Según un estudio de investigadores de la Universidad Nacional del Nordeste, una chinche de agua denominada belostoma se podría convertir en el controlador biológico del mosquito que propaga el dengue.
Las doctoras Cristina Armúa y Marina Stein, se encuentran trabajando desde hace más de una década en la forma de utilizar la propia naturaleza como remedio.
Sostienen que se evitaría el uso de los potentes productos químicos para erradicar a los mosquitos, porque los tóxicos artificiales son cada vez son más complejos y causan mayores daños ambientales.
«Pese a que el control biológico no tiene resultados inmediatos como sucede con los químicos, afirmó Armúa, es efectivo a largo plazo». Incluso, fue más allá al advertir que «hay que tener en cuenta la eficiencia y el cuidado de los recursos naturales que se ganan realizando un control biológico».
Según detalló la científica, al portal Universia, las chinches de agua son voladoras, de un marrón amarillento y viven en lagunas y charcos, con suficiente vegetación que utilizan de soporte. Les atraen las grandes luces de las calles luego de copiosas lluvias.
Son predadores que se alimentan de invertebrados y vertebrados acuáticos y dentro su dieta no sólo se encuentran las larvas del Aedes agypti, sino otros invertebrados vectores de enfermedades de importancia sanitaria, como la encefalitis y la fiebre amarilla.
Incluso se detectó que algunas especies consumen caracoles de valva plana hospedadores intermediarios del parásito que causa la esquistosomiasis, enfermedad parasitaria que afecta al hombre y otros vertebrados / caracol
De esta manera, la experta se mostró confiada en que un programa de prevención en este sentido se pueda llevar a cabo en breve, ya que según su experiencia, «sembrar belostomátidos es factible» como una salida ecológica y natural al mal del dengue.