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Magistratura / GOBIERNO Y OPOSICION: TENSION Y POLEMICA POR UN PROYECTO QUE AUN DEBE TRATAR DIPUTADOS

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Clarín
Kirchner y la oposición se cruzaron fuerte. Dirigentes y legisladores de distintas fuerzas opositoras rechazaron en conjunto la iniciativa oficialista. Dijeron que se busca «manipular la Justicia». En su réplica, el Presidente dijo que representan «el pasado».

Por Mariano Pérez de Eulate / mpeulate@clarin.com
El proyecto que impulsa el Gobierno para reformar el Consejo de la Magistratura generó ayer un cruce político muy fuerte entre el presidente Néstor Kirchner y prácticamente todo el arco opositor: en la Cámara de Diputados, y en una actitud inédita, se juntó en torno de una misma mesa para rechazar la polémica iniciativa.

La instantánea que arrojó esa reunión —una audiencia pública de la que salió un crítico documento común— ofuscó a Kirchner, al punto que salió a responder a los legisladores con un discurso improvisado, cargado de ironías, casi despectivo. Probablemente haya sido el choque más fuerte entre el Gobierno y la oposición en los dos años y medio de gestión del santacruceño.

El Presidente asumió así el rol de defensor y operador principal del proyecto, una tarea que venía cumpliendo en el Congreso su esposa, la senadora Cristina Fernández, autora del mismo.

«Me parece feliz que se junten para que la gente vea que el pasado está ahí, escondido», dijo Kirchner en tono desafiante, la cara ligeramente más enrojecida que de costumbre. «Creo que hoy faltaba De la Rúa… ah y el innombrable; faltaban ellos y estaban todos», agregó luego, en referencia al ex presidente de la Alianza y a Carlos Menem. La frase fue aplaudida por la platea de funcionarios que se había juntado para un acto que, al final, pasó a un segundo plano.

En verdad, el gesto de la oposición fue contundente: dirigentes que poco tienen que ver en lo ideológico, rivales en las últimas elecciones, dejando sentada su postura de rechazo a un proyecto que plantea la reducción del Consejo de la Magistratura, el organismo que selecciona y sanciona a los jueces.

Esa reforma, sostienen los críticos, alteraría la relación de proporcionalidad que debería existir entre los distintos miembros del Consejo. Y se le facilitaría una posición de mayor peso al gobierno de turno.

Estuvieron los diputados Elisa Carrió (ARI), Mauricio Macri (PRO), Fernando Chironi (UCR), Hermes Binner (Socialismo), Claudio Lozano (CTA), y los legisladores de cada una de sus bancadas. También, Ricardo López Murphy, Patricia Bullrich, referentes opositores sin cargos en el Congreso, y los legisladores porteños Enrique Olivera (arista) y Gabriela Michetti (macrista).

No hubo diputados nacionales justicialistas, ni siquiera del duhaldismo más crítico. Pero sí participaron organizaciones no gubernamentales y representantes de colegios de abogados.

«Más allá de nuestras claras diferencias políticas y en cumplimiento de los deberes conferidos por el voto ciudadano, rechazamos en forma absoluta los métodos, prácticas y contenidos que, avasallando las instituciones republicanas básicas, pretenden entregar y manipular la Justicia a través del proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura», dice el párrafo más contundente de aquel documento opositor.

«Vamos a construir un Consejo de la Magistratura que les dé garantías a todos los argentinos como corresponde», fue la seca réplica de Kirchner a esa crítica, una ratificación de que no piensa dar marcha atrás.

También les pegó el Presidente a medios de prensa, casi una constante en su oscilante relación con el periodismo.

Tanto fue creciendo la polémica que la sesión de Diputados donde iba a tratarse la reforma del Consejo, esta semana, debió postergarse. El oficialismo, que inicialmente pretendía convertirla en ley sin analizarla en las comisiones pertinentes, debió resignarse a tratarla en febrero porque no podía garantizar los votos reglamentarios. Hoy, la iniciativa sería analizada en un plenario de las comisiones de Asuntos Constitucionales y de Justicia. Es el primer gran revés legislativo del kirchnerismo y acaso ése sea un mensaje contundente.

El antecedente del Senado había sido un trámite sin sobresaltos para la Rosada: la semana anterior, el proyecto obtuvo media sanción por amplia mayoría.

La oposición en Diputados apunta, sobre todo, a frenar el proyecto antes que a modificarlo: saben todos los legisladores que ayer se unieron que cualquier cambio sería funcional a la estrategia del oficialismo porque regresaría la iniciativa al Senado y allí el kirchnerismo podría imponer el texto original.

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