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Los Pueblos Indígenas recuerdan que las consecuencias del colonialismo persisten.

Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas – ODHPI

El Informe 2013 del ODHPI puntualiza en la situación de los pueblos indígenas de la Patagonia. Avanzada territorial (petrolera, minera y de estancieros), criminalización de la lucha de las comunidades y la responsabilidad del Poder Judicial y político. Advierten que el proyecto de nuevo Código Civil provocará más desalojos de comunidades originarias.

(9/4/13) – La lucha mapuche en Río Negro, la resistencia indígena ante la avanzada minera en Chubut, la judicialización de 347 miembros y autoridades indígenas en Neuquén y la violación de derechos que implica la reforma del Código Civil. Son sólo algunos de los ejes del Informe 2013 del Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas (ODHPI). “En la Patagonia se sigue identificando al despojo territorial como el principal obstáculo para la subsistencia y desarrollo de los pueblos indígenas como pueblos autónomos”, afirma el ODHPI.

“Informe de Situación de los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas en la Patagonia”, es el nombre del nuevo trabajo del ODHPI, de 97 páginas, y que cuenta con la colaboración de reconocidos defensores de pueblos originarios de la Patagonia. El informe está dividido en dos grandes apartados. El primero, puntualiza la situación de cada provincia (Neuquén, Río Negro y Chubut) y, el segundo, expone casos concretos de violación de derechos colectivos.

En el inicio dedica un apartado a la actual reforma del Código Civil y las consecuencias que tendrá sobre las comunidades. “Este proyecto (enviado por el Ejecutivo Nacional) será promotor de desalojos indígenas y promotor de condenas penales por usurpación”, asegura el Observatorio, y recuerda que se violó el derecho a consulta de los pueblos indígenas (establecido en normas supralegales) e incluso contradice a la Constitución Nacional al no reconocer que la posesión tradicional indígena implica propiedad.

El informe puntualiza una decena de carencias, que vulneran derechos indígenas, del proyecto que es tratado en el Congreso Nacional. “Nadie en su sano juicio podría decir, sin pagar costos políticos, que las organizaciones y los pueblos indígenas apoyan el texto impulsado y sostenido por el gobierno nacional, tal cual como se quiere aprobar en el Congreso”, advirtió el informe 2013.

Respecto a la situación en Neuquén, puntualiza que es “particularmente grave” la situación por la avanzada de la frontera hidrocarburífera, especialmente de los llamados “no convencionales” (con el método de fracking o hidrofractura) con la explotación de la formación geológica “Vaca Muerta”. Explica que el gobierno nacional y el provincial han ya reconocido que se privilegiará la actividad extractiva por sobre las comunidades. “Ninguno ha tomado en cuenta ni la consulta ni la participación de las comunidades mapuce afectadas. Esto es una constante y muchas de las veces se constituye a su vez, en origen de otras múltiples violaciones a derechos humanos de los pueblos indígenas”.

Recuerda que recién en 2012 se firmó el convenio para la ejecución de la Ley 26160 (aprobada en 2006, que debiera frenar las órdenes judiciales de desalojos e insta a un relevamiento territorial). Puntualiza que la aplicación en Neuquén sigue demorada. Y todo un apartado se dedica a la criminalización. Desde 2005 hasta 2012, al menos 347 miembros del Pueblo Mapuce han enfrentado procesos judiciales.

“Los datos mencionados muestran que el objetivo del Estado en la utilización del sistema penal contra los mapuce tiende a perseguir las acciones que demuestran ejercicio de derechos (…). El Estado protege con esta política represiva y criminalizadora la propiedad privada terrateniente, las empresas extractivas y la especulación inmobiliaria y turística, a costa del respeto de los derechos humanos, individuales y colectivos de los indígenas. Hay una tarea minuciosa y metódica para poner toda su estructura institucional, política y represiva para, en definitiva, transgredir las leyes que el mismo Estado ha sancionado”, resume el informe.

