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POLÍTICA

El ex presidente argentino, Raúl Alfonsín, no es el Padre de la Democracia, como lo dijeron Cristina Kirchner, la UCR y los grandes medios

Por David Encina.
Ante la muerte del ex presidente de Argentina, Raúl Alfonsín, se dió en estos días en el país un bombardeo mediático para intentar,  de todas las maneras posibles, instaurar una especie de nuevo héroe, santo o patriarca de una democracia que le costó la vida a más 30.000 personas.
 

Los revolucionarios, trabajadores, periodistas, profesionales que miramos un poco hacía la historia de nuestro país no toleramos esto. Porque la democracia, con sus miles de defectos aún,  no se consiguió por obra y gracia de un presidente de un partido burgués como es la Unión Cívica Radical. La Democracia no la consiguió Alfonsín, él sólo fue el político que elegió el pueblo en 1983 para gobernar el país. La democracia ya estaba conseguida. La lograron las infinitas luchas de los trabajadores, de los estudiantes, de los militantes políticos, de las Madres, familiares, amigos y abogados de los desaparecidos que entregaron literalmente sus vidas por denunciar lo que estaba ocurriendo en el país.

Por eso, decir que Alfonsín es el Padre de la Democracia, es un insulto a la sangre derramada por los verdaderos luchadores para que Argentina sea democrática y hasta socialista, en algunos casos.

A este bombardeo mediático para tratar de imponer a los argentinos una figura y/o partido que ya habían sido rechazados en elecciones y proyectos políticos anteriores ( Crisis de la última etapa del gobierno de Alfonsín -Elecciones de 1989 – Fracaso de la ALIANZA- Escándalo por coimas para votar leyes flexibilizadoras durante el gobierno de Fernando De la Rúa, otro presidente del partido UCR, que finalmente renunció por el repudio masivo de la población por su gestión etc. ) lo había precedido un acto el año pasado en el que la actual presidenta argentina, Cristina Kirchner, del otro viejo y corrupto partido Justicialista Peronista, nombró por primera vez : » Padre de la Democracia » al viejo caudillo radical.

Primero Cristina Kirchner,  que incluso le faltó el respeto a los mismos peronistas detenidos, torturados y desaparecidos por conseguir una Argentina democrática, después la prensa, y la vieja y rancia Unión Cívica Radical insultaron e insultan la sangre derramada de los que consiguieron esta democracia.

 
Voy a transcribir  y recordar algunas frases  y/o situaciones del mal llamado «Padre de la Democracia».
Durante la última dictadura genocida que empezó en 1976, Alfonsín al igual que otros cientos de abogados, muchos de los cuales también están desaparecidos, defendía a presos políticos desde su estudio. Y si bien participó en las denuncias por la violación a los derechos humanos cada vez que fue invitado a un foro internacional,  el mundo ya conocía y se estremecía por esos crímenes por la lucha innegable de las Madres de Plaza de Mayo y de los activistas sociales.
1983
 El 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, Alfonsín asumió el gobierno en medio de multitudinarios festejos de los argentinos por el fin de la dictadura.  A la entrega del gobierno por parte del presidente militar de facto,Reynaldo Bignone, en la Casa Rosada asistieron, entre otros, los presidentes de España, Felipe Gonzalez; el primer ministro de Francia, #Pierre Mauroy; así como Mario Soares, de Portugal, e incluso Isabel Perón, ya denunciada por su participación junto a Domingo Perón y a ciertos dirigentes peronistas actuales, ya que formaban parte de la Juventud Peronista por esos años, en  la organización paramilitar terrorista Triple A, la Alianza Anticomunista Argentina. Cabe destacar que esta organización,  ya gestada durante el último gobierno de Perón, inició su  máximo accionar después de la muerte de éste con turtura y desaparición de personas.
Los organismos de derechos humanos denunciaban: cientos de centros clandestinos de detención donde habían desaparecido, según sus cálculos, más  30 mil argentinos; el robo de bebés; miles de presos políticos sin procesos; más de medio millón de  exiliados políticos. Alfonsín había prometido impulsar los juicios «sin fueros especiales» por violación a los derechos humanos y anular la ley de autoamnistía. El 12 de diciembre de 1983, anuló esa ley. El 13 firmó los decretos 157 y 158, que ordenaban, en ese orden, el procesamiento de las cúpulas guerrilleras del ERP,  Montoneros y sólo de los comandantes de las primeras tres juntas militares. Quedando de esta manera instaurada la teoría de los Dos Demonios.
 
