- Los choques de la última semana causaron cerca de 400 víctimas mortales
- Bush llamó a los iraquíes a elegir entre "la unidad o el caos"
- El Pentágono se replantea el retiro
BAGDAD.- En una nueva jornada de violencia religiosa que acrecentó los temores al estallido de una guerra civil en Irak, por lo menos 75 personas murieron ayer en una serie de explosiones y atentados suicidas con coches bomba que tuvieron como blancos tanto a sunnitas como a chiitas.
El gobierno iraquí informó ayer que la violencia desatada desde el miércoles de la semana pasada entre musulmanes, tras el ataque a un venerado santuario chiita de la ciudad de Samarra, dejó hasta ahora 379 muertos en todo el país.
Sin embargo, fuentes de la principal morgue de Bagdad informaron al diario The Washington Post que la violencia de estos días ya se había cobrado la vida de 1300 personas.
Los ataques de ayer supusieron un revés a los febriles esfuerzos de Estados Unidos y de las autoridades iraquíes por restaurar la estabilidad en el país y acordar la formación de un gobierno de unidad nacional en el que la coalición liderada por los chiitas incluya a la minoría sunnita.
Mientras el embajador de Estados Unidos en Irak, Zalmay Khalilzad, dijo que la violencia había dejado al país "al borde de la guerra civil", el presidente George W. Bush llamó a los iraquíes a elegir entre "el caos y la unidad".
En el ataque más mortífero de la jornada, la explosión de un coche bomba en una estación de servicio dejó 23 muertos en el barrio chiita de Nueva Bagdad. En ese mismo barrio, otro coche bomba mató a nueve personas.
Horas más tarde, un tercer coche bomba detonó cerca de una mezquita chiita en el barrio de Hurriyah y mató a 21 personas. Otro auto explotó en un mercado cerca de allí y mató a cuatro personas.
Por otro lado, un estallido en la ciudad de Tikrit dañó la mezquita sunnita donde está enterrado el padre del ex dictador Saddam Hussein y mató a tres personas.
Ayer también se descubrieron los cuerpos de nueve sunnitas ejecutados en Bagdad y dos soldados británicos murieron al explotar un coche bomba cerca de la capital.
La violencia de los últimos días se desató cuando desconocidos hicieron volar la cúpula dorada de la mezquita Askariya, en Samarra, en el norte de Bagdad. Este ataque desató una ola de represalias de parte de los chiitas contra la minoría sunnita del país. Según el gobierno, 379 personas murieron desde el ataque de Samarra. Las autoridades señalaron que la información de The Washington Post, que afirmó que 1300 personas murieron en la última semana, era "inexacta y exagerada".
Reducción de tropas
Desde Washington, Bush expresó su preocupación por la situación en Irak. "El pueblo de Irak y sus dirigentes deben tomar una decisión. Deben elegir entre el caos y la unidad", dijo.
La violencia hace tambalear los planes de Estados Unidos de reducir en el corto plazo las tropas desplegadas en el país árabe. Según el diario Los Angeles Times, Washington se está replanteando la reducción de tropas que tenía prevista para fin de año.
El Pentágono, que tras las elecciones de diciembre pasado redujo los soldados de 155.000 a 130.000, preveía que para fines de 2006 quedarían sólo 100.000 militares en Irak.
Los ataques entre las dos comunidades musulmanas también han obstaculizado las negociaciones para la formación de un gobierno de unidad nacional. Los partidos sunnitas abandonaron el diálogo con los chiitas el jueves pasado, en protesta por los ataques contra su comunidad.
La participación de esta minoría en el gobierno es considerada crucial para detener a la insurgencia iraquí, predominantemente sunnita.
Los ataques de ayer se produjeron mientras se reanudaba el juicio contra Saddam por crímenes de lesa humanidad. Un fiscal presentó ayer una carta firmada por Saddam, en la que consta que aprobó la condena a muerte de 148 chiitas en 1982.