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Se definen los aspirantes al Rectorado de la UBA

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Falta un mes para la asamblea universitaria
Jaim Etcheverry irá por la reelección; competiría con Alterini
 
 
 
A un mes de la elección de su nuevo rector, en la Universidad de Buenos Aires (UBA) ni siquiera los más optimistas se atreven a hacer un pronóstico.

En un escenario fragmentado, donde la pertenencia partidaria ya no es el principal factor de lealtad, precandidatos y acompañantes pasan los días contando voluntades para alcanzar los 119 votos mínimos que serán necesarios para imponerse en la primera vuelta, tarea que, en principio, parece dificultosa para todos.

En efecto, el 4 de abril próximo se reunirá la asamblea universitaria, que cuenta con 236 miembros. Se necesita la mitad más uno de sus integrantes para ganar en una primera votación, pero pocos se inclinan a pensar que ese será el caso. Si ningún candidato logra ese número en tres votaciones sucesivas, se convocará a una nueva asamblea, donde se necesita la mitad más uno de los presentes para ganar.

En tanto, no hay candidatos declarados públicamente, ni debates ni discusiones programáticas sobre la universidad. La cautela extrema de los protagonistas en público contrasta con la intensidad con que se desarrollan las negociaciones y promesas en voz baja, para acercar el número de los aliados a la cifra de los sueños.

La reticencia a dejar claro quién apoya a quién se explica por esta dispersión: en este escenario, todos los votos cuentan y todos quieren hacerlos valer.

Los nombres en danza

Por ahora, en la carrera al Rectorado para los próximos cuatro años está anotado el actual rector, Guillermo Jaim Etcheverry, que aspira a la reelección con apoyos escasos para algunos e inciertos para casi todos. El rector insiste en dejar que hable la asamblea, mientras sus opositores le critican falta de gestión y ausencia de un proyecto para la universidad.

Elegido en 2002, sucedió al radical Oscar Shuberoff, que condujo la UBA durante 16 años. En los últimos meses, Jaim Etcheverry presentó un proyecto para reformular el ciclo básico común (CBC), la puerta de ingreso a la universidad.

En la oposición se ubica un grupo heterogéneo, autodenominado "neorreformista", que agrupa a radicales de distintos sectores, en alianza con sectores de centro y hasta con peronistas. Afirman contar con apoyos de profesores de varias facultades, como Derecho, Medicina, Ingeniería, Farmacia, Económicas, Odontología, Psicología, Veterinaria, parte de Arquitectura y la minoría de Filosofía.

Allí hay, por ahora, dos precandidatos, que dirimirán en breve quién se postulará: el decano de la Facultad de Derecho, Atilio Alterini, y el decano electo de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, Alberto Boveris.

En cualquier caso, hay acuerdo en tener un vicerrector que represente al peronismo. Podría ser el ex decano de Veterinaria Aníbal Franco -que inicialmente se había postulado como candidato al Rectorado-, o el actual decano de esa facultad, Rubén Hallú, y el decano de Ciencias Económicas, Alberto Barbieri.

En el grupo insisten en que para evitar la presentación de una candidatura "personalista" es necesario formar un grupo que aglutine sectores diversos detrás de un programa. Sus opositores enfatizan el pasado shuberoffista de algunos de sus integrantes.

En tanto, la izquierda no ha terminado de explicitar sus apoyos. Según algunos, Filosofía, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas podría encolumnarse detrás de un candidato propio en primera vuelta, o adherir al decano saliente de Agronomía, Fernando Vilella, o al de Exactas, Pablo Jacovkis.

Vilella apoyó a Jaim Etcheverry en su llegada al Rectorado, pero ahora afirma que no volverá a hacerlo. Sin embargo, no son pocos los que indican que la izquierda, con la mayoría estudiantil, podría terminar apoyando a Jaim Etcheverry en una segunda vuelta.

"El rector cuenta con que haya gente que no quiera votar a Alterini y, ante la ausencia de alternativas, se termine volcando por él", arriesgó un futuro asambleísta.

Mientras tanto, se demora la discusión de ideas. Quizás haya que esperar a la propia asamblea, cuando cada candidato tenga un máximo de 30 minutos para exponer su programa para la universidad.

Por Raquel San Martín
De la Redacción de LA NACION

 
 
 
 
 
 
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