Asimismo, Benedicto dijo que orará por ellos, al tiempo que animó a "la comunidad eclesiástica para que atiendan sus necesidades". Y admitió que el Vaticano está preocupado por su situación.
Desde la ventana de su apartamento, y ante miles de peregrinos que lo escuchaban en la Plaza San Pedro, el Pontífice recordó que las Naciones Unidas designaron el próximo martes como Día Mundial de los Refugiados para llamar la atención hacia aquellas personas "obligadas a huir de sus países debido a la violencia grave".
Ese grupo de personas, más de nueve millones en el mundo, buscan refugio en otros países "animados por la esperanza de regresar a su patria, o, al menos, de encontrar la hospitalidad donde se han refugiado", indicó el Papa, quien no hizo ninguna mención a la anunciada salida del cardenal Angelo Sodano.