De Río Negro destaca avances legislativos pero denuncia que la violación de los derechos de las comunidades mapuce son “recurrentes” y aclara que no funcionan los canales que debieran encausar los reclamos. En cuanto a la aplicación de la Ley 26160, se relevaron 64 de las 124 comunidades indígenas y, en la actualidad, se encuentra suspendido el trabajo del Equipo Técnico Operativo). Y recuerda el informe, de 2012, de la Auditoría General de la Nación, en el que se denuncian irregularidades y desmanejos presupuestarios.

En la situación de Chubut sobresale la “avanzada de la megaminería”, sobre todo en la meseta de la provincia (zona del Pueblo Mapuche-Tehuelche), de la mano de la empresa Pan American Silver en el proyecto llamado “Navidad” (de plata y plomo). El ODHPI recuerda que en Chubut está vigente la Ley 5001 (que prohíbe la actividad), pero igual el gobierno provincial habilitó la exploración en cercanías de Gan Gan y Gastre. Y recuerda que fue (y es) vulnerado el Convenio 169 de la OIT (convenio internacional que en Argentina tiene rango supralegal).

El Apartado II del informe puntualiza los conflictos por violaciones a los derechos colectivos. Detalla los casos de la comunidad Quintriqueo (sur de Neuquén), el Lof Prafil-Calfupán (Río Negro) y la comunidad Jacinto Antileo (Chubut). También aborda la equidad de género desde el punto de vista Mapuce,

Conclusión

“Se siguen perpetrando acciones estatales y privadas más propias de un contexto de colonización que de democracia (…) Los antiguos atropellos se han convertido hoy en violaciones a los derechos humanos”, afirma el ODHPI y apunta como causante, en parte, al “modelo económico impulsado y profundizado, tanto a nivel nacional como en los gobiernos provinciales, que pone el centro en la explotación de los recursos naturales para su exportación o para garantizar las ganancias exorbitantes de las empresas extractivas”.

Remarca las consecuencias en la Patagonia de la actividad petrolera y minera, afirma que “los Pueblos Indígenas recuerdan que las consecuencias del colonialismo persisten a pesar de la descolonización” y subraya como “lo más grave” es que las violaciones a los derechos humanos de los pueblos indígenas se producen con “el impulso del Gobierno, la inhibición de la legislatura y el respaldo de la Justicia”.

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Exitoso Encuentro de la Juventud Socialista del MST – Mov. Socialista de los Trabajadores.

Por Mariano Rosa para Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

Durante semanas la preparación del encuentro fue la actividad alrededor de la cual centró su esfuerzo la Juventud Socialista – JS en todo el país. Y tenemos que arrancar diciendo que logramos cumplir con el conjunto de objetivos que nos trazamos. Esto fue así, por varias razones:

• Porque logramos superar la participación del 1° Encuentro en una proporción muy importante.

• Porque constatamos desarrollo en más facultades, profesorados y colegios secundarios.

• Porque el desarrollo del evento sirvió para decidir a nuevos compañeros a sumarse a la construcción de esta fuerza nacional.

Si a estos objetivos generales incorporamos el compromiso impecable de todos y todas para garantizar el funcionamiento sin problemas del encuentro, podemos cerrar este primer tramo del balance diciendo enfáticamente: tarea cumplida.

Los debates fundamentales.

El encuentro recorrió ejes temáticos apasionantes: la nueva situación mundial, su dinámica y las tareas políticas para los revolucionarios ocupó una parte central de la reflexión colectiva. En esto fue trascendente la intervención de delegaciones internacionales de nuestras corrientes hermanas MES-PSOL de Brasil y Marea Socialista de Venezuela. Al debate general le sumábamos así, un internacionalismo práctico y concreto que fortaleció la actividad de forma notoria. Después llegó el debate del marco nacional con un recorrido por la génesis del kirchnerismo, la crisis del 2001 y cómo construir alternativa política desde la izquierda con vocación transformadora y perspectiva de poder. La mecánica de intercambio de opiniones, con preguntas e inquietudes mostró a fondo la pasión por la lucha de ideas, el afán por clarificar posiciones y armarse en respuestas de salida a interrogantes que se formula el activismo:¿está blindada Argentina? ¿logró el kirchnerismo sepultar el 2001? ¿qué conclusiones pudimos sacar el Argentinazo? ¿cómo llegar a la próxima coyuntura de convulsión social y política con una fuerza de incidencia en franjas de la población? Hubo reflexión y conclusiones colectivas. Por eso, las conferencias colaboraron decididamente en dotar de recursos políticos al conjunto de los participantes.