1984
El 20 de septiembre acompañados por una multitud, en la Casa Rosada Alfonsín recibió del escritor Ernesto Sábato el informe final de la Conadep, llamado «Nunca más». El 21 de septiembre se creó la Secretaría de Derechos Humanos. Se habían registrado, hasta ese momento, 8.960 casos de desapariciones y más de 300 centros clandestinos de detención. Luego se continuó, hasta la actualidad con el registro de las desapaciones que superarían las 30.000 mil. Organizaciones de género y de movimientos sexuales han señalado este año que habrían unos 400 desaparecidos más que no figuran en el Nunca Más y que habían sido torturados y asesinados sólo por sus preferencias sexuales.
Ante el fracaso de una nueva ley laboral renunció el  ministro de Trabajo, Antonio Mucci, el 24 de abril. En su lugar asumió Juan Manuel Casella. Así se inició un largo conflicto entre el gobierno y los sindicatos. El 3 de septiembre de 1984, la Confederación General del Trabajo, CGT,  ya unificada lanzó el primero de los 13 paros generales que realizó entre 1983 y 1989. Tras haber fracasado la ley Mucci, Alfonsín dictó un decreto estableciendo elecciones internas en los gremios.
La política económica de la dictadura había dejado 29 millones de habitantes con más de 45.000 millones de dólares de deuda externa, que equivalían al 70% de PBI. Las reservas internacionales no existían. La inflación era agobiante y no se detendría: en 1983 fue del 433,7%, en 1984 iba rumbo al 688%. El crecimiento del PBI en 1983 y 1984 fue del 2,6% y 2,2%. A pesar de esto, Alfonsín intentó en un inicio lograr un crecimiento cercano al 5% que permitiera un aumento de los salarios reales, un cierto freno a la inflación y la posibilidad de avanzar sobre acuerdos de:  renegociación de la deuda externa!
 
Por la resistencia militar, no hubo «juicios sin fueros especiales». No habría olvido ni ley de amnistía. El ministro de Defensa, Raúl Borrás, realizó una modificación al Código de Justicia Militar, permitiendo a instancia del juzgamiento por apelación en la Cámara Federal. Los militares rechazaron el autojuzgamiento. El pasaje del fuero militar al civil fue el 2 de octubre de 1984.
En noviembre, Alfonsín convocó a una consulta popular sobre el Canal de Beagle , que finalizó con un amplio respaldo para lograr el acuerdo con Chile. El 81,13% votó por el Sí. El 29 de noviembre, se firmó el Tratado de Paz y Amistad en el Vaticano. Argentina y Chile aceptaron el veredicto de Juan Pablo II y reanudaron la relación bilateral. La frase popular que impusieron entre los argentinos y chilenos era: » Cómo vamos a estar peleando por un pedazo de tierra…»
 
