De modo que el jueves pasado, con la ayuda de una organización denominada Centro Nacional para Hombres, Dubay presentó una demanda en la que alega que la justicia discrimina en cuanto a los derechos reproductivos de los hombres.
El argumento es que mientras una mujer embarazada puede elegir entre el aborto, la adopción o la maternidad, el hombre involucrado en un embarazo accidental no tiene opción -y debería tenerla- de desistir de cualquier responsabilidad económica si así lo desea.
La demanda ha sido bautizada como el Roe vs. Wade masculino, en alusión al fallo de 1973 que reconoció el derecho de la mujer al aborto. En el pasado, las cortes que decidieron casos similares, juzgaron que la inequidad se ve compensada por el interés de la sociedad en asegurar que los hijos reciban apoyo económico de ambos padres.
Como era de esperar, las feministas han reaccionado airadamente a la comparación y señalaron que la ley del aborto salía al cruce de una intrusión extrema del gobierno al forzar a una mujer a continuar el embarazo contra su voluntad, en tanto que en el caso de los hombres no existía equivalencia.
Los hombres tenían, como las mujeres, la posibilidad de elegir métodos de contracepción, desde condones hasta la esterilización. Pero los querellantes ven el conflicto desde otro ángulo. Mel Feit, director del centro, señala que la ley posibilita a la mujer tener relaciones sexuales de la manera que prefiera y luego tener control de las consecuencias, opción de la que los hombres no disponen.
La demanda llega en un momento de profundos cambios sociales en torno de la pareja, que incluyen el debate sobre el matrimonio gay y el derecho a la adopción de parejas homosexuales. En los últimos tiempos, surgieron cada vez más grupos defensores de los derechos de los hombres y abordaron áreas como la asimetría en los riesgos de muerte (los hombres tienen seis veces más posibilidades de sufrir accidentes de trabajo, se suicidan en una proporción de 4 a 1 respecto de las mujeres y tienen tres veces más chances de ser asesinados); la enorme desproporción en los sin hogar y un tema casi tabú: la violencia familiar de mujeres contra hombres.
Maltratados
Las cifras de hombres maltratados físicamente por sus mujeres es aún incierta, porque son más reticentes a presentarse a la policía y denunciar que su esposa los molió a golpes. Los activistas de esta causa citan un estudio hecho en 1975 por los sociólogos Murray Straus, Suzanne Steinmetz y Richard J. Gelles, cuyo hallazgo más inesperado fue que tantas mujeres son atacadas por hombres en el contexto familiar como hombres por mujeres.
Alan Dershowitz, el abogado que defendió a O.J. Simpson, indica que las mujeres matan casi con tanta frecuencia como los hombres en asesinatos familiares, aunque las cifras reales son del 66% para los hombres y del 34% para las mujeres.
Este decreciente rol de los hombres ha sido objeto de estudios como "La condición masculina", del profesor de Harvard, Harvey C. Mansfield. "Ahora que las mujeres son iguales, tendrían que aceptar que se les diga que no lo son", afirma. Es probable que haya llegado tarde. Ahora que las mujeres se distinguen en política, economía, fútbol y boxeo, va a ser necesario más que un libro de filosofía para ponerlas en su lugar.
Por Mario Diament