Tratan de apagar el incendio en el mayor depósito de combustibles de Gran Bretaña
Los bomberos, que hasta ahora se habían concentrado en circunscribir el fuego para evitar que se propagase, intentaran ahora apagarlo con una enorme cantidad de espuma. La operación, que debía comenzar a medianoche, fue postergada debido a la preocupación sobre sus consecuencias en el medio ambiente y fundamentalmente sobre el agua.
El incendio se desató en un predio de Buncefield, cercano a Hemel Hempstead, a unos 40 kilómetros de Londres, que operan las compañías Total y Texaco y forzó a que fueran evacuadas 2.000 personas. Como consecuencia del siniestro se registraron 43 heridos, dos de ellos de gravedad.
Apenas comenzó el fuego, el viceprimer ministro británico John Prescott visitó el lugar y ofreció ayuda del gobierno, pero los servicios de seguridad, los bomberos y los hospitales consideraron que no se necesitaban refuerzos.
Hasta el momento no hay ninguna evidencia que indique que pueda haberse tratado de un ataque terrorista. «No hay nada que indique otra cosa que un accidente. Pero estamos abiertos a todas las posibilidades», dijo ayer Frank Whiteley, jefe de la Policía de Herfordshire, en un intento de calmar a los británicos que acababan de despertar y temían ser víctimas de otro ataque terrorista.
Al menos la mitad de la planta fue destruida. Las llamas alcanzaron los 70 metros y una inmensa nube negra se extendió desde el norte hacia el sur del país. El depósito contiene liquido inflamable altamente volátil y combustible de aviación, que provee a los aeropuertos de Heathtrow y Lutton, y a otros regiones del país con instalaciones subterráneas. La BBC informó que la explosión se escuchó aun en el norte de Francia y Holanda.