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Sesom, Watsiltsum y la cosmovisión Tehuelche

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COSMOVISION

La creación entre los Tehuelche era atribuida a un ser que siempre existió. En un principio vivía rodeado por densas y obscuras neblinas «allá donde se juntan el cielo y el mar».

Pensando en la terrible soledad que le rodeaba, aquel ser rompió a llorar, y lloró durante muchísimo tiempo, tanto que es imposible calcularlo. De las lágrimas que brotaban de sus ojos se formó el mar primitivo, ARROK, primer elemento de la naturaleza. Esa divinidad eterna y todopoderosa es llamada KOOCH. Cuando advirtió que el agua brotada de sus ojos seguía en constante aumento, dejó de llorar y dio un profundo suspiro. Ese suspiro originó el viento, que disipando las obscuras neblinas, dio lugar al nacimiento de la claridad «igual que ahora aparece el día después de la noche en el lejano horizonte».

Creados los tres elementos del espacio, el Viento, la Luz y las Nubes, KOOCH hizo surgir del seno del mar primitivo una isla muy grande, sobre la cual creó la vida perecedera, es decir: las aves, los animales, los insectos y los peces. A fin de admirar aquella maravillosa obra de KOOCH, el Sol enviaba luz y calor; las Nubes llevaban la lluvia bienhechora y el Viento se encargaba de crear los pastos.

La vida se desenvolvía en forma pacífica en la isla de la cosmología Tehuelche, hasta que aparecieron los gigantes, seres monstruosos y perversos. Desde esa isla ELAL trasladó a la Patagonia a todos los animalitos que fueron sus fieles amigos, una vez que se instalo en la nueva tierra.

ELAL, es el personaje central de la mítica Tehuelche, más que un dios, es un héroe educador, maestro de la caza y protector. En la legendaria isla creada por KOOCH, nació ELAL, hijo del gigante NOSHTEX y TEO (Nube). Fue el Cisne, quien trajo a ELAL siendo aún muy pequeño. El Cisne depositó al niño en la cumbre del Cerro CHALTEN (Fitz Roy) donde durante tres días y tres noches, protegido por las aves, contempló la nueva tierra.

ELAL, fue el creador de los CHONEK (Tehuelche), reveló a los hombres el secreto del fuego, inventor del arco y las flechas, les enseñó el arte de la caza / Hou Yi. Como seres creados a su semejanza les inculcó algunos principios de moral y conducta. Finalmente, el ciclo termina con el alejamiento del héroe, que ha cumplido su misión, para dar lugar al hombre sobre la tierra.

ELAL desciende de la montaña, reúne a sus fieles camaradas, les prohíbe que le rindan homenaje alguno y retorna a su Isla llevado por un majestuoso cisne. Es en esa misteriosa Isla donde ELAL aguarda a los CHONEK muertos, que llegan guiados por WENDEUNK, un espíritu tutelar que lleva la cuenta de las acciones de todo Tehuelche.

Watsiltsum, el «Árbol del Gualicho»

El nombre de “Gualicho” tiene hoy, en nuestro uso cotidiano, un significado peyorativo. Se lo asocia con encantamientos supersticiosos e influencias demoníacas. Pero el significado del Gualicho entre los indios es mucho más rico y complejo. Watsiltsum (así sonaba el nombre original) era “el Girador” o “la Giradora” (entre los Guenakén, los grandes dioses podían ser indistintamente de sexo masculino o femenino). Era una deidad que presidía los tránsitos y los itinerarios. No sólo regía los caminos materiales, sino también los senderos invisibles entre distintos mundos. No sólo para sortear una difícil y árida travesía; también para pasar de este mundo al de los espíritus, para comunicarse con los antepasados o las divinidades, era preciso congraciarse con este numen.

Quizás las pinturas rupestres de grecas (espirales o líneas sinuosas) sean una especie de mapas de estos caminos que conectaban los distintos mundos. Asimismo el arte del chamán, que viaja al “otro mundo” para avizorar y vuelve a este para curar, está presidido por Watsiltsum.