1985
En marzo Alfonsín realizó la primera visita a los EE.UU y empezó a allanar el camino al neoliberalismo: una de las etapas de mayor crisis social, desocupación y pobreza de Latinoamérica. Por entonces, el secretario el tesoro de los EE.UU. James Baker propondría el primer tramo del canje de deuda por más deuda en bonos. Luego, en los noventa, sobrevendría el plan de Nicholas Brady de canje de deuda por activos estatales: la era de las privatizaciones o, como Alfonsín la llamó, «de la venta de las joyas de la abuela».
Con una inflación galopante cerca del 400%, en marzo, el ministro de Economía, Bernardo Grinspun,  renunció. Lo reemplazó Juan Vital Sourrouille.  Para Alfonsín, había que contener la inflación y ahorrar para pagar la deuda externa.  En abril, declaró una « economía de guerra «:  reducción del 12% del gasto público, el congelamiento de vacantes en el sector público, un fuerte aumento de tarifas, los combustibles y transportes, la paralización de inversiones públicas y la privatización de ciertas empresas estatales. Sí, fue primero que Menem en privatizar.
 
Avaló el Plan Austral que implicó un  fuerte ajuste, aun mayor que lo solicitado por el Fondo Monetario Internacional, FMI, que lo apoyó. El plan consistió en:  nueva moneda, cambio de pesos por australes, cuya unidad equivalía a 1.000 pesos; congelamiento de precios de las tarifas públicas y los salarios; reducción de las tasas de interés reguladas; devaluación del 15% y congelamiento del tipo de cambio.
Para cumplir con el FMI y contrarestar tremendo ajuste hizo realidad una reivindicación social importantísima: aprobar la ley 23.234 de patria potestad compartida.
El 22 de abril el tribunal integrado por León Arslanián, Ricardo Gil Lavedra, Andrés D’Alessio, Guillermo Ledesma y Jorge Torlasco con los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo inició el Juicio a las Juntas. Fue memorable más allá de las condenas, algunas mínimas, que se dictaron contra los genocidas.
Ese año también, Alfonsín estrechó vínculos fluídos con el entonces jefe del gobierno español Felipe González y recibió a los reyes de España, Juan Carlos y Sofía.

1986
Punto Final.
Se sancionó en diciembre la ley de Caducidad de la Acción Penal conocida como Ley de Punto Final, que daba sesenta días para el inicio de nuevos juicios, pero una vez transcurrido ese plazo, sólo podrían ser juzgados aquellos militares que se hubieran fugado o que estuvieran relacionados con el robo de bebés de los desaparecidos. Más tarde el viejo caudillo dirá : «Necesitábamos apurar los procesos culminar de una vez con una situación que precarizaba la estabilidad democrática». ( ? )
Se presentaron entonces muchas denuncias y se multiplicaron los procesos para lograr adelantarse al plazo que vencía a mediados de 1987. Eran contra oficiales y suboficiales de menor jerarquía, lo cual generó un descontento en las Fuerzas Armadas. Ni la presencia del papa Juan Pablo II en el país impidió que el conflicto estallaría en la Semana Santa del año siguiente.
1987
Felices Pascuas. Obediencia Debida.
El 15 de abril el mayor Ernesto Barreiro, acusado de torturas en el centro clandestino de detención «La Perla», en la provincia de Córdoba, se negó a declarar y se atrincheró en el Regimiento 14 de Infantería Aerotransportada. El coronel Aldo Rico se sumó a la rebelión y ocupó la Escuela de Infantería de Campo de Mayo. Éstos fueron conocidos como los «carapintadas», a los que se sumaron otras unidades militares. Rico manifestó que no tenía «intenciones golpistas», pero desafió a sus superiores a que intentaran desalojarlo y pidió que «sólo fueran juzgados los generales». Es decir, pedían la Obediecia Debida que finalmente Alfonsín se lo concedería.
Sin embargo, ante estos levantamientos el pueblo se hizo escuchar. Miles de argentinos tomaron las calles, rodearon los cuarteles y se reunieron en todas las plazas del país para:  defender la democracia. Hubo solidaridad del cuerpo diplomático, de todos los partidos, de la CGT, de empresarios, profesionales y de las iglesias y comunidades extranjeras. La prensa mundial cerró filas en defensa de la democracia argentina. El domingo de Pascua, 19 de abril, se desembocó en un acto en Plaza de Mayo. Se firmó un Acta de Compromiso Democrático, que daría lugar luego a la Ley de Defensa de la Democracia y toda la oposición política estaba junto al gobierno, desde la derecha liberal  a la izquierda.
Después de cuatro días de negociaciones con los militares amotinados finalmente vino la traición de Alfonsín al movimiento de masas. Aceptó los pedidos de los rebeldes, como la renuncia del jefe de Estado Mayor del Ejército, general Héctor Ríos Ereñú, y la sanción de la Ley de Obediencia Debida, que desligaba de responsabilidad por los crímenes dictatoriales a los oficiales con grado inferior al de coronel.  Ese domingo de Pascua, ante una Plaza de Mayo atestada, Alfonsín pronunció la frase que pasó a la historia: «Compatriotas, felices Pascuas. La casa está en orden y no hay sangre en la Argentina. Los hombres amotinados han depuesto su actitud. Serán detenidos».  En la plaza hubo desconcierto y confusión. Algunos se retiraban durante el discurso por no estar de acuerdo con cierta capitulación del caudillo a los militares. Un sector importante de la plaza integrada por el partido socialista trotskista, MAS-Movimiento al Socialismo, se retiró antes de que Alfonsín terminara su discurso.
Finalmente, se sancionó la ley de Obediencia Debida el 4 de junio de 1987.
Ese año Alfonsín también visitó La Habana, Cuba  y tuvo varios encuentros con Fidel CastroPero no quiso tratar sobre: las consecuencias de la deuda externa sobre América Latina, la defensa de la democracia en la región y la demanda de que EE.UU. levantara el bloqueo a la isla. También estrechó vínculos con la democracia europea, en especial con Francois Mitterrand de Francia y con Felipe González, de España, con quién ya venía teniendo lazos políticos.