Talleres y panelistas de lujo.

Otro carril muy positivo del Encuentro fueron los talleres temáticos opcionales: megaminería e YPF; género y diversidad sexual; movimiento obrero; movimiento estudiantil; las experiencias internacionales de la juventud; un taller sobre mercantilización del deporte y una instancia donde se abordó el arte y su rol revolucionario. Todos los talleres tuvieron una participación muy grande y colaboraron en la profundización temática con especialistas: el Dr. Enrique Viale, abogado ambientalista y Carlos Guanciarrosa -ex ypefiano- para discutir recursos naturales y paradigma energético; las delegaciones internacionales sumando al seguimiento de la situación latinoamericana con informes de sus países y el taller de arte con Alberto Sava, coordinador del Frente de Artistas del Borda, y Tony Célico, director e investigador teatral. La presencia de especialistas en temáticas particulares se demostró un enriquecimiento clarísimo para el encuentro. Este fue otro punto alto de la gran asamblea socialista que construimos.

 

La intervención cultural independiente y militante también dijo presente.

Es para hacer un destaque especial el realce del evento logrado tanto por la obra de teatro que montamos durante la primera jornada -“Apagones”- que terminó con mucha fuerza y potenció el evento; como las bandas que abrieron la fiesta de cierre el último día: El Método, Edipo Rock y Jamaicaderos, todas bandas con compromiso social y militante que coronaron un festejo intenso la última noche. Con este remate y agregando que todo el dispositivo de organización con militancia barrial y obrera fue óptimo, cerramos un encuentro que fortalece al conjunto de la juventud socialista y la estimula para desarrollar más a fondo todavía la tarea central de pegar un nuevo salto de crecimiento en los próximos meses.

Salir con fuerza a seguir construyendo la JS en todo el país.

El evento sirvió en todos los aspectos que señalamos. Ahora, tenemos que aprovechar ese impulso para salir con energía a intervenir en la realidad concreta alrededor de los ejes de orientación nacional que definimos como así también de los procesos particulares en cada lugar:

• Impulsar a fondo la campaña “Chau Roca” en todo el país con los instrumentos que discutimos en la conferencia específica

• Impulsar actividades de denuncia del gobierno K por la instalación de la base yanqui en territorio del Chaco -que tuvimos la oportunidad de conocer de primera mano por un informe que dio al Encuentro Vilma después de participar de una movilización en esa provincia- aunque mientras escribimos este artículo parece ser que el gobierno retrocedió en esta barbaridad

• No abandonar las iniciativas particulares en cada regional ligadas a megaminería, DDHH, género o procesos de lucha específicos

Y siempre, tal como obsesivamente lo discutimos, jugarnos a desplegar a fondo nuestras posiciones políticas explicando incansable y pacientemente por qué construir con el MST una poderosa organización revolucionaria en Argentina.

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Pronunciamiento de Plataforma 2012 en contra de la Megaminería.

