Por Martín Torres, para Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.
Ajuste y militarización.
La crisis de Aerolíneas recibió una respuesta enérgica del gobierno. Recubiertas de doble discurso, se pusieron en movimiento una serie de medidas que van contra la aerolínea y sus trabajadores.
El gobierno, a través del Ministro de Planificación, Julio De Vido, anunció un fuerte plan de ajuste sobre Aerolíneas Argentinas.
Este paquete de medidas está a tono con el giro pos-electoral del gobierno, que busca recortar fondos para hacerse de alguna reserva frente a los efectos de la crisis mundial.
Ajuste.
“Vamos a pensar en la empresa con la lógica de la rentabilidad y la competitividad…”, dijo De Vido, como si hiciera falta. En compañía de Tomada, Schiavi (Transporte), Meyer (Turismo) y el “joven K” presidente de la empresa, Mariano Recalde, se anunciaba la anulación de la mayoría de las rutas de vuelos internacionales.
En lugar de un plan para fortalecer la línea de bandera, se toman medidas para fortalecer a las líneas privadas extranjeras, como LAN, que ya está pensando en aumentar los vuelos a Miami.
Junto con esto, se disponen una serie de medidas tendientes a regimentar y aumentar las horas de vuelo de todos los pilotos, pasándolas de 30 a 80.
En lugar de revisar una administración ineficiente, que se utilizó para llenar de ñoquis K la empresa, se ataca las condiciones laborales y se estigmatiza a quienes ganan mejores salarios.
Para matizar el ataque, se dice que van a agregar nuevos aviones, cuando en realidad continuarán diversificando la flota, aumentando los costos de infraestructura y capacitación que esto supone.
Militarización.
Una semana antes del anuncio del plan de ajuste, Cristina sacó el decreto 1840, con el que devuelve el control de la aviación civil a la Fuerza Aérea Argentina. Había sido su esposo el que, años atrás, con la crisis de LAPA y Southern Winds había tenido que poner el área en manos civiles.
Esta medida, que devuelve las cosas al mismo lugar en que las dejó la dictadura, deja en manos de los militares el control de un lugar muy delicado, que han utilizado en el pasado para toda clase de negociados. “Es para ordenar”, dijo el Diputado Ariel Basteiro, defendiendo la iniciativa del gobierno.
Así, se le devuelve el ‘botín de guerra’ a los militares, a cambio de que pongan orden y aprieten a los trabajadores para que soporten los ajustes y el vaciamiento de la empresa.
Recuperemos Aerolíneas.
Las medidas del gobierno desnudan el fracaso completo de la ‘estatización trucha’ (ver nota aparte) de hace unos años. Y también muestran el verdadero plan que tenía el gobierno: convertir la aerolínea en una empresa de cabotaje y dejar toda la actividad internacional y comercial a las aerolíneas extranjeras.
La respuesta a esta política no puede ser la reprivatización, como tantas veces han propuesto los sectores de la oposición.
Lo que hace falta es una política integral que tenga como objetivo recuperar nuestra aerolínea de bandera. Tendría que haber inversión estatal y un plan para que la salida de cargas al exterior -que hoy hacen las aerolíneas privadas- las haga la empresa estatal; habría que desarrollar un modelo de servicio que integre las economías regionales, fortaleciendo la capacidad de la aerolínea. También unificar la flota para que los costos sean menores y poner la Fábrica Militar de Aviones al servicio de este plan, no de los negocios con Brasil.
Todo esto como parte de un paquete de medidas que pongan de pie a Aerolíneas.
Algo que sólo se puede hacer si es verdaderamente Estatal y está bajo control de todos sus trabajadores y usuarios y no de los amigos del gobierno K.
La estatización que no fue.
Una mentira K con varios años.
En agosto de 2008, el kirchnerismo –aunque tuvo que introducir modificaciones- logró aprobar en la Cámara de Diputados su proyecto para “rescatar” Aerolíneas de la quiebra.
En realidad, era un intento de salvar los bolsillos de Marsans, la empresa española que la había quebrado, por sobrevender pasajes por 140 millones de pesos; pasajes que nunca concretaron los vuelos por no contar con las aeronaves en condiciones, dada la nula inversión en mantenimiento. Esta empresa estaba llevando hasta el final un proceso de destrucción nacido en la era Menem, continuado en los demás gobiernos y bajo la administración K, de la mano del célebre Ricardo Jaime, hoy procesado por enriquecimiento ilícito y por recibir coimas de empresas que debía controlar.
En aquel momento, los sectores de la oposición, propusieron salidas que debilitaban completamente a la empresa, con el objetivo de hacerla una ‘presa fácil’ de las aerolíneas privadas. Otros aprobaron la Ley propuesta por el gobierno, ilusionados equivocadamente con los cambios que le habían introducido.
Con el correr del tiempo, quedó al desnudo el salvataje a Marsans que venía llevando adelante el gobierno, y en una sesión apurada la Comisión Bicameral recomendó expropiar Aerolíneas.
Desde aquel momento, el modelo K para Aerolíneas nunca ha sido el de poner en pie una aerolínea de bandera.
La crisis que estamos viendo (y otras que hubo anteriormente) con la confirmación de una política de ‘estati- zaciones truchas’, sólo pensada para que el Estado salve de la quiebra a las empresas concesionarias.
Desde las páginas de Alternativa Socialista (julio, septiembre y noviembre de 2008) denunciamos cada una de las maniobras que constituyeron esta estati- zación de mentira.
Una mentira que viene manteniendo desde hace años, un gobierno que -salvo en algunos discursos- no tiene nada de ‘nacional’ ni de ‘popular’.
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Ataque antisindical Como parte de una política que apunta a evitar la protesta social, la presidenta respondió al conflicto que existe en Aerolíneas con los trabajadores de APTA (Asociación del Personal Técnico Aeronáutico), enviando al Ministerio de Trabajo […] Más»
3 respuestas a «¿Qué pasa en Aerolíneas Argentinas?»
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[…] ¿Qué pasa en Aerolíneas Argentinas? Posted on 19 enero, 2012 […]