Nuevamente,  intentó ponerle un  contra peso a  las nefastas Leyes de Punto Final y Obediencia Debida con la promulgación de la ley de Divorcio Vincular que había sido resistida por la Iglesia Católica desde el fin del segundo gobierno peronista: habían pasado treinta años. Además impulsó su vieja aspiración de crear el «Tercer Movimiento Histórico», que refundara la base política de la democracia. Uno de sus ejes era el traslado de la Capital Federal a Viedma, como una muestra de federalismo.
En las elecciones legislativas y para gobernador a fines de 1987, Alfonsín perdió en distritos clave a manos del peronismo sólo conservó las gobernaciones de la Capital, Córdoba y Río Negro. El resto del país, excepto Neuquén y Corrientes donde triunfaron partidos locales, quedó en manos del peronismo, liderado por Antonio Cafiero que conquistó la gobernación de la estratégica provincia de Buenos Aires. El gobernador de La Rioja, Carlos Menem, anunció su decisión de pelear el liderazgo del peronismo y presentarse como su candidato presidencial en 1989.
Las leyes de Punto Final y Obediencia Debida le habían restado el apoyo de sectores de la clase media urbana y de los activistas sociales y la crisis inflacionaria le restó el apoyo de sectores populares y de los trabajadores. La frase de Alfonsín al trabajador » A vos no te va tan mal, gordito» resonaba en los oídos obreros.
 
1988
En enero una nueva sublevación militar carapintada, liderada por Rico. Esta vez contó con el apoyo de unidades militares en varias provincias pero dos semanas después se rindieron. Fueron detenidos Rico y 282 oficiales, pero por poco tiempo.  La resistencia militar aumentaba con las variables económicas.
 
