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Arrancó la YPF ‘nac & pop’. El kirchnerismo en rumbo opuesto a la soberanía energética.

Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

Los pasos del kirchnerismo, al mando de YPF, en rumbo opuesto a la soberanía energética y el desarrollo del país.

Pasado el debate y posterior aprobación en del proyecto oficial de expropiación parcial de YPF, el gobierno dio nuevos pasos para asumir la gestión de la compañía. Estas movidas vinieron precedidas de los viajes del ministro De Vido para ofrecer a Petrobras (Brasil), Total (Francia) y Exxon (EE.UU.) hacer negocios comunes en los yacimientos de YPF.

Sin sacar a los ministros-interventores, Cristina nombró a Miguel Galuccio, ingeniero en petróleo, expresidente de la multinacional del petróleo Schlumberger en Londres, como presidente de la empresa. En sus primeras apariciones públicas, el flamante CEO dijo que tenía un plan para resolver los problemas en 100 días, y puso el acento en tener “una empresa con sentido nacional”. A los pocos días, el país entero pudo ver al mismo ingeniero protagonizando una publicidad televisiva de Repsol. También se supo que tiene la residencia inglesa y está a un paso de la ciudadanía, y que rechazó una propuesta de venir a trabajar en el país porque no le garantizaban el traslado de sus caballos de polo…

El sentido nacional proclamado, ¿a qué nación corresponde, Mister Galuccio?

Otra vez la competitividad.

A tono con los discursos de Cristina, el nuevo responsable de la empresa reafirmó el objetivo de hacer una empresa competitiva, que esté en la cima. Este concepto pone -una vez más- que la política oficial tiene como objetivo mantener el actual esquema extractivo, sacando todo lo que encuentren y vendiéndolo hasta vaciarnos. Por eso las inversiones que se están buscando para lograr la competitividad vendrán de las multinacionales que, naturalmente, se llevarán una gran tajada de lo que se extraiga. ¿O para qué pondrían millones la Exxon, Total, etc.? ¿Estas son multinacionales ‘populares’?

En esa misma lógica debe inscribirse que la presidenta haya ‘apurado’ a los trabajadores petroleros, diciéndoles que no es posible que se pierda una gota de producción a causa de conflictos gremiales. ¡Como si fueran ellos (que dejan la vida en los campos) los responsables de los problemas productivos que arrastra YPF! Estos discursos le dan aire a las empresas para seguir adeudando salarios, legalizar despidos encubiertos y todas las medidas ‘competitivas’ que siempre toman los capitalistas contra los trabajadores.

Corrida la bruma del show televisivo, la dura realidad se hace presente y ya en el arranque de la ‘nueva YPF’ podemos ver que no tiene cabida en los discursos oficiales (ni en los de la oposición) poner los recursos hidrocarburíferos al servicio del desarrollo del país. Para lograr esa transformación, pelear por una YPF 100% estatal bajo control social, es la única salida posible y necesaria.