Plataforma 2012 surge de la necesidad de construir una voz colectiva que pueda debatir  abierta y públicamente los grandes problemas nacionales para contribuir al accionar social transformador, por fuera de los reduccionismos y del encapsulamiento del debate   que promueve polarizaciones descalificadoras.
Plataforma 2012 es un colectivo de intelectuales y trabajadores de la cultura comprometidos en la lucha por un país verdaderamente independiente, una sociedad justa e igualitaria con plena vigencia de la libertad y los derechos  humanos.
Plataforma 2012 se propone como un espacio plural, democrático e independiente de los diferentes grupos de poder, sea éste político, económico o mediático.
Desde su primer pronunciamiento, a comienzos de este año, Plataforma 2012 planteó la necesidad de recuperar el pensamiento crítico más allá del discurso del oficial. La enorme repercusión que produjo aquel primer documento y la  cantidad de adhesiones que nos siguen llegando desde distintos puntos del país, confirman la existencia de aquella necesidad y comprometen a Plataforma a consolidar un espacio que pueda hacer audibles las múltiples voces que desde el campo popular piensan críticamente la realidad.
El relato oficial pretende enmascarar una realidad que eclosiona en diferentes  manifestaciones en el cuerpo social.Plataforma 2012 considera que el desmontaje de ese relato – que por vía de la sacralización épica, la negación, la tergiversación, la desmentida,  los silencios y ocultamientos tiende a imponer una visión monolítica y unívoca de la realidad – puede ser una herramienta que contribuya a resituar el debate de los grandes problemas nacionales. Desde esta perspectiva, los síntomas de malestar social, lejos de ser leídos como producto de algunas anomalías en el interior de un proceso transformador, pueden ser comprendidos como efectos de una  política global de gobierno.
Tres son los ejes en los que Plataforma 2012 se ha centrado desde su primer  pronunciamiento: desigualdad, en un registro abarcador, que no se mide solamente en términos económicos, sino de desigualdad social, educativa, sanitaria, ambiental, de género, así como las implicancias que esto tiene en términos de desigualdades políticas y deterioro institucional; vínculos del gobierno con las grandes corporaciones económicas; y violación  de los derechos humanos hoy.
En este sentido, la problemática de la minería transnacional – que a través de las demandas de la pueblada de Famatina hizo visibles las luchas presentes en todo el país -, ha demostrado su urgencia y dramatismo. Este tipo de minería ilustra de manera cabal los tres puntos enunciados y cómo esta tríada se  inscribe en una política nacional: mayores desigualdades económicas, territoriales, sanitarias, ambientales y sociales; alianza estratégica entre el gobierno nacional y grandes  corporaciones mineras transnacionales; y violación de los derechos humanos a través de la criminalización de la protesta social. Del mismo modo, el problema de la megaminería ha  desenmascarado el relato mistificador del gobierno, que procura deslindar su  responsabilidad en la aplicación de la política megaminera y sus consecuencias, atribuyéndola a decisiones de competencia exclusiva de los gobiernos provinciales, como si la  aplicación de esas políticas no respondiera a una política nacional impulsada  por el  Ejecutivo y como si esos gobiernos no formaran parte de la estructura de alianzas oficialista.
Durante los años `90, bajo el gobierno neoliberal de Carlos Menem, se introdujeron grandes modificaciones en la sociedad y la economía argentinas. Con apoyo del FMI y otros organismos internacionales, se privatizaron los recursos naturales, entre ellos los minerales, y se sentaron las bases de un nuevo marco normativo y jurídico en relación a éstos, que se extiende hasta nuestros días. La aplicación de estas políticas neoliberales acentuaron aun más las asimetrías, condenando a los países dependientes y periféricos a la extracción y provisión de bienes primarios en favor de los países más poderosos del planeta, consumidores de las mismas. En la actualidad, los resultados de la aceptación de este patrón de acumulación son conocidos: tendencia a la reprimarización del aparato productivo interno -hecho confirmado por diferentes informes económicos-; extranjerización de la industria,  de recursos naturales (minerales, petróleo, gas, tierras y agua); concentración económica -en algunas empresas multinacionales, que controlan el mercado global-; especialización productiva -exportación de algunos productos, sin valor agregado-; desigual distribución de los conflictos ecológicos y territoriales, que perjudica a los países periféricos, y, dentro de ellos, a aquellos sectores sociales de mayor vulnerabilidad; en fin, consolidación de verdaderos enclaves neocoloniales, que van configurando espacios productivos estructuralmente dependientes del mercado internacional en términos económicos, comerciales, financieros y tecnológicos.
 En esta línea, lejos de ser “motor de desarrollo”, como argumentan sus defensores, la megaminería trasnacionalrefuerza la dependencia hacia los centros capitalistas de poder global, y profundiza las formas de desigualdad ya existentesa escala local, provincial y nacional: expoliación económica, devastación institucional, destrucción de territorios y depredación de bienes naturales, fragmentación y control social, cooptación científico-tecnológica, ya son hechos incontestables de nuestra realidad del siglo XXI, que no hacen más que remitir y actualizar  la triste historia colonial del continente.
 