Estas características del pensamiento indígena permiten entender el significado más relevante del árbol del Gualicho. Era un lugar-eje, un camino entre distintos países y distintos mundos. Allí estaba Watsiltsum, indispensable auxiliar y orientación en todos los viajes: los del cuerpo y los del espíritu. Un nudo y un puente cósmico, en ese lugar originario.

El vínculo simbólico entre cierto árbol, una encrucijada, y una escala que conecta distintos niveles cósmicos, no ha sido patrimonio exclusivo de los Guenakén (tehuelches) / Árbol del conocimiento

“Gualicho”, del tehuelche a la lengua española.

Sobre el origen del nombre El Gualicho, el libro reproduce una definición que brindó para la obra el investigador Rodolfo Casamiquela, autor de “En pos del Gualicho” (1988), el más completo trabajo sobre el tema:

“Si no yerro, la cultura espiritual de los Tehuelches patagónicos sólo legó dos o tres voces a la cultura hispano-criolla: Seguras, ‘chúlem’ denominación de la cría del guanaco (transformado luego en ‘chulengo’), y ‘walichüm’ -en la que la ‘ele’ representa un sonido especial, con barniz de ‘ese’ española- ‘gualicho’ escrito a veces con ‘h’ o ‘w’ iniciales, y ‘u’ final. Ambas voces cruzaron la frontera del río Negro y se adentraron…, modestamente, en el ámbito pampeano la primera, y agresivamente, en todo el Norte argentino y hasta Paraguay, Brasil y Uruguay, la segunda. Éste era uno de los nombres del Alto Dios (Diosa, porque la desinencia ‘tsüm’ indica el género femenino) de dicho pueblo. (‘Sesom’, igualmente femenino, para los tehuelches meridionales. El tema ‘tsil: tsül’ expresa ‘giro, girar’ y la partícula ‘wa’ inicial es propia de la tercera persona del singular: ‘(la que) gira’, en traducción más ajustada. ¿Y por qué habría de girar, circunvolucionar, el Alto Dios? Simplemente, por ser el Señor, Señora, del Laberinto, el camino sinuoso que han de transitar los espíritus de los muertos en las creencias de casi todos los sistemas religiosos del mundo. Del mismo modo que en ellos, el Alto Dios tehuelche, infinitamente justo, juzgando las acciones de los humanos, podría convertirse, al negar el acceso del espíritu de un injusto al Paraíso en inflexible castigador. Y subsecuentemente, en ‘dañino’, ‘pernicioso’, ‘maligno’… ¡el Malo!, o directamente, el Diablo. (…) ‘Engualichar’ es lo mismo que ‘ojear’, es decir dañar a través del ‘mal de ojo’, con lo que la derivación fue doble: de Divinidad -ambigua- a Ser Maligno; de la cultura tehuelche a la cultura popular, campesina, folklórica.

El Arbol Mágico, el árbol de las encrucijadas, el Gualicho.

El Arbol Mágico, el árbol de las encrucijadas, el Gualicho, Watsiltsum, la Giradora. Eje vertical, que vincula siete niveles: desde los mundos de lo aún nonato hasta los de ultratumba, pasando por este que tontamente llamamos «el mundo», como si no hubiera otro.

LA GIRADORA.

La creadora del mundo y de los seres fue para los tehuelches septentrionales la diosa llamada Giradora, cuya figura se asocia a la forma espiralada, tal como la que adopta la chaucha del caldén, árbol característico de La Pampa…

Dicen los tehuelches que la Giradora fue la creadora del mundo y de los seres. Dicen que su figura se asocia a la forma espiralada. Y dicen que es como la que adopta la chaucha del caldén.

Ver también:

Chubut.

Chubut. Fotos

Chubut: Comodoro Rivadavía.

Mitología Tehuelche. Fotos

CHUBUT. Sobre

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