Entre ellos estarían unos 15 familiares de dos chinos que fueron hallados sin vida, atados con alambre por la espalda dentro de una propiedad en la que funcionaba una tintorería y lavadero, que había sido incendiada intencionalmente el viernes pasado, en el barrio porteño de Caballito.
También los presuntos homicidas de aquellos dos –se trata de cuatro personas que esperaban en el aeropuerto internacional para embarcar, con rumbo no especificado–, de la misma nacionalidad que las víctimas, a los que el otro grupo habría perseguido hasta Ezeiza con el propósito de impedir que escaparan de la Argentina por vía aérea.
Allegados a la investigación del confuso episodio dijeron a LA NACION que las dificultades del personal de seguridad de la aeroestación para comprender el reclamo y los gritos de unos y las exaltadas explicaciones de otros, proferidas aparentemente en chino, hizo que en forma preventiva los encargados del turno de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) resolvieran retenerlos a todos y dejarlos a disposición del interventor en esa fuerza, Marcelo Saín.