A mediados del año  la economía se encontraba en una situación crítica, en la que se combinaron la recesión, la inflación en un 440% acumulados del semestre, la caída salarial, 33% desde 1984 y la desocupación 6,5% además de un 8,9% de subocupación, mientras que la deuda interna alcanzaba los 46.000 millones de dólares y el crecimiento registrabaun índice de – 4% del PBI. Con la economía en este estado se dió que debido a una sequía en el Hemisferio Norte hubo un aumentó de los precios internacionales de productos agropecuarios.  Alfonsín buscó implementar entonces, aprovechando la situación, el Plan Primavera.
La Sociedad Rural Argentina, SRA, las Confederaciones Rurales Argentina, CRA,  la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada, Coninagro y la Federación Agraria Argentina, FAA, denunciaron el plan como un «despojo al campo «. La mayor parte de las medidas respondían a la reestructuración financiera del aparato estatal, pero el desdoblamiento del tipo de cambio fue lo que hizo estallar a las entidades del campo. Esta medida operaba como un impuesto a las exportaciones. El plan de Sourrouille contó con el apoyo del Banco Mundial, el FMI y de los Estados Unidos. Los acreedores externos iban por más. Se avecinaba el canje de deuda estimulado por los EE.UU., junto con la priorización de las economías de mercado, economías liberales en toda Latinoamérica.
 
A finales del año, el 2 de diciembre un tercer alzamiento militar sacudió al gobierno de  Alfonsín. Esta vez lo lideró el coronel Mohamed Alí Seineldín, que sublevó a la Escuela de Infantería de Campo de Mayo.  La rebelión fue reprimida y el 5 de diciembre Seineldín fue detenido. En Argentina se había dado lo que muchos sostienen una » Revolución Democrática» y no había ya lugar para otro golpe de estado. Quizá por eso la gente no creyó en Cristina Kirchner cuando el año pasado agitó la posibilidad de un golpe a su gobierno.
1989

Imposibilitado por sus propias leyes de juzgar los crímenes del pasado, con una inflación descontrolada y  con el país en emergencia energética el 23 de enero el Movimiento Todos por la Patria, MTP asaltó el Regimiento 3 de Infantería de La Tablada. Su líder era Enrique Gorriarán Merlo, quien había pertenecido al PRT-ERP y era uno de los guerrilleros que Alfonsín había ordenado juzgar.

El MTP con esta acción consideró que estaba evitando un nuevo alzamiento carapintada contra la democracia obtenida, apoyado por el peronismo. Alfonsín ordenó una violenta represión,  en los enfrentamientos murieron 30 personas, hubo  44 heridos y numerosos detenidos. El asalto al cuartel no hizo más que reavivar las reivindicaciones de los carapintadas: impedir su juzgamiento.

En febrero, el ministro Sourrouille decidió dejar de sostener el tipo de cambio y el dólar se disparó y con él los precios. Carlos Menem, candidato del peronismo para las elecciones presidenciales de mayo ya había derrotado meses antes a Antonio Cafiero en la interna justicialista, agitó aún más las aguas vaticinando confiscaciones moratorias improbables. El gobierno no pudo contener la inflación y en marzo Sourrouille renunció. En su lugar, Alfonsín nombró a Juan Carlos Pugliese que también fracasó.

En medio de esta  crisis económica Alfonsín convocó a elecciones para el 14 de mayo. La fórmula Carlos Menem- Eduardo Duhalde triunfó sobre la fórmula radical Angeloz-Juan Manuel Casella. La UCR y el PJ habían acordado que la entrega del mando se efectuara el 10 de diciembre, cuando Alfonsín finalizara su mandato. Pero la dinámica de crisis política se acentuaba y se comenzaba a barajar la posibilidad de una entrega anticipada.

El 18 de mayo se reunieron Alfonsín y Menem en Olivos.  Alfonsín se retiraía del gobierno acosado por la crisis económica y social;  Carlos Menem había ya sido electo presidente, pero debería adelantar la toma del gobierno.

El 27 de mayo asumió como ministro de Economía el diputado Jesús Rodríguez. La economía era un caballo desbocado: la inflación llegó al 4.923,3%. La cadena de precios y abastecimiento se rompió.

