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POLÍTICA

La Guerra de Malvinas y las tareas de Liberación Nacional. La política de los revolucionarios.

Por Mariano Rosa para Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

Polemizamos con una postura errada, expresada por Beatriz Sarlo y otros intelectuales. Su error es asociar la defensa de Malvinas a una bandera nacionalista de derecha o confundir el reclamo genuino con la manipulación K. De hecho, le capitulan al imperialismo británico por derecha. Pero hay otro error simétrico: el sectarismo de poner a Malvinas y a las tareas antiimperialistas en segundo plano. Frente a ambas posiciones, desarrollamos la nuestra.

El método correcto para construir una política revolucionario frente a cualquier proceso de lucha es identificar si desde el punto de vista de los intereses de la clase obrera y el pueblo es esencialmente justo o no. Lo segundo es ubicar quién lo dirige. Lo que no se puede es confundir una cosa con otra y no comprender que existe una dialéctica particular entre ambos polos.

Es muy frecuente que reclamos correctos y sentidos por las masas tengan al frente dirigentes y organizaciones traidoras o burocráticas. Ante esto, hay dos tipos de errores. La variante oportunista analiza que si la lucha es justa o progresiva, su dirección también lo es. La variante sectaria, no menos peligrosa y confusionista, también razona linealmente: si la dirección es traidora, el contenido de la lucha también lo es y por ende no hay que apoyarla. Ésa es, en general, la ubicación del Partido Obrero frente a Malvinas y las tareas antiimperialistas.

El sectarismo del PO – Partido Obrero.

Para nuestra corriente trotskista, en el marco de un mundo capitalista dominado por los monopolios, en los países semicoloniales los revolucionarios debemos asumir la combinación de tareas democráticas, antiimperialistas y anticapitalistas como parte de la pelea por el socialismo en todo el mundo. Y muchas veces esto significa que la lucha arranca por tareas de liberación nacional.

En uno de sus últimos periódicos, el PO dice: “Para los socialistas el problema de Malvinas es un asunto subordinado y secundario.…La burguesía reivindica Malvinas para ganar una posición de mercado y el gobierno para distraer a los trabajadores. Para los socialistas es un emergente más o menos ocasional de una crisis de conjunto que encontrará solución con un gobierno de trabajadores y con derrotas decisivas del imperialismo a escala mundial”. Es decir: expulsar al invasor imperial de nuestro territorio es un asunto “secundario” y la cuestión Malvinas hay que dejarla para cuando “los trabajadores gobiernen” y el imperialismo sea derrotado a escala mundial.

Revestida de ultraizquierdismo, es otra versión de una claudicación pro-británica. Sarlo y un grupo de intelectuales les reconocen derecho de autodeterminación a los kelpers, y por esa vía renuncian a la expulsión del invasor. Por izquierda, Altamira ve la causa Malvinas como de segundo orden, para cuando haya ‘un gobierno de trabajadores’. Entretanto, que siga la ocupación.

Las tareas de liberación nacional.

La burguesía de los países semicoloniales como Argentina es incapaz de encabezar la lucha por la liberación nacional. Por eso está con los bancos en el saqueo de la deuda externa, con las privatizadas en el festival de subsidios estatales y con las megamineras en la contaminación y la expoliación. Son la clase trabajadora y sus organizaciones las que deben impulsar las tareas de independencia nacional, con el método revolucionario de la movilización unitaria y tendiendo puentes hacia los sectores populares.

Lenin daba ejemplos sobre cómo debemos ubicarnos los revolucionarios ante la guerra entre naciones oprimidas y opresoras:“Si, por ejemplo, mañana Marruecos declarase la guerra a Francia, la India a Inglaterra, Persia o China a Rusia, etcétera, esas guerras serían guerras ‘justas’, ‘defensivas’, independientemente de quién atacara primero, y todo socialista simpatizaría con la victoria de los Estados oprimidos, dependientes, menoscabados en sus derechos, sobre las ‘grandes’ potencias opresoras, esclavistas y expoliadoras”.1

Lo mismo sostuvo Trotsky analizando una hipotética guerra entre un Brasil ‘fascista’ y una Gran Bretaña ‘democrática’.2

Las tareas de liberación nacional son de máxima importancia para los revolucionarios de los países semicoloniales. Por eso, considerándolas parte de la lucha anticapitalista global, estamos convencidos que hay que combinar en un mismo programa las reivindicaciones antiimperialistas, democráticas y anticapitalistas.

