Israel está pendiente más que nunca del estado de salud de su premier. Las puertas del hospital Hadassa de Jerusalén, fuertemente custodiado por soldados, fueron un hervidero de funcionarios que corrían de un lado a otro para conocer la evolución de Sharon. Es que muchos dudan de su recuperación en el corto plazo. Por eso, el gobierno fue asumido interinamente por su vice, Ehud Olmert.
La noticia sobre la internación del premier generó un clima de tensión en la arena política israelí, por las consecuencias que puede tener la limitación parcial o total de Sharon, que en los últimos meses fue el motor principal de una serie de transformaciones en el escenario político israelí.
Por estas horas, la palabra que más se repite es “apoplejía”. La apoplejía es la suspensión más o menos completa, y por lo general súbita, de algunas funciones cerebrales, debida a hemorragia, obstrucción o compresión de una arteria del cerebro. Los médicos siguen realizando estudios para determinar las causas pero, al parecer, el panorama no es alentador. El diario israelí Haaretz en su versión de Internet y el canal 2 de la TV local precisaron que Sharon está paralizado en las extremidades inferiores.
Sharon, de 77 años, había sido hospitalizado por un accidente cerebrovascular dos semanas atrás. Para evitar otra descompensación, el primer ministro tenía previsto someterse a un "cateterismo cardíaco" para suturar una perforación de dos milímetros de diámetro entre las dos partes del corazón. Eso significa que le iban a introducir un catéter hasta el corazón para reparar el tejido dañado. (Archivo 19/12/2005)
Ahora, el arco político israelí está en alerta para seguir de cerca la evolución del fundador del nuevo partido Kadima – candidato a las elecciones legislativas del 28 de marzo- con el que se presentará a los comicios y cuyos prometedores resultados dependen en gran medida de él.
Las encuestas dan a esta formación de centroderecha casi 40 escaños de los 120 del Parlamento, un pronóstico que, de confirmarse, dejaría las riendas del poder otra vez en manos de Sharon, quien continúa en el quirófano en una lucha entre la vida y la muerte. En su entorno, dicen que están “esperando un milagro".