Revista Caras y Caretas
Por Fernando Amato / Cada vez más familias enteras se dedican al tráfico y elaboración de drogas en la Argentina. La proliferación de laboratorios clandestinos en el conurbano provocó la explosión del paco, que daña el cerebro sólo en seis meses.
El Cartel de Medellín ya no existe. Tampoco el de Calli. Ya no son problemas Escobar Gaviria ni Rodríguez Orejuela. Pero los narcos colombianos se reagruparon y extendieron por otras regiones con una estructura más ágil y dificil de desbaratar: los clanes familiares. Lo mismo sucede en Bolivia y en el Norte de nuestro país. La unión de los nuevos jefes narcos colombianos con pequeños grupos de familias bolivianas y argentinas que trafican droga a Europa y , en menor medida, a Estados Unidos, es el gran problema que debe afrontar en estos días el gobierno de Néstor Kirchner (…)
Clarín
LA VICTIMA ERA UN HOMBRE PERUANO
Ezeiza: murió porque le estalló una cápsula de cocaína en el estómago
Un hombre peruano que aparentemente estaba por subirse a un vuelo para salir del país, murió en el Hospital de Ezeiza a causa del estallido de por lo menos una de las 37 cápsulas de cocaína que llevaba en su estómago.
El hecho ocurrió la semana pasada, cuando un ciudadano peruano se presentó en la guardia médica del Aeropuerto de Ezeiza con un cuadro de gran excitación psicomotriz y fue derivado al Hospital Teresa de Calcuta.
El caso fue dado a conocer por el sitio www.diariojuicial.com, que informó que el paciente fue tratado inicialmente en el área de salud mental —no les habría dicho a los médicos que había ingerido las cápsulas— hasta que finalmente debió ser internado en terapia intensiva.
Después de varios estudios clínicos, los médicos le practicaron una laparotomía exploradora y le extranjeron 37 cápsulas de cocaína compactada, que luego fueron entregadas a la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Aparentemente, la rotura de alguna de las cápsulas le produjo al hombre, identificado como José Castillo, un cuadro de infección generalizada que provocó su fallecimiento.
Castillo habría ingresado al país en enero, y se presume que estaba en el aeropuerto a punto de viajar cuando comenzó a sentirse mal. Su muerte es investigada por el fiscal en lo Penal Económico Emilio Guerberoff, quien probablemente le pedirá a la Policía de Seguridad Aeroportuaria que informe si Castillo había reservado un pasaje.
Por otra parte, se intenta establecer a través de los videos de seguridad los movimientos del hombre dentro de la terminal y si estuvo solo o acompañado.
La detección de «capsuleros» —cada uno puede llevar hasta 1,2 kilos de cocaína en el estómago— que intentan entrar o sacar droga del país creció significativamente en los últimos años. Sólo en los puestos fronterizos cercanos a la frontera con Bolivia, la Gendarmería Nacional detuvo el año pasado a 242 personas (muchas de ellas mujeres); en 2004, se habían detectado 101. El método es de alto riesgo por los accidentes como el que le costó la vida a Castillo.
Habitualmente, las cápsulas de cocaína se hacen comprimiendo la droga dentro de una vaina vacía de bala de escopeta hasta formar una suerte de tiza.
Luego la tiza de cocaína compactada se saca de la vaina y se la envuelve con un filme plástico como el que se usa para conservar alimentos. Después se cubre con una capa de papel carbónico, que sirve para disimular su forma si el «correo» es monitoreado con rayos x, y finalmente en látex. Para esto se utilizan profilácticos, bombitas de agua o dedos de guantes quirúrgicos.