Coherentes con ese análisis, vemos imprescindible construir alternativas políticas amplias, donde los anticapitalistas confluyamos con corrientes que expresen las luchas por la independencia nacional en una unidad superior, que potencie la perspectiva hacia el socialismo. En la actual etapa, es un debate crucial. Malvinas replantea las distintas políticas asumidas desde el campo de la izquierda.

1. Los principios del socialismo y la guerra, 1914/15.

2. Entrevista de Mateo Fossa, 23-9-1938.

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POLÍTICA

Malvinas: Una posición equivocada.

Por Mariano Rosa para Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

El kirchnerismo pretende con Malvinas retomar la iniciativa política y -una vez más- como antes con los derechos humanos u otras banderas del movimiento de masas, le imprime a esta justa causa anti-imperialista un doble discurso que genera debates y reacciones. En ese marco, un grupo de intelectuales -entre ellos Beatriz Sarlo o Juan José Sebreli – difundieron un documento con una posición distinta a la del gobierno, pero equivocada en su orientación política. En este artículo queremos terciar en la discusión y sentar nuestra visión del tema.

Está claro que el kirchnerismo utiliza la causa Malvinas. Se pinta de nacionalista y “progre”, pero la realidad es que se trata de una nueva puesta en escena. En la edición anterior de AS señalábamos que la política del gobierno nacional era en realidad una pantomima: la descla-sificación del Informe Rattenbach presentado como “novedad” –cuando hace años que se conoce- o la denuncia ante la ONU -reiterada por años- o la denuncia de militarización de Malvinas sin tomar ninguna medida concreta. Claro que hay manipulación y doble discurso K. El debate es cómo se lo combate y se construye una posición alternativa.

Malvinas es una causa justa.

El grupo de intelectuales que mencionamos más arriba defiende una posición que no compartimos en varios aspectos: primero, que niega la importancia de la recuperación de Malvinas. Es equivocado. La ocupación militar por Gran Bretaña las convierte en la principal base militar de la OTAN en el Atlántico destinada a proteger los inmensos recursos naturales ictícolas e hidrocar-buríferas de la cuenca.

En segundo término, identifica la lucha por Malvinas y su defensa como una bandera de nacionalismo reaccionario y patriotero. Se equivocan. La defensa del territorio y sus recursos frente a la ocupación imperialista es una tarea de primer orden en cualquier programa de independencia nacional antiimperia-lista ayer y hoy. Por último, no compartimos la idea de otorgar a los kelpers derecho a la autodeterminación como si se tratara de un pueblo originario. La población malvinense es transplantada. Y tienen nacionalidad británica. Si un argentino quiere radicarse allí, no puede. Pretender reconocer el derecho de autodeterminación a los kelpers es invertir los términos de la realidad histórica cuando son en realidad, población ocupante de un territorio invadido.

Una posición independiente y antiimperialista.

Las islas son un enclave neocolonial. Es de una justicia no negociable el derecho a la recuperación por parte de nuestro pueblo. Para avanzar en ese camino, la diplomacia en los foros internacionales dominados por el imperialismo es estéril sin tomar medidas de verdad antiimperialistas:

Hay que cortar todo pago de deuda externa a acreedores de países que apoyen la posición británica.

Se debe expropiar los depósitos bancarios de origen británico y las propias entidades de ese origen.

Toda empresa con capital inglés o de potencias aliadas a Inglaterra deben ser expropiadas.

·Cárcel preventiva a funcionarios o capitalistas de origen británico en nuestro país.

Y por supuesto, es clave desarrollar la más amplia movilización continental y mundial en apoyo a este reclamo. Los pueblos de todas partes ven con simpatía ese reclamo justo y soberano. Esta es la orientación que los socialistas del MST abonamos por Malvinas.

 

Roger Waters, con Argentina

Roger Waters, con Argentina

La semana pasada, en una conferencia de prensa en Chile, el músico británico Roger Waters, ex líder de la banda Pink Floyd, dijo que “las Malvinas son argentinas” y cuestionó duramente al gobierno de Margaret Thatcher. Un ejemplo. […]  Más»

 

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