MADRID (De un enviado especial).- Al final de una frenética sucesión de audiencias con empresarios españoles, el presidente Néstor Kirchner firmó un acuerdo con los dueños de Aerolíneas por el cual el Estado recuperará entre el 5 y el 20 por ciento de las acciones de la compañía aérea.
Fue el anuncio más resonante de la primera jornada de la visita presidencial a España y le permitió al Gobierno mostrar una noticia positiva en relación con las inversiones españolas, en medio de la insistente queja del poder económico de este país por la demora en la autorización de aumentos tarifarios.
No es que el tema no haya estado presente en la discusión con Aerolíneas, pero la condición que puso el Presidente para poner la firma a la carta de intención anunciada anoche fue que se dejara para más adelante la decisión sobre las tarifas de cabotaje.
Por el momento lo que sí está pactado es que la Casa Rosada nombrará a dos integrantes del directorio. El Estado aumentará su influencia en las decisiones de la compañía, pero, a diferencia de la primera intención de Kirchner, no tendrá poder de veto o acción de oro.
A cambio de la cesión de acciones, el Gobierno se comprometió a destrabar la aprobación de los últimos tres balances de la compañía: eso le permitirá salir al mercado a conseguir financiamiento.
Y hablando en dinero, el Estado tomará su parte por medio de la capitalización de deudas, posibles aportes en efectivo y subsidios al combustible.
Los directivos de Marsans, empresa que controla la línea aérea, habían ofrecido que el porcentaje estatal no pasara del 1,65 por ciento. Pero el ministro de Planificación, Julio De Vido, lo rechazó de plano. "El 5 es el piso", les anticipó la noche anterior a los empresarios.
Los ejecutivos Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz llegaron ayer al palacio de El Pardo, la residencia real donde se aloja Kirchner por cortesía del rey Juan Carlos, a comunicar el sí.
La negociación con Aerolíneas Argentinas se había convertido en una de las más complejas dentro del cuadro de discusiones con empresas de servicios. La tensión llegó incluso a colarse en todas las últimas reuniones entre Kirchner y el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
En el pico de la tensión, el Gobierno denunció que Aerolíneas había efectuado operaciones para licuar la participación original del Estado (5,4 por ciento) y bajarla hasta el 1,34. En esos movimientos está involucrada la sociedad española creada por el anterior gobierno español para privatizar empresas.
Balances y tarifas
En las últimas semanas el acuerdo empezó a acercarse. Un gesto fue el paso al costado del ejecutivo Antonio Mata, un negociador duro de relación volcánica con Kirchner.
La empresa cedió porque buscaba con urgencia la aprobación de los balances (cuestionados por los órganos de control) y la posterior actualización de tarifas.
Lo que se firmó ayer es una carta de intención a la que todavía falta añadirle contenidos. Por ejemplo, ¿cuál será el porcentaje definitivo de la participación estatal?
Al moverse con pisos y techos, todo está abierto. Un funcionario que conoce al detalle la negociación indicó que por el momento el interés del Gobierno es alcanzar sólo el 5 por ciento y después esperar a ver.
Lo que a Kirchner le interesaba especialmente era dejar por escrito cuál sería el alcance de las nuevas facultades estatales en la empresa.
El convenio dice que los directores que él nombre van a tener capacidad para vetar decisiones estratégicas, como aumentos significativos de capital, alianzas con otras aerolíneas y la eliminación o reducción de frecuencias.
"A partir de ahora, el Estado va a acompañar, vigilar y participar", resumió un ministro de confianza del Presidente.
Los directivos de Marsans salieron de El Pardo con el mismo sigilo que entraron y el acuerdo se difundió por escrito sin que hablara ningún funcionario. Urgía el tiempo en Madrid: eran las 20.45 de aquí y faltaban 15 minutos para el partido entre la Argentina y Holanda. Y para el consiguiente fin de la agenda económica.