Hubo 72 medidas de fuerza, mientras que el mes anterior habían sido 88
Por primera vez en el año, no lideraron el ranking las huelgas en la actividad estatal
A pesar de que el mes último, con 72 protestas, la conflictividad gremial no superó a octubre, que registró 88, tuvo una alta significación por ser el mes de mayor cantidad de reclamos desde noviembre de 1989 (período en el que se produjeron 85 conflictos), mientras que por primera vez en el año las protesta de gremios privados de industria (18) y de servicios (27) superaron a los hasta ahora imbatibles reclamos centrados en el sector público (27).
Según el Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, que dirige Rosendo Fraga, fueron determinantes para la preeminencia de los conflictos del sector privado los paros de los aeronáuticos (11, sólo resuelto la semana última), el de los petroleros (7) y de la Federación de Trabajadores de la Sanidad (6).
En porcentaje, los gremios aeronáuticos (la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas y la Asociación de Personal Técnico Aeronáutico) concentraron el 15,3 por ciento de los conflictos con la huelga de nueve días en Aerolíneas Argentinas.
En noviembre, la protesta de los camioneros de Hugo Moyano no alcanzó un relieve significativo, con una sola medida de fuerza, en comparación con las ocho que hicieron en octubre.
A la vanguardia de los sindicatos de empleados públicos, que el mes último hicieron menos protestas, estuvieron los docentes (con 8 medidas de fuerza), los judiciales (7) y los estatales (5).
El descenso de las protestas de los gremios públicos incidieron en que bajara la conflictividad general durante el último año. Esa tendencia se perfilaba en octubre respecto de los privados aunque igualmente la administración pública mantuvo la supremacía, con 44 medidas de fuerza frente a 40 de los primeros (17 de industria y 23 de servicios).
Los sindicatos privados que protagonizaron los reclamos más significativos durante el mes último fueron los aeronáuticos (con 11 paros), los petroleros (7), Sanidad (6), la Unión Tranviarios Automotor (UTA), 4, y camioneros, 1. En total, 29.
En los sindicatos de la administración pública, las huelgas las lideraron los docentes (8); judiciales (7); estatales (5) y los municipales (3). En total, 23. Otros gremios de menor relevancia protagonizaron 20 conflictos, y así se llegó a la cifra de 72.
Si se comparan las cifras históricas de los meses de noviembre, sólo en 1989, con 85 protestas, se superó la cantidad de conflictos actuales.
Pero desde 1990 fueron menores a las 72 del mes último. Ese año alcanzó los 23 conflictos; en 1991, 51; en 1992, 19; en 1993, 12; en 1994, 23; en 1995, 50; en 1996, 10; en 1997, 6; en 1998, 17; en 1999, 17; en 2000, 34; en 2001, 42; en 2002, 8; en 2003, 10; en 2004, para llegar en noviembre último a 72.
Porcentajes
Si a porcentajes se refiere, los gremios de servicios protagonizaron en noviembre último el 37,5 por ciento de los conflictos, así como el 25 por ciento fue protagonizado por sindicatos de la industria, mientras que el sector público alcanzó el 37,5 por ciento.
Sin embargo, la estadística general del año la lideran los gremios del Estado. Si se analizan los 830 conflictos del último año, los docentes concentraron el 30%; los estatales, el 24; los judiciales, el 6, y los municipales, el 4.
En tanto, en el sector privado, los aeronáuticos alcanzaron el 5 por ciento, los petroleros el 4 por ciento, y el autotransporte y los camioneros, el 3 por ciento cada uno, mientras que los trabajadores de sanidad llegaron al 2 por ciento. Un 16 alcanzan los sindicatos con conflictividad muy baja.
El nivel de conflictividad alcanzó mayor virulencia en determinados sectores en los últimos días, pero en cuanto a la cantidad de protestas sigue adelante el mes de junio último, durante el cual se llegó a 127 paros.
El análisis de la noticia
Por Luis Laugé
De la Redacción de LA NACION
Lo dicen varios gremialistas, por ahora, en voz baja: "El Gobierno no puede contener la conflictividad social, y el ministro de Trabajo no desobedece la postura presidencial".
¿Cuál es la postura de Néstor Kirchner? La que apuesta al supuesto desgaste de las protestas, la que prefiere a los sindicatos y no a los piqueteros en la calle (aunque muchas veces estén los dos sectores sobre el asfalto) y la que alienta el reclamo gremial cuando critica duramente a los empresarios y sostiene que "cuando se produce el reclamo es porque hay más para repartir".
Este proceso -repite el Presidente, aunque se preocupan cerca de él en la Casa Rosada- es normal en un país en crecimiento. Entonces, ¿el Gobierno quiere resolver los conflictos sociales, o no?
Si se analizan los bloqueos encabezados por los camioneros liderados por Hugo Moyano, gracias a los cuales el gremio consiguió todos los aumentos de sueldos que quiso, y se agrega la postura intransigente de dos gremios aeronáuticos (pilotos y técnicos), que, lejos de ser sancionados, hasta fueron recibidos por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y les ayudaron a solucionar su conflicto, la respuesta es que el Presidente no está dispuesto a resignar popularidad si ello significa enfrentarse con los sindicatos.
Detrás de Moyano y de los aeronáuticos, vienen los reclamos de los trabajadores de subterráneos (que, para colmo, no responden a la conducción de la UTA de Juan Palacios), de los portuarios y hasta de los bancarios de Juan José Zanola, que, a pesar de ser amigo del Gobierno, reclama una solución en la paritaria de su gremio.
Antes de esas protestas estuvieron los delegados estatales (ATE) del hospital Garrahan, que protagonizaron también un prolongado conflicto.
También es cierto que los dirigentes sindicales están desbordados por sus organizaciones en las exigencias de mejores sueldos. Y en ese esquema, de permanente ebullición sindical, al Ministerio de Trabajo, que conduce Carlos Tomada, le resulta muy difícil seguir los pasos necesarios para castigar los conflictos que se producen sin acatar la conciliación obligatoria dictada por la cartera laboral, según interpreta un abogado laboralista.
Sin embargo, un alto funcionario del Ministerio justificó la postura oficial. "Algunos sindicalistas exacerban el conflicto como si fueran piqueteros y prefieren la extorsión y declarar la huelga sin terminar de negociar", explicó a LA NACION.
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Mientras Tomada consideró a Moyano "un interlocutor privilegiado" por el cargo que ocupa en la CGT (algo que coincide con el pensamiento de Kirchner), la posibilidad del ministerio de conducir con mano de hierro un conflicto (y dictar la conciliación obligatoria) parece casi imposible. Aunque la línea política de Trabajo no es la de castigar a los gremios, es de difícil aplicación multar a las organizaciones que no respetan la conciliación obligatoria y prefieren seguir la huelga.
Alguna vez los camioneros y repetidamente los delegados estatales del Garrahan y, la semana última, los aeronáuticos, optaron por ese camino de desobediencia. Pero como la sanción económica es apelada por los gremios, cuando éstos solucionan el reclamo consiguen que la multa quede en la nada, aunque Trabajo destaque que muchas sanciones siguen su curso.
En cuanto a la suspensión y, en última instancia, al quite de la personería gremial sobre el que advierte Trabajo, el problema es aún mayor. Y, como queda a la vista, el Gobierno no está dispuesto a tomar una medida de alcances tan drásticos.