El caso de Bajo la Alumbrera, en la provincia de Catamarca, uno de los yacimientos de cobre más grandes de Sudaméricaes emblemático. Tras 15 años de explotación, el paisaje catamarqueño da cuenta de empobrecimiento; asistencialización generalizada de la población; falta de empleo, de agua, de electricidad; naturalización de la devastación ambiental; institucionalización del clientelismo y la corrupción; degradación de la cultura democrática; profundización de las desigualdades sociales y ambientales.
Recordemos que este tipo de minería se propone extraer los minerales diseminados en la roca portadora, a través  del sistema de explotación minera a cielo abierto (open pit), que utiliza técnicas de procesamiento por lixiviación o flotación, esto es, sustancias químicas altamente contaminantes, que producen impactos negativos en la salud de las poblaciones y cuantiosos daños ambientales, los cuales han sido probados en diferentes países y regiones. Se trata de minería a gran escala, es decir, de mega-emprendimientos, una actividad que consume enormes cantidades de agua y energía y compite por tierra y recursos hídricos con otras actividades económicas (agricultura, ganadería, turismo). Dada su envergadura, estos emprendimientos tienden a desestructurar y reorientar la vida de las poblaciones, desplazando economías regionales preexistentes y “liberando” territorios que, de ahí en más, quedan presos de la lógica económica de las grandes compañías trasnacionales. En ese marco se producen hondas transformaciones de la ciudadanía; asistimos cada vez más a la territorialización de los conflictos y a la violación de derechos ambientales y colectivos, que se hallan amparados por la normativa nacional e internacional, y que incluyen también los derechos de los pueblos originarios (Convención 169 de la OIT). Dichas violaciones repercuten asimismo sobre los llamados derechos de primera generación, como son el de la libre expresión y el derecho de petición, impedidos u obstaculizados de modo recurrente en determinados escenarios provinciales (Catamarca, San Juan, La Rioja, entre otros).
Son las pequeñas y medianas  poblaciones de nuestras provincias, sobre todo en las zonas pre-cordilleranas y cordilleranas, pero también en otras regiones áridas del país, las que hoy sufren la embestida de este modelo neocolonial.  Desde las movilizaciones de Esquel, donde se llevó a cabo el único plebiscito en el país por este tema (2003), pasando por la represión y la pueblada de Andalgalá (2010), hasta la actual gran pueblada de Famatina, las poblaciones vienen rebelándose contra la expansión de este tipo de minería, con claros reclamos que subrayan el derecho a un ambiente sano, el derecho a elegir un modo de desarrollo congruente con el respeto de la vida presente y futura, de las personas y de los ecosistemas; en fin, el derecho a participar de las decisiones colectivas en el marco de una sociedad que se quiere democrática.
Esquel y Gan Gan, Andalgalá, Belén, Santa María y Tinogasta, Chilecito y Famatina, Calingasta y Jachal, Ingeniero Jacobacci y Bariloche, Gregores, Campana Mahuida-Loncopué y Rincón de los Sauces, General Alvear, San Carlos y Uspallata, Capilla del Monte, Casa Grande y Yacanto de Calamuchita, La Carolina y Merlo, Abra Pampa, Cangrejillos y Tilcara, Cafayate, Metán y Tolar Grande,  Jasimampa y Sumampa, Amaicha del Valle y El Paso, valles enteros de diferentes provincias, entre tantos otros nombres, son algo más que puntos supuestamente remotos de nuestra amplia geografía nacional. Son  poblaciones  que, detrás de la bandera “El agua vale más que el oro”, han ido construyendo de modo perseverante y en situación de gran asimetría de fuerzas, una red de resistencias local y regional, que, en varios casos, ha tenido como producto la sanción de leyes provinciales que prohíben este tipo de minería con algunas sustancias químicas (Chubut, Río Negro, Mendoza, La Pampa, Córdoba, San Luis, Tucumán, La Rioja y Tierra del Fuego). Son estas poblaciones las que también estuvieron detrás de la defensa activa de la Ley Nacional de Protección de los Glaciares, que fuera vetada por la actual presidenta en 2008, resancionada en septiembre de 2010, luego de un arduo trabajo transversal de organizaciones sociales y ambientales, diferentes profesionales y representantes del Congreso Nacional, con la oposición activa de gran parte del oficialismo. Son estas poblaciones las que resisten de pie frente a la derogación de las leyes que prohibían este tipo de minería, como sucedió desde 2008 en La Rioja, y recientemente, en diciembre de 2012, en Río Negro.
