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ADOPCION EN LA ARGENTINA

Clarín
 
Hay parejas que esperan hasta cinco años para tener un hijo

El Registro Unico para adoptar, que prometía reducir los tiempos, funciona a medias. Y la angustia, a veces, empuja a elegir el peor camino, el de la adopción ilegal. Aquí, historias en las que la espera valió la pena.  
Silvina Heguy

sheguy@clarin.com


Los de Pilar Arias Iglesias fueron "embarazos largos". Salvo el primero, el de Martín, que duró menos de nueve meses, el resto promediaron los seis años. La idea no era esperar tanto, pero tener hijos —adoptados— le llevó ese tiempo.

Después del embarazo complicado y del parto antes de tiempo de Martín —y que nació con parálisis cerebral—, ella nunca más quedó embarazada. Entonces, hará unos doce años, con su esposo Sergio Policella (39) decidieron anotarse en un juzgado para adoptar. "Queríamos otro hijo, sentíamos que teníamos mucho amor para dar e imaginábamos que había por ahí, uno, dos, tres chicos que necesitaban de ese amor".

Pero nada fue sencillo. Ni bien se anotaron empezaron los "no". "Si tienen un hijo biológico les va a costar más", les advirtieron. "En Misiones, la secretaria del juzgado directamente nos aconsejó que mejor era salir a buscar una "mucamita embarazada" y que arregláramos con ella. Y que después volviéramos con el bebé al juzgado para hacer el trámite. Es lo que se llama adopción directa —explica— y que es cuando la madre decide a quién da en adopción a su hijo, pero no estábamos de acuerdo".

Recién hace seis años, Pilar recibió un llamado. Había pasado ese tiempo —mientras sus amigas embarazadas preparaban ajuares— armando carpetas para presentar en los juzgados. "Había dos hermanos. Jonathan tenía 7 y Soledad, 6". Lo mejor sucedió hace más de dos años cuando el teléfono volvió a sonar. Estaban los otros dos hermanos de los chicos —Daniel y Sandra— buscando una casa. No dudaron. Pilar ahora es una madre de 41 años con una familia "maravillosamente grande".

Durante la espera —cuenta Pilar que escribió el libro "De igual a igual, el camino de la adopción" que pronto publicará la editorial San Pablo— "nos pasaba de todo. Mucha ansiedad, angustia, bronca…. Se nos presentaron montones de elecciones de adopciones ilegales… Pero no aflojamos".

"La espera te desespera", dice Marta Anchordoqui (39) que pide usar el apellido de su madre porque no quiere ser identificada justamente porque está esperando. "Hace casi cuatros años que con mi marido estamos en lista, pero lo peor ¿sabés que es? Que sabemos que hay abogados en varias provincias que te agilizan todo por buenos honorarios. Pero nosotros no queremos: ¿cómo vamos a fundar la relación más importante de nuestras vidas en un intercambio de dinero? "

La espera larga tiene diferentes razones. Sin estadísticas oficiales sobre cuántos chicos hay en adopción, no es fácil apuntar a una sola causa. En algunas provincias permiten a las madres biológicas elegir a los padres adoptivos de sus hijos y esto favorece "negocios con intermediarios" y evita que esos chicos sean adoptados por las parejas anotadas en las listas de espera.

La desesperación no es un tema menor. Es una de las causas por las que las personas deciden encarar una adopción a través del pago de honorarios a abogados o parteras o directamente ilegales, al comprar un bebé y hasta suprimir la identidad de su hijo, como publicó Clarín.

"Insistimos en que esta ansiedad y temor a no poder concretar la adopción no se transforme en ilegalidad", explica Graciela Lipski, psicóloga de la Fundación Adoptare, un centro de consulta jurídico y psicológico de adopción. "No porque aparezca un obstáculo se puede tomar como propio lo que es ajeno y menos un niño", afirma. Y advierte que "el apuro por armar una familia puede tener un costo muy alto y para toda la vida. Se debe hacer con la legitimidad de la ley; que la mamá realmente no sea presionada con dinero para renunciar a su hijo. El acto ilegal tiene consecuencias complejas en el vínculo y en la identidad de las personas. Lo que se ahorra en la espera, se gana en sufrimiento".

"Adoptar chicos "grandes" —mayores de 3 años— es a veces difícil porque ellos ya vienen con su propia historia. De todos modos, nada es imposible", cuenta Pilar. Y afirma: "No es tan complicado como se cree, ni tan fácil como nos gustaría. Mis hijos venían buscando papás, tíos, abuelos, un cuarto, juguetes, la vereda de su casa… Y pudimos darle eso y todo el amor que teníamos. Nosotros buscábamos hijos, no sé si uno, dos o tres, rubios o morochos, bebés o más grandecitos. Queríamos hijos, para mimar, para hacerles cosquillas, para llevar a la plaza. Nos buscamos durante años y ¡nos encontramos! Y pensándolo bien, las dificultades en la crianza ¿no se ajustan a los chicos de todas las edades, adoptados o no? La espera vale la pena: en algún momento, los hijos llegan".

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

Más información ver en David Encina V. - PRENSA.
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