Alertan que podría haber 35 casos de cáncer por año a causa de las papeleras
Un total de 35 casos de cáncer por año podrían detectarse en las localidades de Gualeguaychú y Fray Bentos si se avanza con la construcción de las papeleras, alertó un experto ingeniero químico en un informe difundido ayer.
El doctor e ingeniero químico Ignacio Stolkin, eminencia académica y científica internacional, junto con otros colegas, analizó el Informe Ambiental Resumen (IAR) de Botnia y concluyó que carece de rigor y seriedad científica.
Además, cuestionó la autorización de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama) de Uruguay.
Stolkin estimó que después del primer año de producción de las plantas de celulosa, «se corre el riesgo de tener alrededor de 32 ó 35 casos de cáncer entre las poblaciones de Fray Bentos y Gualeguaychú».
El ingeniero químico se refirió así a la implantación de dos grandes proyectos de fabricación de celulosa en Fray Bentos, sobre el Río Uruguay, uno de la empresa española Ence y otro de la finlandesa Botnia.
Botnia dice que dioxinas y furanos «no son detectables» en efluentes en este tipo de plantas y no propone medirlos, expresó.
Pero para el ingeniero «entre los productos que aparecen en la combustión de la madera siempre se producen dioxinas y furanos». Stolkin consideró entonces como «ridículo» que una firma como Botnia ignore la presencia de dioxinas en los 14 millones de metros cúbicos diarios de gases de invernadero que emitirá la planta.
En este marco, Stolkin indicó que «si se toman esos valores, se llega a la conclusión que esas dioxinas van a caer en forma de lluvia sobre la pastura, que, a su vez, se va a introducir en la carne del animal y esa carne será ingerida por la gente».
Luego, comentó que una agencia de protección de medio ambiente de Estados Unidos considera que después de un determinado valor de ingesta de dioxinas, indican riesgo potencial de cáncer.
Stolkin aclaró que los cálculos se realizan por medio de modelos, que son una simplificación de la realidad, es decir que, «dan una idea de lo que puede suceder».
Por su parte, Carlos Faroppa, asesor estratégico de la empresa finlandesa Botnia, aseguró ayer que los vecinos de Gualeguaychú «están mal informados» respecto del impacto ambiental que provocarán las plantas.
El vocero señaló que «estamos convencidos de que estamos haciendo las cosas muy bien, aplicando la mejor tecnología disponible y confiamos plenamente en la actitud de los gobiernos (argentino y uruguayo) de hermanarse» para que las fábricas puedan comenzar a operar «desde septiembre de 2007».
«Vamos a tener la mejor tecnología a nivel mundial y nuestra planta va a ser un modelo de producción con protección ambiental», insistió.
Cada vez está más lejos una solución para el conflicto de las papeleras
En el gobierno de Entre Ríos y en la diplomacia admiten no encontrar alternativas.
fgonzalez@clarin.com
El jueves 19 de enero fue uno de los peores días que pasó Jorge Busti desde que está en la función pública. Después de leer las declaraciones del canciller uruguayo, Reinaldo Gargano, y de mantener un diálogo telefónico con el presidente Néstor Kirchner, el gobernador de Entre Ríos se convenció de que ya no tendrá apoyo del Gobierno nacional para evitar que se instalen las dos plantas papeleras de capital finlandés que —según lo creen en la provincia—contaminarán la ribera del río Uruguay.
En el escritorio de Busti hay una fotocopia de la entrevista que Clarín le hizo esta semana al canciller uruguayo, donde éste aseguró que «las obras de la papelera no se van a parar porque no contaminan». Y desde el teléfono que está sobre ese mismo escritorio habló el jueves al mediodía con el Presidente.
—Jorge, dejá lo de las papeleras en manos de Taiana que nos vamos a ocupar nosotros…—, fue la frase que escuchó Busti de boca de Kirchner.
Esa mañana, el Presidente había dicho en Brasilia que la instalación de las papeleras de la empresa Botnia en la ciudad uruguaya de Fray Bentos eran sólo «un tema ambiental». Y explicó que la cuestión no se podía interponer en las relaciones entre Argentina y Uruguay.
Kirchner utilizó la expresión «xenofobias nacionalistas» para describir cuál era la actitud que su gobierno no iba a tomar y defendió la figura del presidente del Uruguay, el dirigente del Frente Amplio Tabaré Vázquez.
En el diálogo telefónico, de tono cordial según las fuentes consultadas, Busti llegó a ponerse dramático. Sospechaba que el tema de las papeleras iba camino a convertirse en una causa perdida y puso un juego una de las herramientas preferidas de los dirigentes políticos: la posibilidad de su renuncia.
