Mignogna, director de reconocidas películas como La fuga y Sol de Otoño, padecía una «antigua enfermedad», aunque su deceso fue «imprevisto», dijo su oficina de prensa, que no dio mayores precisiones sobre las causas de la muerte.
Mignogna fue un escritor y cineasta «emotivo» que relató sus historias en novelas con «mirada de cine» y que llegó a dirigir largometrajes sin esperárselo, tras incursionar en la poesía, la televisión y los cortos publicitarios, según su propia opinión.
Santiago Carlos Oves trabajó como guionista de Mignogna desde los tiempos de Evita, quien quiera oír que oiga, y hoy lo recuerda con «mucho dolor» pero recordando «los momentos muy felices que vivimos juntos». En diálogo con Clarín.com, recordó que un «momento sublime» a lo largo del camino que recorrieron juntos fue con la premiada Sol de otoño. «Si hay que sintetizarlo, (Mignogna) era un talentoso, pero no porque se le venía fácil, sino que era un laburante. Hacer todo lo que hizo le costó trabajo y yo fui testigo de eso».
Oves también lo recuerda como una persona de «mucha alegría» y destaca que a lo largo de su obra «lo que se cruza es la ternura, era un tipo muy tierno, muy solidario. Tenía la virtud de llamarte en un mal momento y levantarte el ánimo», destacó.
Graciela Maglie trabajó junto a Mignogna como guionista en las películas El viento, La fuga y Flop y lo recuerda como una persona «generosa intelectualmente. Un tipo con una capacidad de trabajo inmensa y un sentido del humor extraordinario». «Deja un vacío muy grande para los amigos y para el cine también», afirmó Maglie a Clarín.com.