Por ello creemos que resulta injusto y agraviante imputar “irracionalidad” o “falta de información” a la fuerte oposición que este tipo de minería ha generado en vastas poblaciones de nuestras provincias. La megaminería no es cuestionada por desconocimiento, ni por falta de cultura productiva, sino precisamente porque ésta constituye una síntesis acabada del maldesarrollo. Se trata además de un modelo que pone en jaque a la democracia, pues avanza sin consenso de las poblaciones, generando todo tipo de conflictos sociales, divisiones en la sociedad y una nueva espiral de criminalización de las resistencias. A la causa penal abierta contra los vecinos de Andalgalá y Famatina, se sumaron, primero, la detención de 18 vecinos en el pueblo de Santa María en Catamarca, a quienes se los acusa de entorpecer el tránsito terrestre (art. 194 CP) y de ser parte de una agrupación que tiene por objeto imponer sus ideas o combatir las ajenas por la fuerza o el temor (art. 213 bis); segundo, la represión desatada por la policía provincial contra los vecinos de Belén, que dejó como saldo decenas de detenidos (entre ellos, un niño menor de 13 años); tercero, la brutal represión y desalojo en Tinogasta y asimismo en Amaicha del Valle. Frente a estos hechos no podemos olvidar que ante la resistencia del pueblo de Gualeguaychú en defensa de sus derechos fue la propia Cristina Fernández de Kirchner quien firmó el decreto (828/2010) a través del cual instruyó al Procurador General del Tesoro a denunciar a 10 vecinos de Gualeguaychú acusándolos de los delitos de sedición, atentado contra el orden democrático, más otros 12 delitos que contemplan prisión efectiva.
Resulta claro que la criminalización de la protesta es una política represiva nacional que está siendo profundizada. En este y no en otro marco, el Congreso Nacional aprobó la la nueva Ley Antiterrorista, enviada por el ejecutivo, que modifica la ya sancionada bajo el mandato de Néstor Kirchner en el año 2007.
Tampoco creemos que pueda responsabilizarse exclusivamente a las provincias, las cuales detentan el “dominio originario” de nuestros recursos naturales, luego de la reforma de la constitución de 1994. El marco económico y jurídico que beneficia a la megaminería se sustenta en una batería de leyes nacionales, sancionadas en los años `90, que aseguran una rentabilidad extraordinaria a las empresas, al compás del aumento de los precios internacionales de los minerales. Está legislación se mantiene en la actualidad y es custodiada por los legisladores nacionales oficialistas, junto a los sectores conservadores de ambas Cámaras, quienes no permiten siquiera la discusión de los proyectos que pretenden modificarla. Por su parte, a través del Tratado Binacional sobre Integración y Complementación Minera firmado con Chile -1996- que sancionó una legislación de “facilitación fronteriza”, se consumó la entrega de una parte de la cordillera a las transnacionales mineras, entre ellas a la empresa canadiense Barrick Gold que hoy opera en San Juan, a través de los emprendimientos mineros Veladero y Pascua-Lama. Esta empresa judicializó la ley nacional de protección de los glaciares, y logró, mediante una medida cautelar que dicha norma no se aplique en esa provincia. El tema está hace meses “a estudio” de la Corte Suprema de Justicia de la Nación dejando así a los glaciares a merced del negocio minero en San Juan. En el resto del país, la pasividad del gobierno nacional -como autoridad de aplicación- en implementar efectivamente dicha norma, resulta inaceptable.
