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Morrissey: Ringleader of the Tormentors

La Nación

Grabaciones|La página de los discos

La vida y la muerte en Roma

El martes saldrá a la venta el nuevo CD de Morrissey, el ex líder de The Smiths

I Will See You In Far Off Places, Dear God Please Help Me, You Have Killed Me, The Youngest Was The Most Loved, In The Future When All´s Well, The Father Who Must Be Killed, Life Is A Pigsty, I´ll Never Be Anibody´s Hero, On The Streets I Ran, To Me You Are A Work Of Art, I Just Want To See The Boy Happy, At Last I Am Born (#Sony/BMG)

Por Adriana Franco|Morrissey el oscuro, Morrissey el célibe, Morrissey el príncipe del dolor ha visto las luces y los placeres de Roma, sus historias y sus sabores, y tuvo que cantarlos. Por eso, ninguna de las doce canciones de «Ringleaders of the Tormentors», su nueva placa que estará el martes en las disquerías, está de más. Algo cercano al #álbum conceptual se percibe aquí aunque no haya más concepto que el imperativo de poner en letra y música los cambios y las revelaciones de un hombre de 46 años al que algo explosivo le está pasando y que camina por una ciudad que está viva, en la que la gente colma las calles y nadie habla en voz baja. «Roma me pasó por encima como una hermosa ola gigante y me tragó», dijo Morrissey en una entrevista reciente.

La carrera solista del ex líder de los Smiths había llegado a un extraño punto muerto a fines de los años 90, pero algo cercano a la resurrección sucedió con la edición de «We Are The Quarry» en 2004. Allí, tras siete años de silencio discográfico, Morrissey pareció resurgir. Y más aún con este disco. Si aquél hablaba de pandillas y de la vida en Los Angeles, donde vivía el inglés desde 1999, su mudanza a Roma pobló a «Ring of the Tormentors» de imágenes y sonidos nuevos. No falta la referencia a los Estados Unidos, ese país que criticó y critica duramente; en el tema que abre el álbum, entre loops extraños y guitarras glam o pasadas al revés, dice que «si Dios te concede protección, y los Estados Unidos no te bombardean, nos veremos en algún lugar seguro». Y menciona a aquellos cuyo destino es acabar con la vida, una referencia a la política norteamericana e inglesa en Irak, tal como confirmó en una entrevista con Thomas Venker.

Pero ahora Morrissey, en su peregrinaje, llegó a la Ciudad Eterna, la ciudad en la que este hombre que esquivó durante años cualquier indagatoria sobre sus preferencias sexuales asegurando su condición de célibe descubrió la posibilidad del amor. Es impactante que quien tan bien ha escrito sobre la soledad y el sentirse miserable lo haga ahora sobre una sensualidad nueva.

En la magnífica balada «Dear God, Please Help Me» Morrissey canta, sobre un lúgubre órgano al que van sumándose cuerdas, que siente toneles explotando entre sus piernas y, luego, que esas mismas piernas se extienden junto a otras. Y, entremedio, el pedido, nuevamente, a Dios y la pregunta de si a él también le han pasado este tipo de cosas.

En la Roma de Morrissey aparecen Pasolini, Anna Magnani y Visconti (Luchino, pero también Toni, productor del disco) en el tema «You Have Killed Me», donde Morrissey muestra su #humor negro, su sentido de la tragedia, en este relato en el que el amado es también el asesino.

Roma está también en la ambulancia que suena al comienzo de «The Youngest Was The Most Loved», el tema en el que un conmovedor coro de niños con espíritu antiguo canta «There is no such thing in life as normal». Otra vez, la conocida y escéptica mirada de Morrissey. La misma de «te daría mi corazón, si lo tuviera», de «To Me You Are A Work of Art» o que habla de las calles que correteó «convirtiendo la náusea en canción popular».

Todo es sutil y exacto en este disco. Porque además de la composición, Visconti (Toni, claro) parece haberlo ayudado a sacar lo mejor de sí, incluidos algunos temas que hacen recordar a la dolorosa frescura que caracterizó a los Smith. Contó con otra ayuda de lujo y eminentemente romana: Ennio Morricone al frente de las orquestaciones y arreglos de cuerdas, evitando las programaciones -más económicas, pero menos sutiles- del álbum anterior. Y, entre baladas y rock, se permite los extraños siete minutos de «Life Is a Pigsty», con efectos sonoros y experimentaciones.

Entre la dolce vita y el amor que recuerda al que puede inspirar un Tadzio, en esa ciudad de exteriorización y antiguos dioses y donde también se asienta el Vaticano, Morrissey preparó este disco fantástico. Un disco que habla de últimos deseos, del amor descubierto antes de la muerte, de parricidios, y que invoca casi en cada canción a Dios, pero también al asesino y al asesinado. Amor y muerte en un mismo trago. Las dos caras y el renacer, las ahora antiguas culpas de la carne de un hombre que acaba de nacer; así elige terminar el disco.

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

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