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Irak: hallan otros 80 cadáveres y buscan frenar la violencia con un toque de queda

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Clarín
NO CEDE EL TEMOR A UNA GUERRA CIVIL

La medida fue dispuesta para Bagdad y tres provincias para evitar nuevos choques entre shiítas y sunnitas. En Samarra, donde se dispararon los enfrentamientos entre las comunidades, hay prohibición de circular. En el Islam, el viernes es día de rezo preceptivo.


El gobierno iraquí extendió para gran parte del día el toque de queda que rige en Bagdad y las provincias de Diyala, Salahedin y Babel con el objetivo de frenar la ola de violencia que disparó el atentado perpetrado el miércoles contra un santuario shiíta en la ciudad de Samarra (Archivo 23/02) y que en las últimas horas dejó otros 80 muertos.

 

Con el toque de queda –que en Bagdad impide la circulación entre barrios-, el Gobierno busca, por un lado, evitar las grandes concentraciones que se producen los viernes, día preceptivo de rezo en el Islam, en las distintas mezquitas y, por otro, mitigar los posibles discursos incendiarios en los centros de oración.

Según algunas fuentes, se cancelaron los vuelos civiles en el aeropuerto de Bagdad, y en la ciudad de Samarra la prohibición de circular es absoluta y las fuerzas de seguridad recibieron la orden de disparar contra quienes no respeten la consigna.

Durante la noche y esta mañana, fueron hallados otros 80 cadáveres en distintas zonas de la capital iraquí. Según informó la Policía, en todos los casos son hombre y presentaban impactos de bala. Con estas nuevas muertes, la violencia entre sunnitas y shiítas desatada por la reacción de estos últimos, mayoría en Irak, tras el atentado en Samarra (Edición impresa) ya suma más de 200 víctimas fatales.

 

 

 

 

 
La Nación
Crece el temor a una guerra civil: después del atentado contra un templo #chiita
 

Fueron atacadas 168 mezquitas sunnitas; quedaron suspendidas las conversaciones para formar un gobierno de unidad

 

 

  • El presidente iraquí convocó a una reunión con los principales partidos para analizar la situación
  • Hubo masivas manifestaciones en Irak, Líbano e Irán para rechazar el atentado 

 

 

 
 
 
 

 

BAGDAD.- Por lo menos 141 personas murieron y 168 mezquitas fueron atacadas en las últimas horas en Irak, en medio de una ola de violencia sectaria desencadenada anteayer por un atentado contra un milenario santuario chiita que se teme que podría derivar en una guerra civil.

Con un gesto que agravaría la situación, la principal agrupación política sunnita -el Frente de la Concordia- abandonó ayer las negociaciones para formar el nuevo gobierno iraquí con chiitas y kurdos, y reclamó que las autoridades nacionales se disculparan por los ataques a 168 mezquitas de su comunidad.

Los sunnitas se negaron también a participar ayer de una reunión entre los principales partidos políticos convocada por el presidente Jalal Talabani para evitar una «devastadora guerra civil» entre las dos ramas del islam. Los sunnitas (que son mayoría en el mundo) y los chiitas (que son mayoría sólo en Irán, Irak y el Líbano) mantienen una rivalidad histórica en torno de la sucesión del profeta Mahoma.

«Suspendimos nuestra participación en las negociaciones con la alianza chiita», dijo en conferencia de prensa Tareq al-Hasimi, dirigente del Frente de la Concordia. Aludió así a las reuniones para formar el nuevo gobierno con la Alianza Iraquí Unida, una coalición de 16 partidos chiitas que venció en las elecciones del 15 de diciembre pasado.

«Creemos que algunas facciones de la Alianza Iraquí Unida -agregó- son responsables del derramamiento de sangre que tomó como mira a nuestra gente, del incendio de mezquitas y del arresto de nuestros hijos.»

Los ataques contra las mezquitas sunnitas se desataron luego de que un atentado presuntamente cometido por Al-Qaeda contra la mezquita Al-Askariya de Samarra (al norte de Bagdad), y que causó graves daños al mausoleo del imán Alí al-Hadi, de 1200 años de antigüedad y uno de los principales santuarios chiitas del mundo.

«El crimen [contra el mausoleo] busca sembrar cizaña y guerra civil en Irak. Los takfiri [extremistas sunnitas] y los zarqawis [por el nombre del jefe de la red terrorista Al-Qaeda en Irak] llegados del extranjero buscan provocar una guerra civil, pero nosotros debemos impedírselo», dijo ayer Talabani en la mencionada reunión.

Al respecto, el presidente iraquí también advirtió: «El fuego de la sedición puede quemar todo a su paso y nadie saldrá indemne».

Según testigos del encuentro, todos los jefes políticos iraquíes expresaron su preocupación ante la posibilidad de una guerra civil y su temor a los «excesos» en las plegarias de hoy.

Ante esa posibilidad, las autoridades iraquíes pusieron a todas sus fuerzas de seguridad en estado de alerta máxima y suspendieron los permisos de descanso o vacaciones. También se impuso un toque de queda diurno en Bagdad y en las localidades situadas al norte de la capital; la policía arrestará hoy a los que estén en la calle, incluso para ir a las mezquitas.

Una «gran trampa»

Fuentes de la policía y el ejército contabilizaron ayer por lo menos 78 muertos, la mayoría sunnitas, con orificios de bala en su cuerpo, sólo en Bagdad y Basora. En esta última ciudad, 11 rebeldes sunnitas fueron retirados de prisión durante la noche por hombres vestidos de policías y luego asesinados.

Por otra parte, se hallaron los cadáveres de tres periodistas iraquíes del canal de televisión Al-Arabiya que habían sido secuestrados anteayer en el norte de Samarra, mientras abandonaban la ciudad tras haber cubierto la información sobre el ataque a la mezquita.

Mientras, decenas de miles de personas protestaban ayer en varias ciudades de Irak, Líbano e Irán para demostrar su rechazo al ataque de anteayer. El líder del movimiento chiita Hezbollah, Hassan Nasrallah, instó a los chiitas a no acusar a los sunnitas y responsabilizó del atentado, en cambio, a Estados Unidos, Israel y Al-Qaeda. «Que las fuerzas norteamericanas desembarquen sobre nuestras costas y se lleven las armas de Hezbollah», desafió Nasrallah ante miles de personas durante un acto en las afueras de Beirut, mientras la multitud gritaba «¡muerte a los estadounidenses!» y «¡musulmanes, unámonos!».

«Estos atroces actos fueron cometidos por un grupo de sionistas y por los ocupantes que han fracasado», dijo, por su parte, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad. También aseguró que Estados Unidos e Israel «no estarán a salvo de la furia y el poder de las naciones que buscan la justicia».

Por otra parte, el presidente estadounidense, George W. Bush, que llamó a la moderación, dijo ayer que los atentados en Irak «buscan crear un conflicto civil», pero que se impondrán las fuerzas de la «razón», mientras que el primer ministro británico, Tony Blair, afirmó que la lucha es «entre la democracia y el extremismo».

La Unión Internacional de los Ulemas Musulmanes (religiosos sunnitas) advirtió del peligro de «caer en esa gran trampa» de la guerra civil. «Tememos que los sunnitas paguen con la misma moneda -dijo en un comunicado-. Si empieza este peligroso proceso, no se parará y se anunciará una guerra civil.»

Agencias AFP, ANSA, AP y Reuters

 

 

 

 

 

 

 

 

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