Entre el 26 y 30 de mayo hubo saqueos a supermercados. Alfonsín ordenó reprimir y una véz más hubo muertes. Esta vez no eran los militares rebeldes con los que negoció, ni los guerrilleros que se le oponían a los carapintadas, esta vez la represión fue contra el pueblo que lo eligió para gobernar. El 30 de mayo Alfonsín renunció ante el Senado.
Finalmente renunció a la Presidencia en los caóticos días de mayo, luego que la hiperinflación se desatara con furia, tras un permitido golpe del mercado financiero y de los saqueos que desembocaron en una crisis de violencia social. Nada pudo hacer para cambiar el curso de una historia marcada por la crisis de la deuda externa.
El 8 de julio entregó el bastón y la banda presidencial a Menem.
1993
Pacto de Olivos. Alfonsín y el nacimiento de la Vieja Política hasta nuestros días
El 13 de noviembre Alfonsín obtuvo la presidencia de la UCR. En esta condición es que, al día siguiente, se reunió con Menem en la quinta de Olivos, con el objetivo de llevar adelante una » serie de reformas en el sistema político». El 13 de diciembre Alfonsín y Menem firmaron el «Pacto de Olivos» y se selló el acuerdo para  reformar la Constituación Nacional.
Para Alfonsín, se trataba de la » modernización y flexibilización del sistema presidencialista» . Para Menem, la posibilidad de reelección presidencial. Ambos firmaron el núcleo de coincidencias básicas que preveía la elección, la creación de la figura del Jefe de Gabinete, el tercer senador, la constitucionalidad de los Decretos de Necesidad y Urgencia, DNU, a los que nos tienen tan acostumbrados nuestros modernos presidentes y otros temas de debate abierto como formas de democracia directa, la relación entre la nación y las provincias, el financiamiento de los partidos políticos y una reforma electoral.
1994
En abril se eligieron integrantes para la Asamblea Constituyente. Hubo elecciones legislativas con un bajo caudal de votos para los radicales. Alfonsín integró la Convención Constituyente que sesionó en Santa Fe entre mayo y agosto. La Constitución fue reformada en 43 artículos.
 
1995
Continuó la baja en cantidad de votos hacia los radicales. Alfonsín renunció a la presidencia de la UCR, se mantuvo como secretario de Relaciones Internacionales y en el cargo de presidente del partido lo sucedió Rodolfo Terragno
Carlos «Chacho» Álvarez, del Frente  Grande, que sumaba votos y seducía al electorado radical se unió al Frente País, agrupación liderada por José Octavio Bordón y le disputaron el gobierno a Menem en elecciones como FREPASO.
Menem, de todas maneras, se impuso. Pero el plan económico de Convertibilidad empezó a dar  señales  de agotamiento, el incremento de la desocupación al 21% récord, el aumento de la deuda externa y las denuncias por los escándalos de corrupción estaban a la orden del día.
1997
La  ruptura de Chacho Álvarez con Bordón facilitó el acuerdo de Chacho con Alfonsín.  El 3 de agosto constituyeron la Alianza por el Trabajo, la Justicia y la Educación, ATJE. Alfonsín participó en su diseño, fue su coordinador general y director  de su Instituto Programático, IPA. La Alianza ganó las legislativas de octubre.
1998
Alfonsín juntó a los demás referentes de la Alianza, como Graciela Fernández Meijide, Fernando de la Rúa y Chacho Álvarez y presentaron la Carta a los Argentinos, lo que sería su base programática en vistas a las elecciones presidenciales de 1999.
1999
El  24 de octubre la fórmula Fernando De la Rúa- Carlos Chacho ´Álvarez  de la Alianza le ganó las elecciones a la del PJ integrada por Eduardo Duhalde- Ramón Palito Ortega.
La Alianza se sumió en una crisis profunda luego  de denuncias de corrupción, por la famosa ley «banelco», ley laboral flexibilizadora aún vigente, y que determinó la renuncia a la vicepresidencia de Chacho Alvarez.
2001 
El último ministro de Economía de De la Rúa, Domingo Cavallo, llegaría con el «corralito» para salir bruscamente de la Convertibilidad, promovida por él mismo durante el gobierno de Menem.
El descontento general de la población trabajadora que ya venían con fuertes reclamos, el auge de movimientos de desocupados llamados posteriormente piqueteros, los movimientos de ahorristas de sectores de clase media trabajadora, la vuelta de saqueos a supermercados,  terminaron por provocar  dos jornadas,  el 19 y 20 de diciembre, dónde los argentinos tomaron nuevamente las calles y las plazas del país para decirle a la vieja política de la UCR y el PJ : » Que se vayan todos «. Era el comienzo de una  crisis política que muchos politólogos llamaron: «Argentinazo». Una crisis que continúa y que explica el afán del sistema bipartidista de endiosar la figura de Alfonsín y tratar de esa manera de devolverle a la UCR algo de representatividad perdida.
2002
Ya a fines del 2001 y principios del 2002, Alfonsín  volvió a ser el referente del radicalismo y fue el articulador de los acuerdos con Eduardo  Duhalde, ya electo presidente por la Asamblea Legislativa, para dictar las siguientes medidas:  la Ley de  Emergencia Económica, mantener al radicalismo alineado, la declaración del default y meses y meses de inestabilidad política y crisis  económica y social. Alfonsín avaló la llegada de Roberto Lavagna a la jefatura de Economía.