Así, lejos de ser una “rémora” del viejo orden neoliberal, este ordenamiento jurídico-económico encuentra un apoyo incondicional en las políticas del gobierno nacional, desde 2003 hasta la fecha. En 2004, Néstor Kirchner avaló el Plan Minero Nacional, declarando la actividad de interés estratégico y sumando nuevos beneficios y exenciones a la misma. En el mismo año se firmó con Chile el “Protocolo Adicional Específico” al Tratado para el proyecto minero binacional Pascua Lama, donde –entre otras cosas- ambos países se obligaron a permitir a “los inversionistas de una y otra, el uso de toda clase de recursos naturales necesarios para el desarrollo minero, comprendiéndose en este concepto los recursos hídricos existentes en sus respectivos territorios”. La actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, no sólo ha buscado alentar la inversión minera  -como en su discurso en El Qatar, en 2011-, sino que también ha dado muestras claras del apoyo del aparato del Estado a la megaminería. Uno de los ejemplos más emblemáticos, además del veto a la ley nacional de protección de glaciares, ha sido  su participación en diferentes reuniones con Peter Munk, el CEO de la empresa Barrick Gold, tanto en Toronto como en Buenos Aires, a fin de facilitar un acuerdo tributario con dicha empresa, a cargo del proyecto binacional de Pascua-Lama. La fotografía que muestra a la presidenta en Canadá, junto a P.Munk, custodiada por tres banderas –la de Canadá, la de Argentina y la de la Barrick Gold- es todo un símbolo de la alianza estratégica entre gobierno nacional y megaminería, y sin duda quedará grabada en la memoria de los argentinos.
Las alusiones en el discurso presidencial a los sectores “ambientalistas”, supuestamente despreocupados por la suerte de nuestras islas Malvinas y la reciente exhortación a la “responsabilidad y seriedad sobre los planteos que se realizan”, no hacen más que poner en evidencia el manifiesto desprecio hacia las poblaciones movilizadas y el empeño por desplazar el eje de la discusión, ante el impacto nacionalizador que ha tenido la pueblada de Famatina respecto de la cuestión minera y el creciente apoyo de la sociedad hacia estas protestas. También evidencian  un desprecio por la conservación del patrimonio y el futuro del país. Mientras en Catamarca se teme por la aplicación de la nueva ley antiterrorista sobre 18 asambleístas; mientras continúan las protestas y movilizaciones en diferentes ciudades de Río Negro; mientras el gobernador riojano se apresta a verter ingentes recursos económicos para torcer la voluntad de la población de su provincia;  el gobierno nacional continúa acompañando con hechos la expansión de la megaminería. Desde el nombramiento del empresario minero Jorge Mayoral bajo el gobierno de Duhalde, quien continúa al frente de la Secretaría de Minería de la Nación, hasta el reciente nombramiento de un ex familiar de la presidente – Armando “Bombón” Mercado- como director del YMAD (Yacimientos Mineros Aguas de Dionisio), nada parece haber horadado la continuidad en las orientaciones gubernamentales en este tema.
Así, no se trata solamente de una discusión exclusivamente económica o ambiental, sino también de una discusión política. La megaminería es uno de los eslabones más contundentes –aunque no el único- que ilustra la continuidad y profundización por parte de este gobierno respecto de las políticas de explotación neocolonial y expropiación de los bienes naturales aplicadas en los ´90. El “relato” oficial, que procura presentarlas como parte de un modelo de crecimiento y generación de empleo, es una pieza clave para la construcción de un consenso social favorable que garantice su aplicación. La retórica épica sobre las bondades de la política megaminera se complementa con el ocultamiento y negación de sus efectos devastadores. Y cuando las poblaciones involucradas, lejos de contribuir al “consenso megaminero” buscado por el gobierno, desenmascaran la falacia cuestionando legítima y abiertamente la megaminería a cielo abierto, movilizándose para rechazarla y concitando – como en el caso de Famatina – solidaridades en todo el país, el gobierno echa mano a un nuevo recurso discursivo: la “desmentida”. Según este recurso, que pretende borrar de la memoria colectiva la imagen y el valor simbólico de aquel encuentro presidencial en Toronto con el CEO de la Barrick Gold, la megaminería a cielo  abierto no formaría parte del proyecto político del gobierno nacional sino que correspondería a decisiones y acuerdos estrictamente provinciales – en  este  caso del gobernador  Beder Herrera.
