Esta opera prima de Asif Kapadia, un joven director de 34 años de familia hindú, pero nacido en Londres y formado como documentalista de la BBC, narra las desventuras de Lafcadia (Irfan Khan), un implacable soldado que sirve a un poderoso señor feudal. Cuando un pueblo de la zona decide desafiar la autoridad de su jefe o intenta reducir el pago de impuestos, Lafcadia y sus hombres se encargan de matar a los rebeldes y de arrasar con sus casas.
Cansado de encabezar matanzas contra indefensos pobres, el héroe del relato decide abandonar las armas, pero su amo no está dispuesto a aceptar semejante afrenta y envía de inmediato a los propios compañeros de Lafcadia para que lo maten. Cual Clint Eastwood en "Los imperdonables", el protagonista intenta rehacer su vida y hasta busca nuevos caminos místicos, pero el brutal asesinato de su hijo lo deja en estado de shock y hace que se convierta en un fugitivo a la deriva, un vagabundo sin rumbo ni motivación. Pero, como en toda buena historia humanista de redención y segundas oportunidades, serán precisamente las víctimas que alguna vez sufrieron el poder de su espada quienes le devuelvan la esperanza.
Rodada en impresionantes sitios naturales desérticos y montañosos (son notables las tomas panorámicas en la zona del Himalaya), "El guerrero" resulta un film bello y sórdido a la vez. Son 86 minutos de un relato sólido y apasionante que se llegó a estrenar comercialmente en casi todos los principales mercados del mundo (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y España, entre otros).
La película también permite conocer a Khan, un actor que tuvo aquí la oportunidad de lucirse en uno de sus primeros papeles protagónicos y que se consagró definitivamente en Bollywood (la prolífica industria cinematográfica de la India) el año último gracias al thriller "Rog". Un dato contundente indica que, tras el éxito mundial de "El guerrero", Khan rodó entre 2002 y 2006 nada menos que 23 largometrajes.
Por Diego Batlle