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El Archivo General de la Nación, entre el olvido y la desidia

La Nación Valiosos documentos en peligro: grave deterioro

Faltan insumos, recursos y personal
 
  • Hay más de un millón y medio de fotos históricas sin catalogar
  • El subdirector Bevilacqua advirtió que entre diciembre y marzo últimos el organismo funcionó con apenas $3000
 
 
 
 
 

«Mire, esto es como estar sentado sobre una montaña de oro. Y para cubrirla nos dieron un paraguas.»

La elocuente descripción del Archivo General de la Nación (AGN) por parte del subdirector a cargo de la dirección, Pedro Bevilacqua, da cuenta del grave riesgo en que se encuentra el mayor repositorio documental de la Argentina.

Mientras respira dificultosamente con la ayuda de un broncodilatador -justo en un organismo donde el polvo, el papel, los #ácaros y las pulgas suelen hacer estragos, además, en las vías respiratorias-, Bevilacqua se aferra a una esperanza frente al riesgo de depredación y deterioro que sufre el AGN, situado en Alem 246. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, de quien depende el organismo, dio luz verde a la licitación para digitalizar los fondos documentales hasta 1937, con una inversión de $ 20 millones.

Este es un primer paso, imprescindible para la posterior microfilmación, cuyo proceso evitaría en el futuro la manipulación de legajos y documentos históricos por parte de los investigadores. Y, además, desalentaría la depredación y el hurto, que ya ha llevado a más de un visitante a la comisaría con papeles valiosos ocultos entre sus ropas, los dos últimos años. Por haber sido el país parte de un virreinato que se extendió más allá de la actual geografía argentina, el AGN también alberga fondos documentales de la historia de Bolivia, Perú, Paraguay y Uruguay. Y hasta de Brasil, cuyos requerimientos de información histórica también satisface.

En la sede central del AGN hay, en muy precario estado de conservación, fondos documentales y bibliográficos que van desde la época del virreinato hasta la primera presidencia de Perón. En otros dos archivos anexos se clasifican en bultos sin inventariar, por ejemplo, todos los documentos de las empresas privatizadas durante el menemismo. Más de un millón y medio de fotografías históricas esperan turno para su catalogación y registro. Además, el Archivo tiene un millón de fotos, cuyas copias pueden solicitarse a un costo de dos pesos. Según el funcionario, unos 10 kilómetros lineales -la avenida Rivadavia empapelada de punta a punta- de documentación se encuentra sin clasificar y a la espera de su inventario y digitalización.

Lo primero que dice Bevilacqua -a raíz de la carta abierta que los empleados enviaron el sábado último a LA NACION, en la que exponían las condiciones deplorables de trabajo y la falta de escaleras para cumplir su labor- es que la dirección del organismo expuso antes que nadie «las necesidades que tenemos. Lo de las escaleras es verdad. Pero ya tenemos tres metálicas y nos faltan otras cuatro que llegarán en breve», subraya. Las de madera utilizadas hasta hoy tienen una antigüedad de cuatro décadas. Los empleados se niegan, desde la semana pasada, a usar esas viejas escaleras atadas, a la usanza telúrica, con cuerdas plásticas.

Burocracia y desidia

El pedido de este elemento, necesario para acceder a los legajos archivados en la parte superior de los anaqueles, fue hecho el año último. Lo mismo ocurrió con otros insumos que el Archivo usa para la restauración de documentos o, por ejemplo, para resolver la rotura de cañerías que obligó en 2005 a retirar de la consulta las colecciones del diario Crítica, de Noticias Gráficas y parte de la Biblioteca Celesia. El AGN no maneja presupuesto propio, según explicó el subdirector. «Nosotros hacemos el pedido de insumos y el ministerio se ocupa de licitarlos, comprarlos y enviarlos».

Bevilacqua admite que la burocracia es enorme y que cada pedido consume como mínimo seis u ocho meses. Los intentos de LA NACION de conocer los fondos de que dispone el AGN fueron vanos. Bevilacqua dijo desconocer la partida asignada en el presupuesto. Sólo suministró el dato de la caja chica: $ 3000, que tampoco se renuevan mensualmente. «Por ejemplo, entre diciembre de 2005 y marzo de este año estuvimos con esos $ 3000», dijo.

En el momento en que LA NACION recorría en compañía de Bevilacqua la sala del período colonial y la de consulta de legajos, un investigador le comentó a esta cronista: «Diga que los legajos se deshacen cuando uno los toca. Mire, mire estos papelitos». Al costado del preciado fondo documental que el hombre consultaba, se acumulaban pequeños trocitos de hojas amarillentas.

Tampoco resulta segura la forma de resguardo actual. La visita a la sala del período colonial permitió observar gruesos legajos de documentos valiosísimos sostenidos entre dos tapas de cartón y atados con «hilo chanchero», como dijo la historiadora Hilda Sabato en diálogo con LA NACION. «Esta desidia viene de lejos -dice Sabato-. Durante la gestión de Enrique Tandeter [fallecido] , cuando Nilda Garré era secretaria de Asuntos Políticos en el gobierno de Fernando de la Rúa, hubo un gesto importante de normalizar el Archivo. El cargo de director tiene que concursarse para asegurar una gestión eficiente y moderna. El actual modelo de gestión es antediluviano.» Agregó que al AGN le falta, además, «una política de archivos, que el país tampoco tiene respecto de su memoria histórica».

La historiadora señaló que la conservación de los fondos documentales coloniales es un asunto grave. Otro de los problemas del organismo es la falta de personal. El organismo tiene 50 empleados para el cumplimiento de lo que se supone es la misión del AGN: inventariar, catalogar, digitalizar, microfilmar, archivar, restaurar y conservar los fondos documentales.

Por David Encina

Periodista

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Trabajador. Asesoría en comunicación social, comercial y política para el desarrollo de campañas. Análisis de servicios al cliente y al público. Aportes para la gestión de redes sociales con planificación estratégica.

Contacto: mencin@palermo.edu / david.encina@facebook.com / encina_david@yahoo.com.ar/ m.david.encina@gmail.com

Más información ver en David Encina V. - PRENSA.
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