Lourdes Flores Nano tiene 46 años y por tercera vez pelea por la presidencia del Perú. Segunda en las encuestas, el último antecedente electoral no la favorece. En los comicios de 2001 aparecía en los sondeos en segundo lugar detrás del actual presidente Alejandro Toledo.
Pero en una arremetida final Alan García, del APRA, le birló la posibilidad de pasar al ballotage. Hoy está convencida de que eso no ocurrirá, pero en su campaña hay nerviosismo. Soltera, católica militante, abogada, la aspirante de Unidad Nacional encarna para el establishment la opción para frenar el avance de los candidatos a los que denominan "populistas" o nacionalistas.
Cuando lanzó su campaña era claramente la favorita, pero desde enero comenzó a caer. Fue superada por Ollanta Humala y la sombra de García vuelve a acecharla. Siempre sonriente, con una remera rosa y un pantalón que no la favorece, Lourdes Flores habla con Clarín luego de recibir en el centro de Lima a unas 1.500 madres de comedores populares y del "programa del vaso de leche", que le dieron su apoyo.
—¿Porqué la señalan como la candidata de los ricos?
—Esa es una etiqueta injusta que no responde a la realidad. Y mucho menos al compromiso social que yo he expresado a lo largo de mi carrera política y de esta campaña. Yo he dicho que voy a trabajar para combatir la pobreza.
-¿Los pobres le creen?
—Yo creo que sí, y los peruanos han comprendido cuál es mi compromiso con ellos. Eso se verá reflejado en las urnas.
-¿Se define de derecha?
—Yo no creo en esas definiciones tajantes. Soy socialcristiana, comprometida con la causa de los que más necesitan y compenetrada con una profunda y enorme transformación social.
—Aquí hay profundas desigualdades sociales ¿Cómo se sale de esa situación?
—Con nuestra propuesta, que es seria, realista y responsable. Hay que generar puestos de trabajo y mejorar las posibilidades de quienes hoy generan 80% del trabajo, que no son las grandes empresas, sino las pequeñas y medianas. En segundo lugar, desarrollando una política social incluyente, para que el Estado tenga presencia efectiva en la salud, la educación y para erradicar la desnutrición. Hay que crear un Estado que esté cerca de la gente.
—Eso dicen todos los candidatos, pero ¿cómo se hace?
-Hemos escuchado mucho tiempo que la economía debe gotear hacia abajo para que el crecimiento llegue a los más desprotegidos. Pero aquí hemos crecido más de 20 puntos en los últimos 5 años y seguimos teniendo millones de pobres. Yo prometo un crecimiento de 7% anual, pero agregando un dato a la teoría del derrame: vamos a hacer crecer la economía de abajo hacia arriba, apuntando a los microemprendimientos, que son los que generan trabajo inmediato y directo.
—En la región hay gobiernos "progresistas" de un perfil ideológico distinto al suyo ¿Cómo será su relación?
—Le repito, yo no creo en esas definiciones y en definitiva no me importan las ideologías. Mi única ideología es la de trabajar por el país. Además, la tradición socialcristiana tiene muchos puntos de contacto con aquellos a los que se denomina progresistas.
—Entonces…
-Lo que quiero decir es que si se me da la oportunidad de ser presidente, voy a demostrar cómo con una economía sería, pero produciendo los cambios que he señalado, se puede generar riqueza para los que menos tienen. Y cómo manteniendo una buena administración del Estado se hace un cambio social fundamental. Quiero demostrarle al Perú, y me gustaría que sea un ejemplo para América Latina, que debemos en nuestro continente acortar estas brechas con una política económica seria y previsible y con una política social inclusiva.
—No me diga que para estar a tono con la región se va a volver "pregresista"…
—(Se ríe) Soy socialcristiana y mis ideas y los principios que defiendo no han sido nunca diferentes de los que por fortuna en esta campaña he podido expresar. Si por ello luego me llaman "progresista", bueno, no me voy a preocupar por eso.
-¿Estará en el ballotage?
—Estoy segura que sí, estaremos en la segunda vuelta con Ollanta Humala, porque derrotaremos a Alan García. Y en el segundo turno, no dude de que ganaremos, y seré la primera mujer en ser presidenta del Perú.
—¿Qué es lo que más le preocupa de Ollanta Humala?
—El problema es que para Perú representa una propuesta incierta, temeraria, porque no tiene un norte claro y las pocas ideas que ha expresado son aquellas que han fracasado en el pasado. Lo mismo con Alan García, a quien todos ya conocen por su desastroso gobierno entre 1985 y 1990. En ellos no se puede confiar y en mí está claro que sí. ¿Cuál es el cambio que representa Humala? Ninguno. Yo represento el verdadero cambio en este país, porque como le dije, Humala es aquello que ya ha fracasado y García el fracaso rotundo.