La diva del pop volvió a hacer lo que mejor sabe y lo que la hizo famosa: escandalizar y oponerse a las convenciones sociales. En su primer show en vivo después de dos años, Madonna puso en pantalla imágenes de Bush superpuestas con otras de Hitler y Osama Ben Laden.
Además se animó a salir a escena con una corona de espinas y un crucifijo cuando le tocó cantar Live to tell. Mientras entonaba I love New York, hizo una referencia al presidente de Estados Unidos y al sexo oral.
Por supuesto las críticas no tardaron en aparecer desde la Iglesia. "¿Por qué alguien con tanto talento tiene la necesidad de promocionarse ofendiendo a tanta gente?", asegura un comunicado de la institución religiosa en Londres.