Allí están, por ejemplo, las imágenes del miliciano abatido en el cerro Murciano, de León Trotsky hablando ante un grupo de estudiantes daneses, del desembarco en Normandía -que cubrió como corresponsal de la revista Life-, de un té compartido por dos ancianos en un refugio antiaéreo en Londres una tarde de 1941, de las ruinas del gueto de Varsovia.
Capa inmortalizó en el rostro de miles de personas anónimas el sufrimiento, el frío, el hambre, el abandono y el terror provocados por la guerra, la algarabía por la recuperación de la libertad, la pasión del discurso ideológico, convirtiendo esas fotos en verdaderos testimonios. Pero aunque su fama cundió mundialmente como reportero de guerra, fue también un bon vivant, aventurero amigo de leyendas como Ernest Hemingway, John Huston, John Steinbeck, Pablo Picasso y Gary Cooper, y tuvo durante dos años un romance con la bella Ingrid Bergman.
Fundador de la agencia Magnum, una cooperativa de fotógrafos creada junto con Cartier-Bresson, David Seymour, George Rodger y William Vandbert, se dedicó especialmente a motivar a los jóvenes entusiasmados con el arte de captar las imágenes para todos los tiempos. La muestra puede visitarse hasta el 25 de abril próximo, de lunes a sábados, de 10 a 21, y los domingos, de 12 a 21.
Maestro de la imagen
Anoche, el Centro Cultural Borges se llenó de jóvenes, muchos de ellos fotógrafos o estudiantes de arte que quisieron admirar de cerca el trabajo de un icono que se estudia en las universidades como uno de los maestros de la fotografía del siglo XX, junto con Henri Cartier-Bresson.
El fotógrafo italiano Valerio Bispuri y su colega francés Rudolph Phgoupil retratan los conflictos y movimientos sociales dondequiera que van. Presentes en la muestra de Capa, dijeron a LA NACION: «Venimos de cubrir la asunción de Evo Morales y vinimos a ver la muestra del maestro Capa para seguir aprendiendo».
Sofía Wachler comentó con asombro: «Para mí es impresionante. Venía de la calle de cubrir la destitución de Ibarra y apenas entré me encontré con la fotografía de Trotsky, de la que tanto me habló mi padre. Mi padre era polaco y fue a buscar a mi abuelo a Moscú, cuando lo sorprendió la revolución rusa». También Miguel Rep quiso conocer más sobre la historia de Capa. «Esta muestra me completa algunos aspectos que yo desconocía sobre su historia bélica. Capa es, junto con Cartier-Bresson, el gran fotógrafo de la historia del siglo XX», dijo.
El director del Centro Cultural Borges, Roger Haloua, ponderó la obra de Capa, «un fotógrafo espectacular y singular». La agregada cultural de la embajada de Estados Unidos, Martha Buckley, dijo que el auspicio de la muestra de Capa «no tiene ningún significado político» -habida cuenta de que Estados Unidos es un país en guerra contra el terrorismo internacional-, y destacó que «Capa es un icono de la fotografía y en medio del horror de la guerra él supo retratar a los más desprotegidos».
En tanto, la agregada de prensa de la embajada, Mara Tekach, puso de relieve que Capa inspiró a esa leyenda del cine que se llamó #Alfred Hitchcock en el personaje central de «La ventana indiscreta», a la vez que Irwin Shaw también lo recreó en su novela «Crepúsculo en Bizancio».
Por Susana Reinoso
De la Redacción de LA NACION