Irán: las mujeres vuelven a jugar al polo
Fue el primer partido después de muchas generaciones. Tuvo lugar en Teherán. En el pasado era un juego de la realeza que jugaban mujeres y varones de la corte.
Fue llamado el rey de los deportes y el deporte de los reyes, pero no había nada real en el maltrecho estadio de las afueras de Teherán en donde tuvo lugar el primer partido de polo de mujeres en muchas generaciones.
Las gradas para los espectadores tenían un aspecto gastado y el piso de cemento, deteriorado. De todos modos, a pesar de este telón de fondo de decadencia, el clima era de alegría entre los cerca de 100 espectadores y periodistas reunidos aquí para presenciar el partido de un deporte que se habría originado en Irán, según se cree, hace más de 2.500 años.
El polo, o "chogun" como se lo llama en persa, fue alguna vez un deporte cortesano que preparaba a los jinetes y a los caballos para batallas militares, pero que también era jugado por mero placer por integrantes masculinos y femeninos de la corte real.
Si bien este deporte se trasladó desde Irán a los países vecinos y generó muchos seguidores, para mediados del siglo XX ya estaba en decadencia en suelo iraní.
Los aficionados al polo, relacionados desde siempre con la monarquía, dejaron a un lado sus palos después de que la revolución de 1979 derrocó al sha Reza Pahlevi e instauró un gobierno teocrático islámico. Entonces, el polo, caro y elitista, no sólo se convirtió en un deporte políticamente incorrecto sino que se volvió difícil de financiar en el Irán asolado por la guerra.
Hoy, la Federación de Polo de Irán, fundada hace dos años, intenta resucitarlo.
"Este es el único deporte que según sabemos es 100 por ciento iraní. Necesitamos resucitarlo", indicó el director y principal auspiciante de la federación, Hamzeh Ilkhanizadeh, quien se crió entre caballos y afirma que el polo fue alguna vez tan común en Irán como lo es hoy el fútbol.
A pesar de que el polo es un juego mixto por tradición, en la actual República Islámica no se permite que las jugadoras mujeres compitan con los hombres. Las polistas usan pañuelos al mejor estilo islámico debajo de sus cascos y chaquetas largas hasta la rodilla.
Para compensar la decadencia y sencillez del estadio en donde tuvo lugar el juego inaugural, se colocaron alfombras persas rojas en las escaleras de las gradas para el público.
Este estadio funcionaba como pista de equitación antes de la revolución y se lo bautizó Reina Farah, como la esposa del desaparecido shá. Hoy se llama Estadio de los Mártires y antes del comienzo del juego se entonaron versos del Corán, en lugar del antiguo Himno nacional.
Seis jinetas se hicieron presentes en la cancha para comenzar el partido, tres por cada equipo. El comentarista habló sobre la historia y reglas de este deporte, consciente de que muchos entre el público nunca antes habían visto un partido de polo.
La Federación Femenina de Polo de Irán tiene más de una decena de clubes. Su directora, Ghazaleh Amir-Ebrahimi, de 28 años, comenzó a jugar este deporte hace 4 años, después que una amiga le habló de él.
Las jugadoras que hoy tiene Irán son todas estudiantes o empleadas de tiempo completo. Dos de ellas viven a muchas horas de distancia pero aun así viajan a Teherán por lo menos una vez por semana para los entrenamientos. Ninguna de ellas gana dinero con esta actividad. No pudieron encontrarse auspiciantes para los partidos de las mujeres. Amir-Ebrahimi explicó que a los auspiciantes les interesan más que nada las transmisiones en vivo y los partidos de las mujeres nunca se televisan en directo en Irán para evitar cualquier tipo de incidente antiislámico, como la exhibición de alguna parte del cuerpo.
El ayatollah Ali Kamenei siempre fue un entusiasta de este deporte de los reyes.