la presencia de más de 6200 personas en las diferentes conferencias, la sectorización de la exposición en los rubros de maquinaria, servicios, automotores y semillas y agroquímicos, la instalación de una clínica fitopatológica para la detección de enfermedades en los cultivos y el monitoreo satelital por primera vez en el mundo de las demostraciones a campo de la maquinaria, realizada por la empresa Tesacom. Un dato más: hubo 671 periodistas acreditados.
En rigor, los organizadores presentaron casos de empresas que lograron cerrar negocios o que vieron a la muestra como una importante oportunidad para generar contactos.
Por el lado de las empresas del agro, Baumer vendió dos sembradoras de 125.000 dólares y cinco equipos de siembra de parcelas, en H y H Elevadores de grano realizaron 120 presupuestos y 6 ventas, en Akron hicieron más de 180 presupuestos y en Valley otros más de 100.
Además, la firma de pulverizadoras Capurelli vendió 5 equipos autopropulsados y confeccionó más de 50 presupuestos, mientras que Pla comercializó dos pulverizadoras sin contactos previos y Davilor vendió todos los equipos que tenía en la muestra.
«Hacemos una buena evaluación de la muestra; hubo gente y nos llevamos más de 100 contactos para posibles negocios», indicó Luis Visconti, de la firma de tractores Pauny.
«Nos vamos contentos porque tenemos la firme posibilidad de negocios con 46 productores», agregó Carlos Palmieri, gerente general de Jacto, empresa comercializadora de pulverizadoras. Por su parte, Mainero recibió en su stand la visita de productores de Venezuela, Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil, Canadá, Sudáfrica y Colombia.
En el semillero Don Mario entregaron alrededor de 20.000 folletos a personas interesadas; por el stand de Monsanto pasaron unas 3000 personas.
Renault vendió más de 40 unidades con fecha de entrega y Ford concretó más de 10 operaciones comerciales.
Por último, Ombú Indumentaria tuvo 10.000 visitas y comercializó 1000 prendas.
Por Fernando Bertello
Enviado especial
La muestra tuvo lugar para recorrer la historia del agro
Chacras
Con su reconocido tono amable, Luna relató que en los inicios de la vida colonial lo primero que existió fueron las chacras, que eran fracciones de terreno con frente al Río de la Plata, que Juan de Garay repartió entre los vecinos para que tuvieran tierras para subsistir.
El historiador apuntó que había tanto ganado vagando sin dueño por la llanura bonaerense, que en 1608 se autorizó a los vecinos a cazar las vacas.
«Se juntaban mozos a caballo con una lanza que tenía una guadaña en la punta, les cortaban los garrones y sacaban el cuero que era la única riqueza para exportar; el resto quedaba para las ratas y los perros cimarrones, una locura ecológica», dijo.
Y agregó que en 1612 el Cabildo de Buenos Aires prohibió estas prácticas «porque íbamos a quedar sin cuero y en cuero».
Desde 1850 en adelante el alambrado cambió el tipo de explotación rural, continuó el escritor.
Se podían dividir los potreros en agrícolas y ganaderos, y ese cambio junto a la aparición del bebedero y de los #molinos de viento fueron la gran innovación del momento|aerogenerador|molinos|turbina eólica|parques eólicos
Conciencia
Luna señaló que con la generación del 80 se tomó conciencia del potencial que tenía el campo.
«Antes la tierra se regalaba o se daba como premio militar, ahora, a fines del siglo XIX, es cuando empieza a descubrirse el gran instrumento que tenía la Argentina para remontar su pobreza y su medianía.»
Relató que entonces se empezó a manejar los campos con inteligencia, con nuevos cultivos y refinando el ganado.
«En esa época se comienzan a producir las grandes cosechas y se mandan al exterior las carnes congeladas; el dinero que llegó por aquellas exportaciones ayudó al país a pagar sus deudas y a levantarse, así el campo se convirtió en la clave del crecimiento».