2003
La era K.
Durante los años de  gobierno de Néstor Kirchner, Alfonsín escribió  sus memorias políticas apoyó sus medidas económicas destinadas a salir de la crisis y siguió avalando a Roberto Lavagna, quién en 2007 fue el candidato a presidente por la UCR.
2008
La ya presidenta Cristina Kirchner lo visitó en su casa. Alfonsín la recibió con un beso en la mano. Charlaron de libros y filosofía. Y la invitó a brindar con champán.
Semanas más tarde, lo visitó la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió y luego  el vicepresidente Julio Cobos.
 
El 1 de octubre de 2008, en una ceremonia en la Casa Rosada,  la presidenta Cristina Kirchner le rindió homenaje y se descubrió un busto del viejo caudillo en el Salón de los presidentes.  Allí, Cristina Kirchner lo llamó: Padre de la Democracia.

2009

Muerte. El intento de resucitar un cadáver: el bipartidismo

Después del Argentinazo de 2001 y de la profunda crisis política,  la vieja UCR y el PJ quedaron totalmente desprestigiados y carentes de representatividad. La vieja política, el sistema bipartidista argentino,  aprovechó de manera oportunista la muerte del radical para intentar mostrar que todavía puede representar al pueblo argentino. Los medios masivos de comunicación bombardearon a la población con la figura de Alfonsín, le inventaron virtudes, buscaron seguir sosteniendo que es el Padre de la Democracia,  pero no es una figura que esté en el corazón de los argentinos, no lo podrán injertar tan facilmente.

Las 80 mil personas que fueron a despedirlo, ni siquiera, con todo la parafernalia mediática, no pudieron superar en cantidad de concurrentes, a la Marcha de repudio al Golpe Genocida del 24 de marzo de este año.  A la misma asistieron, también siendo feriado, más de  100.000 personas, entre oficialistas y opositores  y sólo en Buenos Aires, porque cabe destacar que también hubo otras manifestaciones  masivas en las provincias.

Si Alfonsín era tan querido por los argentinos, como dicen las grandes empresas que manejan los medios,  se hubieran también organizados masivos actos en todas las provincias. ¿No?

Se ampliará, corregirá y se pondrán fotos…..

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

Más información ver en David Encina V. - PRENSA.
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7 respuestas a «El ex presidente argentino, Raúl Alfonsín, no es el Padre de la Democracia, como lo dijeron Cristina Kirchner, la UCR y los grandes medios»

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