SALLIQUELO.- Hace cinco años, Salliqueló sufrió una inundación que dejó como saldo el quebranto del agro y, por ende, de la economía del pueblo. Pero, aunque sus habitantes no lo sabían, también les dejó un espíritu de lucha que los ayudó a convertirse en los artífices del primer paro agropecuario contra el gobierno de Néstor Kirchner. Ayer por la mañana, unas 3000 personas marcharon en contra de la suspensión de exportaciones de carne y otras medidas del Gobierno que, según ellos, afectan la ganadería.

Un tercio de los habitantes de Salliqueló recorrió las calles del pueblo en camionetas, autos, tractores, motos, #caballos, bicicletas y caminando para expresar su descontento. Esta marcha la acompañaron con el cierre de los comercios y el cese de comercialización de cereales y hacienda por 24 horas.

«La medida nos afecta enormemente, porque tira por la borda inversiones y trabajo de años. Aquí la ganadería tiene una doble función: ayuda a la economía, porque detrás de cada vaca hay una familia cuidándola, y contribuye a la conservación del suelo», explicó Luis Nosetti, productor de 500 animales y miembro de la Asociación Rural de Salliqueló. A su lado asentía Juan Nosetti, productor de 700 animales y primo hermano del anterior, mientras organizaba a la gente que iba a marchar. Ambos hablaban en la sede de la Rural, un salón adornado con consignas en contra del aumento del impuesto inmobiliario rural y un cartel con una frase de Abraham Lincoln que reza: «Los sueños los sueñan los locos, los ejecutan los luchadores y los critican los inútiles».

Para este partido de 12.000 habitantes, 110.000 cabezas de ganado y 89.000 hectáreas productivas, la medida dictada por Kirchner significa un duro golpe. Salliqueló se precia de ser la capital del novillo de exportación. «Para nosotros no es tan sencillo como parece dejar de exportar. Cualquiera de nosotros tiene un biotipo de animal, una infraestructura y una cadena de comercialización pensada para vender afuera, fruto de años de trabajo, y que no se puede adaptar al consumo interno de un día para otro», explicó el productor Norberto Bianchi.

Estudiantes, amas de casa, contratistas, transportistas, comerciantes, dueños de estaciones de servicio, proveedores de insumos y maquinarias y hasta los intendentes de Salliqueló, Enrique Cattáneo, y de Tres Lomas, Mario Espada, ambos de la Unión Cívica Radical (UCR), estuvieron presentes.

Nadie faltó o quiso faltar. Nadie, excepto la dirigencia de Carbap, que brilló por su ausencia, provocando desilusión en muchos. Y aunque los organizadores destacaron que seguían apoyando a la entidad presidida por Javier Jayo Ordoqui, muchos productores se quejaron. «Uno se pregunta si están tan suavecitos porque tienen miedo o porque están tratando de lograr algún rédito político», exclamó Julia Leseo de Balzaretti, llegada de Carlos Pellegrini. Tampoco estuvo Analía Quiroga, vicepresidenta de Carbap, que vive en el partido vecino de Pellegrini y que en enero pasado se hizo conocida porque dijo que a Kirchner le faltaba «materia gris». Consultada por LA NACION, la productora dijo que apoyaba la protesta, pero que no había podido concurrir porque tenía un compromiso previo en La Pampa.

De todas las edades

Robertino Bianchi, de cinco años, fue uno de los más jóvenes manifestantes, aunque no el único. También estuvo Juan Martín Vidaurre Espada, de apenas un año, que desfiló a caballo aferrado a su juguete preferido: una vaquita de peluche. Lo llevaba su papá, Juan Pablo, secretario de la Rural, que marchaba entre los manifestantes alentándolos a seguir adelante mientras apretaba las espuelas contra el caballo.

En la marcha, entre los primeros vehículos, se destacó un camión que transportaba una vaca Shorthorn, que aunque no entendía demasiado lo que pasaba portaba un cartel que decía: «Quiero viajar a Europa y no me dejan». Su dueña, la cabañera Silvia de Plaul, la trajo desde su campo de Leubuco, en el partido de Adolfo Alsina. También agitaron pancartas Lucía Nosetti, Macarena Gabilondo y Manuela Lorenzo, de 14 años. «Este pueblo vive del campo; nos hace mal a todos lo que está pasando», dijeron las adolescentes.

La marcha concluyó con un acto realizado en la plaza central de Salliqueló. «No es imposible tener carne barata y exportar. Sólo hace falta la decisión de un estadista para lograrlo», dijo el presidente de la Asociación Rural, Hugo Genjo. El productor reclamó al Gobierno que abra una instancia de diálogo con el campo.

Los ganaderos del oeste bonaerense elaboraron una propuesta para obtener carne barata para la población. «Hay tres medidas por considerar», dijo Genjo. «Primero, modernizar el sistema de comercialización de la media res y empezar a vender en cortes. Segundo, tener un mismo estándar sanitario para exportación y para consumo interno, porque se puede tener la misma calidad afuera que aquí adentro. Y tercero, subsidiar los cortes para consumo interno». También consideraron necesario promover el aumento del stock bovino.

Por Mercedes Colombres
Enviada especial