—En este conflicto está en juego mi cargo y si yo soy un obstáculo para las relaciones con el Uruguay, no tengo inconvenientes en dar un paso al costado—, dijo Busti, atenazado hoy entre su futuro político amenazado y las presiones de la sociedad entrerriana, alineada sin fisuras detrás del rechazo a la instalación de las papeleras y cuyo reclamo contra el impacto ecológico que podría sufrir en los próximos años crece cada día.
Kirchner y Busti acordaron una reunión para la semana próxima, que se celebrará en la Casa Rosada —posiblemente el martes— y de la que participará el canciller argentino Jorge Taiana. Desde ese día, el peso de las negociaciones por las papeleras lo llevará exclusivamente la Cancillería.
Militantes del peronismo combativo en los »70, Busti y Taiana se conocen desde hace mucho tiempo. El gobernador entrerriano le tiene plena confianza al canciller, tanta que le hizo llegar anticipadamente una copia de la denuncia penal que hicieron contra la papelera Botnia junto al vicegobernador Pedro Guastavino.
Pero la cohesión que en Uruguay lograron los 1700 millones de dólares de inversión y los 2800 puestos de trabajo que significa el proyecto industrial de las papeleras han erigido una barrera aparentemente inexpugnable para la diplomacia argentina.
«La verdad es que hoy no existe ninguna alternativa de solución», se sinceró ante Clarín un funcionario de la Cancillería. En el mismo sentido se expresó el director de Asuntos Ambientales del ministerio, Raúl Estrada Oyuela, cuando el miércoles pasado terminó la última y fallida reunión de la comisión binacional con una frase de Perón: «La única verdad es la realidad y la realidad es que perdimos 180 días».
En la búsqueda de algún camino alternativo, Busti analizaba este fin de semana la propuesta de la organización ambientalista Greenpeace, que reclama eliminar el proceso de la producción de pasta de celulosa con cloro para evitar la fuerte contaminación (ver Busti estudia…).
La propuesta del gobernador entrerriano sería pedirle a Uruguay y la Argentina el cambio de sistema productivo en sus papeleras para dejar de lado el uso del cloro contaminante, una cuestión difícil y costosa para implementar a esta altura.
Resulta paradójico que Kirchner, Taiana, Busti, Tabaré, Gargano, protagonistas estelares del conflicto diplomático más importante entre la Argentina y Uruguay en mucho tiempo hayan sido todos militantes de sectores políticos afines en la década del »70. Y que ahora no puedan hallar una solución a esta disputa entre dos países hermanados por la historia, la tradición y el Río de la Plata.
LA DISPUTA ENTRE LA ARGENTINA Y URUGUAY
Las protestas llegaron hasta la Capital
La de hoy puede ser una jornada clave en el conflicto por las dos papeleras en la localidad uruguaya de Fray Bentos, ya que se aguarda con expectativa una resolución judicial.
Es que el juez federal de Concepción del Uruguay, Bernardo Aranguren, podría impedir el paso por el puente internacional Artigas de los cinco camiones que llevan materiales para la planta que la empresa finlandesa Botnia construye frente a Gualeguaychú. De ser así, el bloqueo estará a cargo de la Gendarmería, poniendo fin al que realizan desde el jueves las Asambleas Ambientales de Colón y Gualeguaychú.
El juez Aranguren tomará su decisión después de analizar dictamen de la fiscal María Esquivo, que se descontaba sería favorable al planteo efectuado el viernes por la Asamblea de Gualeguaychú, para quienes los camiones debían ser detenidos en Colón «para evitar consecuencias ulteriores». Así se describió en el petitorio a la eventual contaminación ambiental producto del funcionamiento de la papelera.
En tanto, en la estación de pesaje del puente Artigas hubo ayer 200 personas. Entre ellas, varios integrantes de la asamblea ciudadana. Algunos habían llegado a Colón luego de suspender ayer el corte en la ruta 136, que lleva al puente internacional San Martín, paso obligado a Fray Bentos.
Así lo solicitó, aunque por tiempo indefinido, el intendente de Río Negro, Omar Lafluf. El alcalde uruguayo habló por primera vez con los asambleístas el viernes por la noche y advirtió sobre las pérdidas económicas que la protesta causaba a la región. Sin embargo, desde la Asamblea ratificaron la continuidad de los cortes.
El tanto, el conflicto se trasladó ayer a la Capital Federal, donde la Federación Agraria Argentina y entrerrianos residentes en el conurbano distribuyeron volantes en el acceso a Buquebus. Los manifestantes no impidieron el acceso de los pasajeros a los ferrys que viajan diariamente a Uruguay. Sólo distribuyeron folletos que advertían sobre la posible contaminación ambiental de la región en caso de que las papeleras comiencen a funcionar.
3 respuestas a «Papeleras Contaminantes»
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