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POLÍTICA

El Tiro Federal Argentino es ahora Monumento Histórico

La Nación

Una entidad con 5000 socios. Su extensa y rica trayectoria fue cimentada por relevantes figuras del país.

La dirigencia del Tiro Federal Argentino (TFA) pudo celebrar, al fin, el acierto en un blanco que le había sido muy esquivo, tras más de una década de intentos. Lo vitoreó en diciembre pasado cuando, por el decreto 1680, el Poder Ejecutivo dispuso otorgar a la sede de Núñez la categoría de Monumento Histórico Nacional, con el cual suman ahora 443 los sitios patrimoniales que ostentan similar estatus.

La distinción -publicada en el Boletín Oficial el 6 de enero de este año, con la firma del presidente Néstor Kirchner y de los ministros Aníbal Fernández y Alberto Fernández- destaca en sus fundamentos al propiciar la medida, elevados por la Secretaría de Cultura de la Presidencia, la extensa y rica trayectoria del TFA, cuyos llamados «consejos de gobierno» estuvieron integrados por relevantes figuras de nuestra historia, como Julio A. Roca, Bartolomé Mitre, Carlos Pellegrini, Bernardo de Irigoyen, Miguel Cané, Roque Sáenz Peña, Dardo Rocha y Luis María Campos, entre muchos más, todos activos concurrentes a sus polígonos.

Testimonio concreto del impulso que les dieron esos cuerpos directivos fue la notable reproducción de sus instalaciones en el territorio nacional, presentes actualmente en 23 provincias (en la de Buenos Aires, se las encuentra prácticamente en cada ciudad, grande o pequeña), todas con su característico lema: «Aquí se aprende a defender a la patria», inspirado, sin duda, por épocas de mayor convulsión con países limítrofes, con lo cual entonces el énfasis de la frase adquiría el sesgo de una honrosa convocatoria, o, según dice Félix Luna en un prólogo de la historia del TFA -Eudeba, 1987-, «como un preanuncio de alguna guerra gloriosa».

Pioneros de la entidad, que no pudieron haber imaginado la evolución que tendría, fueron los suizos establecidos en Entre Ríos a mediados del siglo XIX, cuando Urquiza gobernaba la provincia. Dedicados a la agricultura, su afición favorita en las pausas laborales era la práctica del tiro deportivo. Con tal pasión que, en 1859, crearon en Villa San José una especie de club específicamente para ese fin. Los torneos de tiro se pusieron de moda y, al poco tiempo, eran varias las localidades entrerrianas que imitaron la iniciativa, con la esperanza de ganar reputación en cuanto a contar con los más dotados en esa precisión para acertar en el centro de un blanco, es decir, aquello llamado puntería.

En forma creciente, el eco de ese entusiasmo ganó la Capital hasta que, en septiembre de 1891, el Círculo de Armas impulsó la creación de un Tiro Federal, que se concretó apenas dos meses después. Presidió su primer consejo de gobierno el doctor Aristóbulo del Valle, y Roque Sáenz Peña fue designado como vicepresidente.

Después de un provisional desarrollo de actividades en el Club Suizo de Belgrano, en una prolongada etapa el TFA de Buenos Aires -tal la denominación original- estuvo emplazado en Palermo, en un predio situado entre el hipódromo y la ribera. Además de los socios, allí se ejercitaban efectivos de la Guardia Nacional y tropas de la guarnición de la Capital. El 5 de noviembre de 1944 se inauguró la actual sede de Núñez, con entrada por la Avenida del Libertador al 6900. Fue construida por ingenieros del Ejército, bajo supervisión del general Domingo Martínez. Sus 17 hectáreas, la edificación de tres plantas (en el hall de la primera se destaca un imponente fresco de Quinquela Martín, titulado «Desembarco de cañones») y sus numerosos polígonos y pedanas para armas largas y cortas, de caza mayor, escopetas, etcétera, es, desde entonces, en su tipo, la estructura más importante de América latina.

El más reciente emprendimiento del Tiro Federal, en el que además se practican varios deportes, como natación, tenis, paddle, voley y bowling, ha sido su museo, abierto al público en 2002. Alberga la historia de la institución y exhibe una colección de fotografías, medallas, copas y trofeos y armas de fines del siglo XIX y principios del anterior. El reservorio se completa con una muy nutrida biblioteca especializada.

Un problema surgido con el importante conglomerado barrial que fue circundando con el tiempo al TFA, instalado en la zona cuando era poco más que un bañado, derivaba del ruido de los disparos, motivo de frecuentes quejas por parte de los vecinos. «Pero ese problema fue superado, gracias a los modernos recursos tecnológicos. Ahora, éstos son polígonos insonorizados», apunta el actual presidente, doctor Horacio Imizcoz, que agrega que la más que centenaria entidad, sin fines de lucro, cuenta hoy con 5000 asociados.

Por Willy G. Bouillon
De la Redacción de LA NACION


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La conquista de la copa

Imposible reflejar en una nota la trayectoria deportiva del Tiro Federal, detallar sus célebres torneos y la participación de los extraordinarios tiradores, con grandes lauros en competencias internacionales.

Su máximo trofeo fue la Copa Argentina, instituida hace 96 años y que se convirtió en el máximo galardón mundial de tiro. Entre varios bocetos, un jurado presidido en 1903 por el director del Museo Nacional de Bellas Artes Eduardo Schiaffino eligió el presentado por el escultor Torcuato Tasso, que la realizó en plata maciza fundida y cincelada. Mide 80 cm de alto, y su costo fue de 10.000 pesos fuertes. Muestra un cáliz en flor de cardo, del cual surge la figura de una dama alada al viento.

La copa atravesó por un rosario de vicisitudes. En 1939, la obtuvieron tiradores de Estonia, pero sabiendo sus poseedores que era apetecida por el nazismo, la escondieron en sucesivos lugares. Al finalizar la guerra, los soviéticos la desenterraron por casualidad en una reconstrucción barrial y la depositaron en un museo, a orillas del Báltico, zona entonces bajo ocupación rusa. Esto dio origen a una serie de gestiones diplomáticas, incluso ante el mismo Josef Stalin. La URSS la devolvió a la embajada argentina en Moscú en 1950. Se encuentra en los Estados Unidos desde 1998, cuando su equipo de tiradores se alzó con el trofeo en Barcelona. Y su réplica está en las vitrinas

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

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