Todo esto pone en evidencia un deterioro de las instituciones. Por ello, vemos con mucha preocupación que el mismo gobierno que ha destruido el sistema nacional de estadísticas (lo que dificulta toda reflexión colectiva sobre pobreza, desigualdad, desempleo o inflación, y afecta seriamente las negociaciones salariales), que extorsiona a los jueces que lo desafían, que se ha ocupado de desoír o desarmar  la estructura de controles institucionales sobre el poder, que ha reforzado el proceso de concentración del poder en el ejecutivo, hoy amenaza solapadamente con una reforma constitucional promovida por las peores razones de corto plazo.
Con la convicción de que los pueblos tienen el derecho de elegir el modelo de desarrollo que más convenga y beneficie a sus poblaciones, en función de un ideal de igualdad y de equilibrio con la naturaleza y en solidaridad con las movilizaciones vecinales de tantas pequeñas y medianas localidades de nuestro país, que se han levantado activamente contra este modelo neocolonial, en defensa de nuestras cuencas hídricas y de nuestros territorios, Plataforma  2012 plantea la  necesidad  de debatir e  impulsar  las siguientes  propuestas:
1.      Reforma integral del Código de Minería y derogación de la Ley de Inversiones Mineras (24.196) y sus modificatorias,  que promueven y habilitan la destrucción de los bienes comunes y el despojo colonial de nuestras riquezas.
2.      Aplicación efectiva  de la Ley Nacional de Protección de los Glaciares en todo el país.
3.      Recomposición ambiental de las zonas afectadas por los megaemprendimientos mineros que actualmente existen en el país.
4.      Cierre de todas las causas abiertas a los ciudadanos criminalizados por manifestarse contra la megaminería
5.      Urgente derogación de la nueva ley antiterrorista.
6.      Urgente sanción de las leyes provinciales derogadas en La Rioja y en Río Negro,  que prohibían este tipo de megaemprendimientos mineros.
7.      Activación y ampliación de mecanismos participativos y de democracia directa que apunten a la democratización de las decisiones.
8.      Propuesta de Declaración de una moratoria a nuevas concesiones a la exploración y explotación minera metalífera.
9.      Propuesta y debate de una Ley Nacional de Prohibición de la megaminería metalífera con uso de sustancias tóxicas y la uranífera en todo el país.
10.  Propuesta de realización de un gran debate nacional que reflexione y genere políticas públicas que apunten a una salida del extractivismo neocolonial, en pos de  un equilibrado e igualitario desarrollo de los pueblos, respetando su cultura y sus formas de vida; en pos de la gestión pública y participativa de nuestros bienes comunes.
Firmas:
Alabarces Pablo, Antonelli Mirta, Bidonde Héctor, Burucúa José Emilio, Correas Nora, Dowek Diana, Edelman Lucila, Galán Mónica, Galvano Mario, Gargarella Roberto, Genta Adriana, Kordon Diana, Lagos Darío, Lagos Mariana, Lanzillotto Alba, Levinas Gabriel, Lindenboim Javier, Lo Vuolo Rubén, Massuh Gabriela, Nené  Bettanin, Onaindia José Miguel, Ramos Hugo, Sáez Luis, Scandizzo Mónica, Svampa Maristella, Tauber Sanz Nicolas, Tcherkaski Osvaldo, Viale Enrique, Zangaro Patricia
Adhesiones a este pronunciamiento:
Enviar mail a:  plataforma.2012@yahoo.com.ar  – Escribiendo en el asunto: «adhiero a pronunciamiento megaminería»

Declaración Universitaria Nacional de apoyo a la lucha contra la megaminería de Famatina, La Rioja.

 Los abajo firmantes, miembros, referentes y representantes de la comunidad universitaria nacional
y la educación superior argentina, hacemos llegar al pueblo de Famatina y compartimos con la
sociedad toda, algunas consideraciones.. más